miércoles, 18 de febrero de 2015

Beata María Romero Meneses

María Romero Meneses nació en Granada Nicaragua el 13 de enero de 1902 en una familia muy acomodada. Su padre, ministro en el gobierno de la república, era muy generoso con los desposeídos. María aprendió desde pequeña lo que significaba ser caritativa aún en medio de las dificultades. Para ella su familia soñaba grandes cosas: estudió música, piano y violín.

Cuando tenía 12 años ingresó al colegio de las Hijas de María Auxiliadora, donde se mostró siempre alegre y servicial. Parecería que el carisma de Don Bosco había sido hecho para ella. En el noviciado enseñó música y trabajó en el Oratorio Festivo donde conoció por primera vez la pobreza de las niñas.

Después pronunciar sus votos perpetuos, ella fue enviada a San José de Costa Rica, que llegó a ser su segunda patria. Le pidieron  que enseñara en el colegio para niñas ricas. Pero, ella. como Don Bosco, "buscaba a los niños pobres y abandonados”.

Eligiendo entre sus mejores alumnas formó las Discípulas de los Oratorios. Las llamaban las “misioneritas”. Iban a las casas de los pobres, ayudaban a limpiar, les llevaban alimentos y ropa juntados por Sor María y enseñaban el catecismo. Después empezó a fundar oratorios festivos para los niños más pobres. Llegó a tener 36!

María Auxiliadora, a quien ella llamaba su Reina, hizo que recibiera muchas donaciones para sostener sus obras. Gracias al trabajo voluntario de médicos especialistas, logró armar una clínica con diversas especialidades, para asegurar la ayuda médica y farmacéutica. Mientras los pacientes esperan, tienen a su disposición salas para la catequisis, alfabetización y una capilla para orar.

Hizo que se construyeran casitas "verdaderas" para los sin casa, las llamadas ciudadelas de María Auxiliadora, una obra que todavía continúa debido al interés de sus colaboradores, por medio de la Asociación de Ayuda laica de Asayne (Asociación de Ayuda a los Necesitados). Para difundir la devoción salesiana a María Auxiliadora, construyó una Iglesia en el centro de San José. En realidad ella llevó adelante grandes cosas con su fe y con la ayuda de gente rica conquistada a la causa, después de haber experimentado los efectos de la devoción a María.

Como Don Bosco y la Madre Mazzarello, ella era una contemplativa en acción. Su unión con Dios la convertió en una pareciada consejera espiritual. Muchos de sus “Escritos Espirituales” han sido impresos ya varios volúmenes. Murió de un ataque cardíaco el 7 de julio de 1977.

El gobierno de Costa Rica la declaró ciudadana honoraria de la nación. Su cuerpo está en San José de Costa Rica, en la gran obra que ella fundó, la “Casa de la Virgen” y “Obra social”.

San Juan Pablo II la beatificó el 14 de abril de 2002.

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