lunes, 9 de febrero de 2015

San José de Calasanz

Nació el 11 de septiembre de 1556 en el castillo de Calasanz, cerca de Peralta de la Sal, Aragón (España). Hijo del gobernador de la región, Pedro Calasanz y de María Gaston. 

Cursó estudios en la escuela de Peralta y tras sus estudios clásicos en Estadilla, estudió filosofía y leyes en Lérida, recibiendo el doctorado en leyes. Posteriormente, completó con honores cursos de teología en Valencia y Alcalá de Henares (España). 

Sufrió una enfermedad en 1582 que lo llevó al borde de la muerte y prometió que si Dios le concedía la curación, se dedicaría a trabajar por la salvación de las almas. Se curó y fue ordenado sacerdote el 17 de diciembre de 1583, por Hugo Ambrosio de Moncada, obispo de Urgel. 

Inicia su ministerio sacerdotal en la Diócesis de Albarracín, donde el obispo de la Figuera lo envío a una región montañosa. El obispo de Urgel lo nombró su teólogo, confesor y vicario general. Cuando el obispo fue transferido a Lérida lo acompañó. Posteriormente fue vicario-general del distrito de Trempe. 

Renuncia a sus cargos, y repartiendo entre los pobres las grandes riquezas que había heredado de sus padres, se dirigió a pie a Roma en 1592, donde el Cardenal Colonna, lo escogió como su teólogo e instructor para su sobrino. Entró en la Cofradía de la Doctrina Cristiana que se dedicaba a enseñar catecismo a los niños pobres. 

En noviembre de 1597, abrió la primera escuela pública gratuita en Europa. En poco tiempo, tenía mil niños bajo su cuidado. En 1602 alquiló una casa en San Andrea della Valle y comenzó la vida comunitaria con sus asistentes. A sus institutos educativos los llamó "Escuelas Pías" y los padres que acompañaban al padre Calasanz se llamaron Escolapios. 

San José de Calasanz falleció en Roma el 25 de agosto del año 1648, a la edad de 92 años. 

Fue beatificado el 7 de agosto de 1748, y canonizado por Clemente XIII, el 16 de julio del 1767. el Papa Pío XII le declaró en 1948 "celestial patrono de todas las escuelas populares cristianas". El Papa Juan Pablo II afirmó que San José de Calasanz tomó por modelo a Cristo e intentó transmitir a los jóvenes, además de la ciencia profana, la sabiduría del Evangelio enseñándoles a captar la acción amorosa de Dios.

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