martes, 10 de febrero de 2015

Santa Juana Jugan

Juana Jugan nació el 25 octubre de 1792 en Cancale, un puerto pesquero situado en la costa del norte de Bretaña (Francia). Cuando aún no tenía cuatro años su padre desapareció en el mar como tantos otros marinos. Juana y sus hermanos aprendieron de su madre a vivir en la pobreza con honestidad y valentía, en la fe y el Amor a Dios. Y vivió durante su juventud profundamente la espiritualidad de San Juan Eudes, que transmitió a la Congregación.

Juana rechazó una propuesta de matrimonio de un joven marinero diciendo: “Dios me quiere para Él, me guarda para una obra desconocida, para una obra que aún no ha sido fundada.”. Estas palabras proféticas que pronunció a la edad de 24 años, se realizaron 23 años después en Saint Servan, cuando un día de invierno de 1839, descubrió a una anciana ciega y paralítica que había sido abandonada; la tomó en sus brazos, la llevó a su casa y le dio su propia cama. Este gesto la comprometería para siempre y a esta primera anciana le seguirían muchos más… Pobre, ella misma, y obligada a trabajar duramente para vivir, Juana es sensible a la miseria de los ancianos que encuentra en las calles y comparte con ellos su salario, su pan y el tiempo de que dispone.

Animada por un Hermano de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios, inaugura la colecta y va a pedir por y para los Ancianos, para poder mantener así a su familia de adopción que crece sin cesar. En 1843 Juana acogía ya a 40 ancianas y tres jóvenes compañeras se unieron a su causa escogiendo a Juana como superiora de la pequeña asociación que se encaminaba hacia una auténtica vida religiosa. Juana se convirtió en Sor María de la Cruz, pero no fue sólo en su nombre de religión que ella llevó la Cruz, ya que pronto le robaron su obra siendo destituida del cargo de superiora por un sacerdote que como Vicario parroquial se había comprometido a seguir los inicios de esta pequeña familia, proclamándose como fundador de la Obra y reduciendo la actividad de Juana a la dura labor de la colecta.

Falleció el 29 de agosto de 1879 como una hermanita más y hasta 1902 no empezó a salir a la luz la verdad respecto a los comienzos. Fue beatificada el 3 de octubre de 1982, por el Papa Juan Pablo II y canonizada el 11 de octubre del 2009 en la ceremonia presidida por el Santo Padre Benedicto XVI en Roma.

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