jueves, 19 de febrero de 2015

Santa Margarita d'Youville

María Margarita, viuda de Youville, es la primera santa canadiense. Nació el 15 de octubre de 1701 en Varennes (Quebec). Era la mayor de tres hermanas y tres hermanos. A los siete años quedó huérfana de padre y su familia atravesó un período de gran pobreza. Estudió dos años en las Ursulinas de Quebec. Cuando regresó a su hogar, ayudó a su madre en el cuidado de la casa y en la educación de sus hermanos. Más tarde siguió a Montreal a su madre, quien se casó nuevamente. 

Allí conoció a François d´Youville, con el que contrajo matrimonio en el año 1722 y del que tuvo seis hijos, de los cuales sólo dos sobrevivieron. 

Bien pronto comprendió que su marido no se interesaba por la familia y se ausentaba frecuentemente para el comercio del alcohol con los indios; a estas pruebas se añadía la convivencia con la suegra, que era muy exigente. Cuando su marido se enfermó de improviso, ella lo cuidó con gran ternura hasta que murió en el año 1730, dejándola encinta con el sexto hijo, que no sobrevivió. Fue entonces cuando comprendió mejor el amor solícito de Dios hacia todos los hombres. 

Con gran confianza en la providencia de Dios Padre, emprendió muchas obras para responder a las necesidades de los demás. Siguió la educación de sus dos hijos, que se hicieron sacerdotes en 1737. Luego, con tres amigas, se consagró a Dios el 31 de diciembre de ese año, para servirlo en la persona de los más necesitados. Sin pretenderlo, Margarita se convirtió en la fundadora del instituto conocido más tarde con el nombre de Religiosas de la Caridad de Montreal, “Religiosas grises”. 

Al ponerse al servicio de los pobres, Margarita revolucionó las costumbres sociales de su época, y fue objeto de maledicencias y calumnias por parte de los suyos y de su ambiente social. Sin embargo y a pesar de su delicada salud y de la muerte de una de las primeras que se le asociaron, perseveró en su proyecto. El 2 de febrero de 1745 ella y sus compañeras pusieron todo en común para ayudar a un número mayor de necesitados. Dos años más tarde asumió la dirección del Hospital de los Hermanos Charon, que había caído en ruina y lo convirtió en lugar de refugio para los desamparados. 

En el año 1765 un incendio destruyó el hospital, pero no quebrantó la fe ni la valentía de esta mujer: exhortó a sus hermanas y a los pobres a reconocer la mano de la Providencia en esa prueba y a alabarla. A los 64 años emprendió la reconstrucción del hospital. Falleció el 23 de diciembre de 1771. Juan XXIII la proclamó beata el 3 de mayo de 1959. Juan Pablo II la canonizó el 9 de diciembre de 1990.

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