viernes, 13 de marzo de 2015

San Serapio

De origen irlandés, nació hacia el año 1179. Fue militar enrolado en el ejercito de su rey Ricardo Corazón de León, y luego en la compañía de Leopoldo VI, el Glorioso, duque de Austria, se alineó en su escuadrón para ir a España, en apoyo del ejército cristiano de Alfonso VIII que luchaba contra los musulmanes. En la península, Serapio decidió quedarse al servicio del rey de Castilla, para proseguir luchando en defensa de la fe católica. Allí tuvo la ocasión de conocer a Pedro Nolasco y a sus frailes que se dedicaban a la defensa de la misma fe, pero no guerreando contra moros, sino sacando de su poder a los cristianos cautivos, empeñando en la empresa sus propias vidas.

Pidió y recibió el hábito mercedario en 1222. Realizó varias redenciones. En la última, que llevó a cabo en Argel con su compañero redentor Berenguer de Bañeres, debió quedarse como rehén por algunos cautivos en peligro de renegar. El otro redentor viajó rápidamente a Barcelona para buscar el dinero. Pedro Nolasco, que estaba a la sazón en Montpellier, escribió una carta urgente a su lugarteniente Guillermo de Bas: que avisase a todos los conventos que recogiesen limosnas y las enviasen pronto a Argel. No llegó en el tiempo estipulado el dinero del rescate y los moros, defraudados, dieron atroz muerte a Serapio, clavándolo en una cruz en forma de aspa, como la de san Andrés, y desmembrándolo ferozmente. El bárbaro y cruel rey de Argel, Selín Benimarin, fue quien regaló a la Iglesia y a la Orden mercedaria este santo mártir, el 14 de noviembre de 1240. 

Canonización 
Sobre el proceso de San Serapio tenemos los siguientes datos. El 20 de marzo de 1728 fue emanado el decreto confirmativo del la sentencia de culto inmemorial, siendo papa Benedicto XIII. A pesar de tratarse de un beato, su nombre fue introducido en el martirologio en 24 de agosto de 1743 ( Benedicto XIV, o.c. I\1, 635. 17 ).

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