miércoles, 1 de julio de 2015

Nuestra Señora del Huerto

Hacia el año 1500 un horrible contagio invadió la Ciudad de Chiávari (Italia). Turquina Guercio, librada milagrosamente de la peste, hizo pintar en el muro de un huerto, propiedad suya, la imagen de María con el Niño Jesús en brazos en acto de bendecir al pueblo, impulsado por la mano derecha de la Madre Inmaculada. 

La cesación del azote y los milagros obrados por medio de la Imagen, manifestaron que ésta había sido divina inspiración. Pero habiéndose destinado aquel lugar a sepultura de las víctimas del contagio, la Imagen quedó alli oculta, olvidada y hasta profanada por largos años. No permitió Dios, sin embargo, que del todo se extinguiera su memoria en el pueblo, pues no faltaban almas sencillas y piadosas que recurrían a la olvidada Imagen del Huerto en sus más apremiantes necesidades.
 
Dios, por su parte, quería glorificarla, y durante la noche, a modo de misteriosas procesiones, los Espíritus angélicos hacían la corte a su Reina Soberana. En 1609, la Santísima Virgen en persona dignóse aparecer a Gerónima Turrio, sanándole instantáneamente a un hijo; y el 2 de Julio de 1610, el joven Sabastián Descalzo vió, en celestial visión, a María Santísima pasearse por los aires y detenerse ante la ventanilla donde estaba pintada la Imagen. 

A estas noticias acuden los pueblos y se multiplican los prodigios; y los Chiavareses levantaron un Santuario y eligieron por Patrona a Nuestra Señora del Huerto. 

En 1829 San Antonio María Gianelli fundó el religioso Instituto de las Hermanas de Caridad, Hijas de María del Huerto, que se extendió por varios puntos de Italia, por las Repúblicas Uruguaya y Argentina, Brasil, Chile y Tierra Santa, en el lugar simbólico llamado Hortus Conclusus o jardines de Salomón. Numerosas Asociaciones, y en especial la benemérita Archicofradía del Huerto, se honran con este dulce título, con el cual todos debemos invocar a María Santísma para experimentar los benéficos efectos de su proteccíon.

A Nuestra Señora del Huerto

Acordaos, oh piadosísima Virgen y dulcísima Madre, María del Huerto, 
que jamás se ha oído decir que ninguno de cuantos 
han acudido a vuestro amparo, implorando vuestra protección y reclamado vuestro auxilio haya quedado sin consuelo. Animado con esta confianza, a Vos también acudo, oh María Santísima del Huerto, gimiendo bajo el peso de mis pecados, me postro humildemente en presencia de vuestra Imagen por cuyo medio tanto deseáis favorecernos. 
No despreciéis mis súplicas, oh dulcísima Madre mía, antes bien oídlas 
y acogedlas favorablemente. Amén.

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