miércoles, 30 de diciembre de 2015

Beata María Inés Teresa del Santísimo Sacramento

Quinta de ocho hijos, nació en Ixtlán del Río (Nayarit, México) el 7 de julio de 1904 y fue bautizada dos días después con el nombre de María Manuela de Jesús.

El Congreso eucarístico nacional, celebrado en México en 1924, señaló un cambió en la vida de Manuelita, que a ella le gustaba llamar su «conversión». En 1926, mientras en México se intensificaba la persecución religiosa, el día de Cristo Rey se ofreció al Amor misericordioso como víctima de holocausto para la salvación de las almas.

En 1929 pudo ingresar en el monasterio de Clarisas Sacramentarias en Los Ángeles, California (USA), donde tomó el nombre de María Inés Teresa del Santísimo Sacramento. El 12 de diciembre de 1930 emitió su primera profesión ante una imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe.

Desde su «conversión», en medio de la austeridad y pobreza del claustro ella, como santa Teresita, ya era misionera secreta por la oración y el sacrificio para salvar almas, irradiando alegría y entusiasmo en su derredor. Transcurrido un tiempo, por mediación de María Santísima, Dios la llama también al apostolado directo, a una misión sin fronteras.

En 1931 la comunidad de Clarisas Sacramentarias regresó a México, cuando aún no desaparecían los efectos de la persecución religiosa. Y, el 14 de diciembre de 1933, la Madre Inés emitió los votos perpetuos.

Durante los dieciséis años que estuvo en el claustro vivió fielmente el estilo propio de la vida monástica; pero sentía al mismo tiempo en su corazón el deseo de ser misionera en el sentido propio de la palabra. Deseaba ir por el mundo a proclamar el Evangelio.

En diciembre de 1944, va a Cuernavaca y expone al señor obispo los fines de la proyectada fundación de un convento de Clarisas Sacramentarias, con el único fin de transformarse en instituto misionero.

El proceso de aprobación duró seis años. En 1951 la Santa Sede concede la transformación de Clarisas de clausura en congregación misionera con el nombre de «Misioneras Clarisas del Santísimo Sacramento». La madre Inés fue nombrada primera superiora general y en este cargo permaneció hasta el fin de su vida.

Su vocación a la oración, su amor a las almas y a la cruz, se fundieron en ella en una adhesión plena y total a la voluntad de Dios. La Eucaristía y María fueron el centro de su vida. Ante el tabernáculo y en intimidad filial con María, entregaba sus sufrimientos al servicio de los intereses de Jesús: «Tú cuidarás de mis intereses y yo de los tuyos».

Animada del celo misionero, recorrió varios continentes y fundó diversas misiones. Después de México, la primera fue Japón. A esta misión siguieron las fundaciones en los Estados Unidos de América, Costa Rica, Indonesia, Sierra Leona, Italia, España, Irlanda y Nigeria. Y después de su muerte: Corea, Alemania, India, Rusia y Argentina. Otros frutos preciosos de su incansable empeño misionero fueron las «Vanguardias Clarisas» (misioneros laicos); el Instituto clerical de «Misioneros de Cristo para la Iglesia Universal»; las Misioneras Inesianas Consagradas; el grupo sacerdotal «Madre Inés» que desean vivir su misma espiritualidad. Últimamente se ha unido la Familia Eucarística como parte integrante de la Familia Inesiana.

Su camino de santidad se centraba en la constante búsqueda de la unión con Cristo y en su entrega por la salvación de las almas. Se distinguía por una serena alegría, bondad, entereza y espíritu de oración. Cultivó una ardiente devoción al Sagrado Corazón de Jesús y a la bienaventurada Virgen María. La práctica de las virtudes teologales de fe, esperanza y caridad la sostuvieron en toda situación; y le permitieron superar no pocas dificultades y algunas fuertes crisis que se dieron en la Congregación.

Falleció en Roma el 22 de julio de 1981. La beatificó Benedicto XVI en 2012.

martes, 29 de diciembre de 2015

Beata María Luisa Merkert

Nació el 21 de septiembre de 1817 en Nysa, en Silesia de Opole (entonces diócesis de Breslavia, Polonia), en el seno de una familia muy católica de la burguesía. Era la segunda hija de Carlos Antonio Merkert y María Bárbara Pfitzner. En el bautismo le pusieron los nombres de María Luisa. Sus padres y su hermana pertenecían a la Cofradía del Santo Sepulcro. Su padre murió cuando ella tenía un año. Su madre influyó mucho en la inclinación de sus dos hijas, María Luisa y Matilde, al servicio caritativo de los necesitados y a la vocación a la vida religiosa. 

A la muerte de su madre, acaecida en 1842, decidió dedicarse totalmente a los pobres, a los enfermos y a los abandonados. Aconsejada por su confesor, junto con su hermana Matilde y con Francisca Werner, se unió a Clara Wolff, joven virtuosa y terciaria franciscana, que había decidido servir a los enfermos y a los pobres a domicilio. Comenzaron la actividad caritativa en Nysa el 27 de septiembre de 1842. Se prepararon para dar ese paso con la confesión, la comunión y un acto de consagración al Sacratísimo Corazón de Jesús. El presbítero Francisco Javier Fischer les dio la bendición. A partir de entonces, María cumplía diariamente los compromisos asumidos, asistiendo a los enfermos y a los pobres en sus casas y recogiendo limosnas para los necesitados. El 8 de mayo de 1846 murió su hermana Matilde, que se había contagiado de tifus mientras cuidaba a los enfermos. 

María Merkert, con Clara Wolff, se dirigió a las Hermanas de la Misericordia de San Carlos Borromeo en Praga, para un período de noviciado, trabajando como enfermera en los hospitales de Podole, Litomierzyce y Nysa. Notando que estas religiosas consideraban secundaria la asistencia de los enfermos a domicilio, dejó su noviciado el 30 de junio de 1850, si bien la formación recibida en ese período le sirvió de mucho. No faltaron incomprensiones, pero María pudo dedicarse totalmente al proyecto original de la asistencia a domicilio de los enfermos, los pobres y los más necesitados. 

El 19 de noviembre de 1850, fiesta de santa Isabel de Hungría, María Merkert y Francisca Werner, llenas de confianza en Dios, reemprendieron en Nysa la actividad caritativa-apostólica, escogiendo a santa Isabel, llena de amor a Dios y a los indigentes, por patrona de la comunidad naciente. Nueve años más tarde, el 4 de septiembre de 1859, la Asociación de santa Isabel recibió la aprobación por parte del obispo de Breslavia. El 15 de diciembre sucesivo se celebró el primer capítulo general, que eligió a María Merkert como superiora general. El 5 de mayo de 1860, María, junto con otras veinticinco religiosas hizo los votos de castidad, pobreza y obediencia, a los que añadieron un cuarto voto de servir a los enfermos y necesitados. En los años 1863-1865 construyó en Nysa la casa madre de la congregación; el instituto obtuvo el reconocimiento jurídico estatal en 1864. El 7 de junio de 1871, el Papa Pío IX le concedió el "Decretum laudis"; y León XIII le otorgó la aprobación definitiva en 1887. 

El amor a Dios impulsaba a María al amor al prójimo, en favor del cual gastó todas sus energías hasta la muerte. La asistencia a los enfermos y abandonados en sus domicilios no distraía a la sierva de Dios de la vida de oración, pues en su relación íntima con el Señor y en la filial devoción al Sacratísimo Corazón de Jesús encontraba la fuerza para su obra caritativa; sentía también una gran devoción a la Virgen, a la que tenía como modelo de fe y mediadora. 

Se preocupaba mucho por sus religiosas, a las que instruía intelectual y espiritualmente en un espíritu de humildad profunda. En sus veintidós años de gobierno, formó a casi quinientas hermanas y fundó noventa casas, distribuidas en nueve diócesis y en dos vicariatos apostólicos. La llamaban "la querida madre de todos" y "la samaritana de Silesia". 

Murió con fama de santidad el 14 de noviembre de 1872 y esa fama fue aumentando después de su muerte. Juan Pablo II promulgó el decreto sobre sus virtudes heroicas el 20 de diciembre de 2004; y Benedicto XVI firmó el decreto sobre el milagro el 1 de junio de 2007. 

Fue beatificada el 30 de septiembre de 2007.

lunes, 28 de diciembre de 2015

Beata Liduina Meneguzzi

Elisa Angela Meneguzzi (la futura Hermana Liduina) nace el 12 de septiembre del 1901 en Giarre, barrio de Abano Terme, provincia de Padua.

Pertenece a una familia de modestos campesinos, pero rica en honestidad y fe, valores que la niña asimila desde muy temprana edad; demuestra un vivo espíritu de oraciòn: participa cada día en la Misa aunque tenga que caminar casi dos kilómetros, frecuenta la catequesis, más tarde será catequista Reza, durante las noches con su liimilia y es feliz de poder hablar de Dios a sus hermanos.

A los catorce años, para ayudar económicamente a su familia, empieza a trabajar fuera de casa y lo hace como empleada doméstica de fanilias acomodadas y en los hoteles de Abano, ciudad reconocida por sus tratamientos termales.

Su carácter es dulce, siempre disponible y se hace amar y apreciar en cualquier lugar.

Deseosa de consagrar su vida a Dios, el 5 de niarzo de 1926, ingresa en la Congregación de las Hermanas de San Francisco de Sales en la Casa Generalicia de Padua. Allí realiza su entrega a Dios y difunde en torno a sí los tesoros de su gran corazón.

Realiza con amor su trabajo como encargada del cuidado de la ropa, enfermera y sacristana entre las jóvenes del Colegio de la Santa Cruz; éstas ven en ella la amiga buena capaz de ayudarlas en sus problemas con sus sabios consejos. Deja, en todas ellas, huellas de imborrable ternura, de valiente serenidad y de probada paciencia.

Realiza por fin su gran sueño que desde siempre guarda en su corazòn: irse en 1937 a tierras de misiòn y llevar la fe y el amor de Cristo a muchos hermanos que no lo conocen. Las Superioras la envían como misionera a Etiopía, a la ciudad cosmopolita de DireDawa, en donde viven gentes de diversas costumbres y religiones. La humilde hermana dedica con fervor toda su actividad misionera en este mundo. No tiene gran cultura teológica pero sí una fuerte riqueza interior, alimentada por un profundo trato con Dios. Trabaja como enfermera en el Hospital Civil Parmi, que una vez estallada la guerra se habilita como hospital militar, donde llegan los soldados heridos. Sor Liduina es verdaderamente para ellos un «àngel de caridad». Cuida los males fisicos con ternura e incansable dedicaciòn viendo la imagen de Dios en cada herniario que sufre.

Su nombre se encuentra muy pronto en boca de todos: la buscan, la invocan como una bendiciòn. La gente del lugar la llaman «Hermana Gudda» (grande). Arrecian los bombardeos en la ciudad y todos en el hospital piden ayuda con un solo grito: «!Socorro, hermana Liduina!». Y ella sin preocuparse del peligro, lleva los heridos al refugio y corre, inmediatamente, a socorrer a otros. Se inclina ante los moribundos para sugerirles el acto de contrición y con su inseparable botellita de agua bautiza a los niños moribundos.

Su entrega no conoce límites; ayuda con un verdadero espíritu ecwnénico a todos: italianos, blancos y negros, católicos, coptos, musulmanes y paganos.

Le gusta hablar, especialmente, de la bondad de Dios Padre y del cielo preparado para todos sus hijos.

Todo esto hace que la gente del lugar, casi todos musulmanes, queden fascinados y manifiesten una gran simpatía por la religión católica.

Por lo cual se le atribuye el apelativo de «llama ecuménica» porque ya antes del Concilio Vaticano li realiza uno de los aspectos más recomendados del ecumenismo. Los santos se anticipan a su tiempo: son como faros luminosos que señalan la dirección justa en la obscuridad más densa.

Mientras tanto una enfermedad incurable mina su salud; acepta con paz y serenamente su situación; sufre y se consume cumpliendo con valor su preciosa obra de amor entre los enfermos.

Se somete por fin a una delicada operación quirúrgica que parece superar, pero las cosas se complican y una parálisis intestinal, el 2 de Diciembre de 1941, corta su vida.

La hermana Liduina muere santamente a los 40 años de edad entregada completamente a la voluntad de Dios y ofreciendo su existencia por la paz del mundo.

Un médico que estaba presente allí, afirmaba: «Nunca he visto morir a alguien con tanta paz y serenidad».

Los soldados, que la quieren como una de su propia familia la hacen enterrar en el cementerio reservado para ellos. Los restos mortales de la hermana Liduina, después de 20 años son trasladados, en junio de 1961, a Padua, a una capilla de la Casa Generalicia donde devotos y amigos perigrinan a su tumba para invocar su intercesión ante Dios


 En el 1996 es declarada venerable, el 7 de julio de 2001, el Santo Padre Juan Pablo II promulga el decreto por el milagro a través de su intercesión, el 20 de octubre del 2002 es beatificada.

sábado, 26 de diciembre de 2015

Divino Niño Jesús

En el año 1935 llegó el Padre Salesiano Juan del Rizzo al barrio "20 de julio", al sur de Bogotá (Colombia), una región muy solitaria y abandonada en aquellos tiempos. Le habían prohibido emplear la Imagen del Niño de Praga porque una asociación muy antigua reclamaba para ella el derecho exclusivo de propagar esa imagen. El Padre del Rizzo estaba convencido de que a Dios le agrada mucho que honremos la infancia de Jesús, pues así lo ha demostrado con innumerables y numerosos milagros. ¿Si otros niños son tan inocentes y tan dignos de ser amados, cuánto más lo será el niño Jesús? Además recordaba muy bien la promesa hecha por Nuestro Señor a una santa: " Todo lo que quieres pedir pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado si te conviene conseguirlo". Así que no desistió de propagar la devoción al Divino Niño pero dispuso adquirir una nueva imagen.
Se fue a un almacén de arte religioso llamado "Vaticano" propiedad de un artista italiano, y le encargó una imagen bien hermosa del Divino Niño. Le prestaron una imagen bellísima, el padre la llevó para sus solitarios, desérticos y abandonados campos del "20 de julio". Ahora empezaría una nueva era de milagros en esta región.
Esta es una de las imágenes más hermosas y agradables que han hecho de nuestro Señor. Con los brazos abiertos como queriendo recibir a todos. Con una sonrisa imborrable de eterna amistad. Atrae la atención y el cariño desde la primera vez que uno le contempla. Allí a su alrededor se han obrado y se siguen obrando maravillosos favores, para quien no conozca los prodigios que obtiene la fe parecerían fábulas o cuentos inventados por la imaginación, pero que son muy ciertos para quienes recuerdan la promesa de Jesús " Según sea tu fe así serán las cosas que te sucederán".
El Padre Juan comenzó a narrar a las gentes los milagros que hace el Divino Niño Jesús a quienes le rezan con fe y a quienes ayudan a los pobres, y empezaron a presenciarse prodigios admirables: enfermos que obtenían la salud, gentes que conseguían buenos empleos o estudio para los niños, o casa o éxito en los negocios. Familias que recobraban la paz. Pecadores que se convertían. Y cada persona que obtenía un favor del Divino Niño Jesús se encargaba de propagar su devoción entre amigos y conocidos.


Un minuto con el Niño Jesús

Bendíceme, Niño Jesús y ruego por mí sin cesar.
Aleja de mi hoy y siempre el pecado.
Si tropiezo, tiende tu mano hacia mí.
Si cien veces caigo, cien veces levántame.
Si yo te olvido, tú no te olvides de mí.
Si me dejas Niño, ¿Qué será de mí?
En los peligros del mundo asísteme.
Quiero vivir y morir bajo tu manto..
Quiero que mi vida te haga sonreír.
Mírame con compasión, no me dejes Jesús mío.
Y, al fin, sal a recibirme y llévame junto a ti.
Tu bendición me acompañe hoy y siempre. Amén. Aleluya. (Gloria al Padre).


Consagración del hogar

Divino Niño Jesús que bendices y proteges las casas donde está expuesta y es honrada tu Sagrada Imagen: Te elegimos hoy y para siempre por Señor y Dueño de nuestra casa, y te pedimos que te dignes demostrar en ella tu poderoso auxilio, preservándola de las enfermedades, del fuego, del rayo, de las inundaciones, de los terremotos, de los ladrones, de las discordias, y de los peligros de la guerra.

Bendice y protege a las personas que aquí habitan y concédeles la paz, una gran fe, verdadero amor a Dios y al prójimo, paciencia en las penas, esperanza en la vida eterna, facilidades de trabajo, empleo y estudio, y la gracia de evitar los malos ejemplos, el vicio, el pecado, la condenación eterna y todas las demás desgracias y accidentes. Amén.

Santo Niño Milagroso (Córdoba - Argentina)

En la Candelaria, Provincia de Córdoba (Argentina) un joven al servicio de Mercedes Pinto, cuidaba unos bueyes. cuando vio entre las ramas gruesas de un árbol la imagen del Niño Jesús, pero por estar tan unida a la madera de la rama, no pudo sacarla y fue a pedir un serrucho. Y así, el Sr. Cabanillas, cuñado de la Señora Mercedes Pinto, tomó el serrucho y en compañía del joven llegaron al lugar donde estaba la Santa Imagen y la separaron del árbol.

Una vez extraída, se la entregaron a Mercedes Pinto, quien a su vez, la remitió a su hermana Sor Ana Josefa Pinto,  monja dominica del Monasterio de Santa Catalina de Córdoba.

La imagen permaneció unida al trozo de rama y luego fue cortada y acomodada en un fanal tal como la vemos hoy.

La devoción fue creciendo por lo que se dispuso crear un oratorio donde venerarlo, allí acuden incesantemente gran cantidad de personas a encomendarse y pedir su protección.


ORACIÓN AL NIÑO MILAGROSO

¡Amorosísimo Jesús! Inconsolable sería nuesta confusión a vista de nuestra indignidad y miseria, si no alentara nuestra confianza tu infinita misericordia, pues, no satisfecho con habernos redimido con tu Preciosa Sangre, sin atender a nuestras ingratitudes y rebeldías, fino y constante buscas nuestra comunicación para condolerte de nuestros males y remediarlos con paternal y tierna solicitud. 

Esta bondad inefable nos anima a rogarte humildemente que te compadezcas de nuestras urgentes necesidades y nos otorgues el favor que te pedimos, si es para tu gloria y bien de nuestras almas.

Y ya que en tus designios misericordiosos quisiste manifestarte maravillosamente en forma de pequeño infante, haciendo que te encontrara un humilde pastorcito en la soledad del bosque, concédenos la gracia de revestirnos en nuestra conducta del candor e inocencia de los pequeñuelos, a fin de que imitando tu vida divina, en cuanto es posible a una miserable criatura podamos desagraviar y complacer a tu Santísimo Corazón y asegurarnos la felicidad del cielo, donde agradecidos cantemos con los ángeles y santos tus infinitas misericordias. Amén.-

Santa Eufrasia Eluvathingal del Sagrado Corazón de Jesús

Nació el 17 de octubre de 1877 en la aldea de Kattoor (India), en la parroquia de Edathuruthy, que formaba parte del entonces vicariato de Trichur y que actualmente pertenece a la diócesis de Irinjalakuda. Era hija de Antony y Kunjethy de Eluvathingal Cherpukaran. Fue bautizada con el nombre de Rose.

Desde pequeña, por influencia de su madre, mujer muy piadosa, comenzó a ejercitarse en las virtudes. A la edad de nueve años consagró a Dios su virginidad.

Contra la voluntad de su padre, a la edad de doce años ingresó en el internado de las religiosas de la Congregación de la Madre del Carmen de Koonammavu.

Después de la reorganización de los vicariatos apostólicos, realizada en el año 1896, el 9 de mayo de 1897 las religiosas y las aspirantes del vicariato de Trichur se trasladaron de Koonammavu a Ambazhakkad.

Al día siguiente, Rose recibió el velo y se convirtió en postulante con el nombre de Eufrasia del Sagrado Corazón de Jesús. El 10 de enero de 1898 tomó el hábito en la Congregación de la Madre del Carmen, el primer instituto femenino surgido en la Iglesia siro-malabar: fue fundada el 13 de febrero de 1866 en Koonammavu, en el Estado de Kerala, por San Kuriakose Elías Chavara y el padre Leopoldo Beccaro, de la Orden de los Carmelitas Descalzos, entonces delegado carmelita en Kerala, como tercera orden de los Carmelitas Descalzos. Desde el año 1967 es de derecho pontificio.

El 24 de mayo de 1900, con ocasión de la fundación del convento de Santa María en Ollur -distante 5 kilómetros de la ciudad de Trichur-, sor Eufrasia emitió los votos perpetuos. En ese convento vivió durante 48 años.

En 1904 fue nombrada maestra de novicias. Siguió desempeñando este cargo hasta que fue nombrada superiora, en el año 1913.

Por su profundo espíritu de oración la gente la llamaba "madre orante". Alcanzó una unión muy profunda con el Señor, especialmente en la sagrada Eucaristía. Sus hermanas carmelitas la llamaban "sagrario móvil". Pasaba muchas horas ante el sagrario en la capilla del convento, olvidada de sí misma y de todo lo que la rodeaba.

En una carta a su director espiritual expresa la sed que sentía de adorar, amar y consolar a Cristo en la Eucaristía: "Dado que aquí la mayor riqueza, la santa misa, no se celebra a menudo, experimento un gran dolor interior y siento un gran deseo de suplir esa ausencia. Tengo una gran hambre y una gran sed de hacer algo al respecto" (3 de julio de 1902).

Fue una gran apóstol de la Eucaristía. Se esforzaba por hacer que todos amaran, adoraran y consolaran a Jesús en el santísimo Sacramento.

También tenía una devoción especial a Cristo crucificado. Besaba con frecuencia el crucifijo y hablaba interiormente con él, apretándolo contra su pecho. El sufrimiento, la pasión y el dolor de Cristo provocaban un gran dolor en su corazón.

Asimismo, profesaba una filial devoción a la Virgen María, a la que sentía como su verdadera madre. Era especialmente devota del santo rosario. Solía rezar los quince misterios, meditando en la vida de nuestro Señor y de su Madre María.

Llevó una vida muy sencilla y austera, realizando numerosos actos de penitencia y mortificación. Comía una sola vez al día, evitando la carne, el pescado, los huevos y la leche.

Conjugaba perfectamente en su vida la acción y la contemplación. Su amor a Dios se manifestaba en la compasión y el amor a las personas que se dirigían a ella para que las ayudara en sus dificultades económicas o problemas familiares, o para pedirle oraciones a fin de curar de una enfermedad, obtener un empleo o superar un examen. Sabían que ella intercedería ante la Madre de Dios y que sus plegarias siempre eran escuchadas. Era un modelo ejemplar de caridad. La madre Eufrasia, que había ofrecido su vida como sacrificio de amor a Dios, murió el 29 de agosto de 1952.

Fue beatificada el 3 de diciembre de 2006 y Canonizada el 23 de noviembre de 2014 por el Papa Francisco.

San Ciriaco Elías Chavara

San Ciriaco Elías Chavara, cofundador y primer prior general de la congregación de los Carmelitas de María Inmaculada, nace en Kainakary, localidad del estado de Kerala (India), el día 10 de febrero de 1805. 

Ingresó en el seminario de Pallipuram, el 1818. Fue ordenado sacerdote por un obispo carmelita el 1829. Fundó el primer monasterio de una nueva Congregación en Mannana el 1831. Emitió los votos religiosos el 8 de diciembre de 1855, aceptando las Constituciones del Carmelo. En un principio, la Congregación se llamó "Terciarios de María Inmaculada del Monte Carmelo de Malabar". Hoy se conocen como "Carmelitas de la Inmaculada". Colaboró también con el carmelita P. Leopoldo Beccaro, en la fundación del instituto de las Hermanas de la Madre del Carmelo en 1866. 

Fue vicario general de la Iglesia siro-malabar desde 1861. Defensor de la unidad de la Iglesia contra el cisma de Mar Rokos. Dedicó su vida entera a la renovación espiritual de la comunidad cristiana   siro-malabar. A pesar de sus muchos trabajos, tuvo tiempo para escribir algunos libros, tanto en prosa como en verso, para la formación de los fieles. 

Fue ante todo un hombre de oración. Sintió un ardiente amor a Jesús sacramentado. Profesó una especial devoción a la Virgen María Inmaculada. Muere en Koonammavue el 3 de enero de 1871, a los 66 años. 

Sus restos mortales fueron trasladados a Mannanam el 1889. 

Su espiritualidad es india, sacerdotal, monacal, carmelitana, eucarística, mariana, apostólica. 

Fue beatificado en Kottayan India, por Juan Pablo II el 8 de febrero de 1986. Fue canonizado por el Papa Francisco en 23 de noviembre de 2014.

Santa Juana Antida Thouret

Nació el 17 de noviembre de 1765, en Sancey-le-Grand en la diócesis de Besançon. Pertenecía a una familia de pobres campesinos. Había trabajado de pastora y no gozaba de buena salud. Pronto se quedó huérfana de madre, y tuvo, desde muy joven, que asumir responsabilidades en su familia.

Desde muy joven sintió vocación religiosa para dedicarse a los más pobres, fue catequista de su pueblo con un grupo de muchachas. Su familia no quería que se marchara a la vida religiosa, ya que ella era el alma de la familia, pero a pesar de todo Juana defendió su vocación con valentía.

Ingresó en la Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl en 1787 en París, y como religiosa se sentía incapaz de hacer algo interesante, pero lo era por la enorme humildad que desarrolló. Durante la revolución francesa la Congregación fue disgregada, y ella regresó a su pueblo, donde a pesar de las grandes dificultades, curó a los enfermos, abrió una escuela gratuita para niños y ayudó a ejercer su ministerio a los sacerdotes no juramentados que actuaban de forma clandestina. 

En 1795, decidió entrar en la comunidad del Retiro cristiano, fundada por el venerable Antonio Receveur. Era una comunidad de “solitarios” que buscaban, fuera de Francia, la posibilidad de una vida religiosa austera e intensamente entregada a la oración. Juana permaneció dos años en ella, viajando por Suiza, Baviera y Austria como enfermera, pero comprendió que esta no era su vocación y se marchó.

En 1797, en Landeron, Suiza, se encontró con dos sacerdotes no juramentados de su tierra, Francisco Bacoffe y Carlos Chaffoy, quienes le aconsejaron que volviera a su patria y retomase su misión de servicio. En 1799 abrió escuelas para niñas y un comedor para los pobres. Con una regla parecida a la de las hijas de la Caridad, fundó una nueva congregación que las llamó "Instituto de las Hermanas de la Caridad".

El 8 de mayo de 1810 Sor Juana Antida es llamada a Saboya, en Thonon, donde va con algunas Hermanas, pero por poco tiempo, pues en noviembre de 1810, recibe una llamada de Nápoles donde va con ocho de sus Hermanas.

En Nápoles, primero se le pide que se haga cargo del hospital de Incurables. Abrió también una escuela, una farmacia en el convento que le había sido cedido; ella y sus Hermanas no titubearon en salir para ir a visitar y curar a los pobres y enfermos.

El 23 de julio de 1819, fueron aprobadas sus Constituciones por el Papa Pío VII. La comunidad recibe el nombre de “Hermanas de la Caridad bajo la protección del San Vicente de Paúl”. En agosto de 1823 partió hacia Nápoles, dónde murió el 24 de agosto de 1826.

Fue canonizada en 1934 por SS Pío XI. Su fiesta se celebra el 23 de mayo.

viernes, 25 de diciembre de 2015

Santoral Franciscano Diciembre

02 de diciembre
Beata María Angela Astorch




La Beata Mª Angela Astorch nació en Barcelona el 1 de septiembre de 1592. Huérfana de padre y madre, ingresó muy joven en el monasterio de Capuchinas de Barcelona, donde emitió su profesión el 8 de septiembre de 1609. A los 21 años fue mandada a Zaragoza como maestra de novicias. Después de haber gobernado este monasterio como abadesa, en 1645 fundó el monasterio de Murcia. Tuvo en alto grado el don de la contemplación, alimentada por la meditación de la Liturgia de las Horas, y al mismo tiempo una caridad solícita por las Hermanas. Murió santamente en Murcia el 2 de diciembre de 1665. Fue beatificada el 23 de mayo de 1982 por Juan Pablo II.




14 de diciembre

Beata María Francisca Schevrier 


María Francisca Schevrier nació en Aquisgrán el 3 de enero de 1819, hija de Juan Enrique y Luisa Migeon. Era ahijada del emperador Francisco II. Después de la muerte de su madre, acaecida en 1832, tomó la costumbre de socorrer a los pobres en sus necesidades y de enseñarles el catecismo

Después de haber hecho un retiro en Lieja, el 3 de octubre de 1846, con cinco compañeras formó un grupo que al poco tiempo se transforma en el instituto de Hermanas de los Pobres de San Francisco de Asís.

María Francisca sabía encontrar tiempo para dedicarse al prójimo y a la oración, a la meditación, a la visita diaria al Santísimo Sacramento, y al cultivo de una tierna y filial devoción hacia la Madre de Dios.. Murió el 14 de diciembre de 1876 en Aquisgrán. Tenía casi 58 años. La ciudad acudió a su funeral y la lloró porque en ella perdió a la madre amadísima de todos, especialmente de los pobres, de los desgraciados y de los pequeños. Fue beatificada por SS. Pablo VI, el 28 de abril de 1974.


08 de diciembre
Inmaculada Concepción de María



«Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, que eres Virgen hecha Iglesia y elegida por el santísimo Padre del cielo, a la cual consagró Él con su santísimo amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito, en la cual estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien» (San Francisco, Saludo a la B.V. María).








16 de diciembre
Beato Honorato Kozminski



Honorato nació en Biala Podlaska (Polonia), el 16 de octubre de 1829. La muerte de su padre le produjo una crisis de fe y se declaró ateo. Sospechoso de participar en un complot contra el régimen ruso invasor, fue encarcelado y en la prisión enfermó de tifus: estas nuevas pruebas le hicieron recuperar la fe. Fue liberado por insuficiencia de pruebas y se hizo capuchino. Recibió la ordenación sacerdotal el 27 de diciembre de 1852. Se dedicó a la predicación y a la dirección de almas, ejerciendo al mismo tiempo varios cargos en su Orden. Su gran actividad estaba sostenida por una intensa vida interior. Se sirvió del confesonario y de la correspondencia para dirigir a personas y orientarlas en su vocación; fundó comunidades religiosas, de las que salieron numerosas congregaciones: todavía hoy existen 17. Fue un precursor de los institutos seculares. Debido a la supresión de los conventos, se iba trasladando de uno a otro, hasta llegar al de Nowe Miasto, en el que vivió los últimos 24 años de su vida, dedicado a la oración y al apostolado epistolar; la sordera le había obligado a dejar el confesonario. Como sus congregaciones habían pasado a la jurisdicción de los obispos, se dedicó a escribir numerosas obras y cartas a sus hijos espirituales. Falleció a la edad de 87 años, el 16 de diciembre de 1916. Lo beatificó Juan Pablo II el 16 de octubre de 1988.


23  de diciembre
Beata María Encarnación Rosal


La Beata María Encarnación Rosal nació en Quetzaltenango, Guatemala, el 26 de octubre de 1820, en un hogar cristiano, creció en un ambiente de fe. Fue bautizada por sus padres como María Vicenta Rosal Vásquez, pero al asumir su vocación religiosa cambió su nombre por el de María Encarnación Rosal del Corazón de Jesús. A los 15 años ingresó en el Beaterio de Belén, en la ciudad de Guatemala, institución que estaba bajo la jurisdicción de los padres Betlemitas, fundados por San Pedro de Betancour.  Inició la reforma de la congregación logrando conservar el carisma del fundador, «A la luz de la encarnación, de la Navidad y de la muerte del Redentor», y  a su vez  dar «impulso a la educación de la niñez y de la juventud en los colegios, escuelas y hogares para niñas pobres», como también a «dedicarse a otras obras de promoción y asistencia social».  Extendió la obra por  Guatemala, Costa Rica, Colombia y Ecuador, considerandose como una impulsora de la formación integral de la mujer en el continente latinoamericano.  La madre María Encarnación falleció el 24 de Agosto de 1886 tras caerse del caballo que la transportaba de Tulcán al Santuario de Las Lajas, en Otavalo. Su cuerpo fue trasladado a Pasto donde se conserva incorrupto luego de 110 años. Fue beatificada el 4 de mayo de 1997 por SS Juan Pablo II.



25 de diciembre 
Nacimiento de Jesús, nuestro salvador.


Cuenta la historia que San Francisco tres años antes de su  muerte, cerca de Greccio, el día de la natividad de nuestro Señor Jesucristo.  Un amigo de Francisco, el señor Juan Velita, era dueño de un pequeño bosque en las montañas de Greccio, y en el bosque había una gruta que a Francisco se le parecía mucho a la cuevita donde nació Jesús, en los campos de Belén, y que él había conocido hacía poco en su viaje a Tierra Santa.


Francisco habló con su amigo, le contó su idea de hacer allí un “pesebre vivo”, y juntos lo prepararon todo, en secreto, para que fuera una sorpresa para los habitantes del pueblo, niños y grandes.

Entre la gente del pueblo, Francisco y Juan escogieron algunas personas para que representaran a María, a José, y a los pastores; les hicieron prometer que no dirían nada a nadie antes de la Navidad, y, siguiendo el relato del Evangelio de San Lucas, prepararon la escena del nacimiento. ¡Hasta consiguieron un hermoso bebé para que representara a Jesús!

La noche de Navidad, cuando todas las familias estaban reunidas en sus casas, las campanas de la iglesia empezaron a tocar solas… ¡Tocaban y tocaban como si hubiera una celebración especial!… Pero nadie sabía qué estaba pasando… El Párroco del pueblo no había dicho que fuera a celebrar la Misa del Gallo… la Misa de Medianoche….

Sorprendidos y asustados a la vez, todos los habitantes de Greccio salieron de sus casas para ver qué estaba sucediendo… Entonces vieron a Francisco que desde la montaña los llamaba, y les indicaba que subieran donde él estaba.

Alumbrándose con antorchas, porque la noche estaba muy oscura y hacía mucho frío, todos se dirigieron al lugar indicado, y cuando llegaron quedaron tan admirados, que cayeron de rodillas, porque estaban viendo algo que nunca habían pensado poder ver. Era como si el tiempo hubiera retrocedido muchos, muchos años, y se encontraran en Belén, celebrando la primera Navidad de la historia: María tenía a Jesús en sus brazos, y José, muy entusiasmado, conversaba con un grupo de pastores y pastoras, que no se cansaban de admirar al niño que había acabado de nacer…

Después, cuando todos se calmaron, el sacerdote, que había sido cómplice de Francisco y de Juan Velita en aquel secreto, celebró la Santa Misa, y Jesús se hizo presente en el Pan y el Vino consagrados, como pasa siempre que se celebra una Misa en cualquier lugar del mundo.

Terminada la Eucaristía, Francisco, lleno de amor y de alegría, les contó a todos los presentes, con lujo de detalles, la hermosa historia de la Navidad, y Jesús, “luz del mundo”, llenó sus corazones de paz y de amor.


Oración al Niño Jesús en el pesebre

Os adoro, amable Niño del pesebre, el más humilde y el más grande de los hijos de los hombres y el más pobre y el más rico, el más débil y el más poderoso.
Os bendigo, porque os habéis dignado descender hasta mí, para ser mi modelo en la práctica de todas las virtudes, mi guía en las dificultades de la vida y mí, consuelo en los días de aflicción.
Os amo, porque venís a mí con amor infinito; con amor generoso, al que no cansan mis ingratitudes; con amor obsequioso, que se anticipa a los tardíos impulsos de mi corazón; con amor paciente, que espera mi conversión para amarme más tiernamente aun. Por eso, con el corazón lleno de agradecimiento, de rodillas al pie de este lecho de paja, os adoro, bendigo y amo, con todo el fervor de mi alma, y me atrevo a levantar mis ojos hasta mi Dios, que se digna mirarme. Amén



ORACIÓN AL NIÑO DE BELÉN
DE JUAN XXIII

Dulce Niño de Belén, haz que penetremos con toda el alma en este profundo misterio de la Navidad. Pon en el corazón de los hombres esa paz que buscan, a veces con tanta violencia, y que tú sólo puedes dar. Ayúdales a conocerse mejor y a vivir fraternalmente como hijos del mismo Padre.
Descúbreles también tu hermosura, tu santidad y tu pureza. Despierta en su corazón el amor y la gratitud a tu infinita bondad. Únelos en tu caridad. Y danos a todos tu celeste paz. Amén.





El Nacimiento de Jesús

Después que María y José habían llegado a Belén, María dió a luz a su bebé en un humilde pesebre de paja, en un establo junto a los animales. 
                           

El calor de María, unas pobres mantas y su humilde cunita hecha de paja lo abrigaban. 
En ese mismo instante, muy cerca de allí, un grupo de pastores descanzaban con sus rebaños de ovejas. Los pastores de ovejas en las noches estrelladas solían agruparse entre ellos para conversar y protegerse entre sí de los lobos y ladrones que acechaban por la zona.

Estando todos reunidos de pronto vieron una luz intensa los sorprendió, ellos tuvieron muchísimo miedo. 
La luz que los encandiló era un ángel que se acercó a ellos y les dijo que no temieran y les contó que el Mesías había nacido. También les explicó como llegar hasta el establo donde Jesús estaba y de qué manera encontrarían al niñito.

Miles de ángeles celestiales cantaban en el cielo "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra Paz, buena voluntad para con los hombres". 


De esta manera los pastores llegaron establo y se encontraron con María, José y un bebé muy especial envuelto en sencillas mantas en una cunita hecha de paja, tal cual se lo había descrito el ángel. 
Los pastores se arrodillaron ante el niño y lo adoraron, le contaron a María y a José lo que les había ocurrido aquella noche, y el anuncio del ángel. 


María escuchaba estas palabras con atención, mientras se fortalecía pensando que Dios estaba dirigiendo todas las cosas. Ella sabía perfectamente donde se encontraba su hijo y a pesar de que estuviera en un humilde pesebre Dios los acompañaba.


De esta manera, Jesús, el Salvador que el pueblo de Israel había esperado durante tanto tiempo, nació en un establo, muy lejos del brillo de los grandes palacios y los festejos que comúnmente rodeaban el nacimiento de un rey.

miércoles, 23 de diciembre de 2015

María y José viajan a Belén

Cuando Jesús crecía dentro del vientre de María, un día un soldado llegó a su pueblo y les dijo que el César Augusto había declarado que cada persona debía ir de inmediato a su ciudad de origen porque harían un censo. 

Cada familia debía ir a la tierra de sus parientes para ser empadronados.
María y José se preocuparon mucho, ellos eran originarios de una pequeña ciudad llamada Belén, esa ciudad quedaba a 130 Km de distancia. Como en esa época no existían autos ni aviones, ellos debían viajar a lomo de burro, el viaje era largo y muy cansador. Estaban muy preocupados porque María pronto daría a luz y el viaje era muy peligroso.
El camino estaba rodeado de grandes rocas donde se escondían muchos ladrones, por esta razón los viajeros siempre iban en grupos para evitar ser sorprendidos entre las montañas.

María y José que conocían muy bien las escrituras bíblicas, seguramente entendieron que era conveniente viajar a su ciudad ya que los profetas habían dicho que el Mesías nacería en Belén. De esta manera decidieron viajar a Belén confiando en que Dios y sus ángeles los cuidarían en el viaje.
En Belén dada la gran cantidad de gente que había llegado a la pequeña ciudad les resultó muy difícil encontrar un lugar para pasar la noche. José iba de puerta en puerta buscando algún sitio para hospedarse pero lamentablemente no había ningún sitio disponible y si lo había la suma de dinero que le pedían por pasar la noche allí era mucho más de lo que José y María podían pagar.
fuente: Educación Inicial

Nuestra Señora de la Dulce Espera

Nuestra Señora de la Dulce Espera, es la devoción a la Virgen María embarazada del niño Jesús. A ella le rezan las madres que esperan un bebé y aquellas familias que anhelan tener un hijo. A María se le pide la protección y el consejo, la sabiduría y la capacidad de orar y tener fe para enfrentar este gran desafío en la vida del hombre: ser padres

María, Madre del amor hermoso, dulce muchacha de Nazaret, tú que proclamaste la grandeza del Señor y,
diciendo que “si”, te hiciste Madre de nuestro Salvador y Madre nuestra: atiende hoy las súplicas que te hago.
En mi interior una nueva vida está creciendo: un pequeño que traerá alegría y gozo, inquietudes y temores, esperanzas y felicidad a mi hogar.

Cuídalo y protégelo mientras yo lo llevo en mi seno.
Y que, en el feliz momento del nacimiento, cuando escuche sus primeros sonidos y vea sus manos chiquitas, pueda dar gracias al Creador por la maravilla de este don que El me regala.
Que, siguiendo tu ejemplo y modelo, pueda acompañar y ver crecer a mi hijo.
Ayúdame e inspírame para que el encuentre en mi un refugio donde cobijarse y, a la vez,  un punto de partida para tomar sus propios caminos.
Además, dulce Madre mía, fíjate especialmente en aquellas mujeres que enfrentan este momento solas, sin apoyo o sin cariño.
Que puedan sentir el amor del Padre y que descubran que cada niño que viene al mundo es una bendición.
Que sepan que la decisión heroica de acoger y nutrir al hijo les es tenida en cuenta.
Nuestra Señora de la Dulce Espera, dales tu consuelo y valor.
Amén

martes, 8 de diciembre de 2015

Inmaculada Concepción de María Santísima

Ella es la Inmaculada!!!! Madre de Jesús y Madre nuestra también!!! ♪ ♫ ♩ ♬

Cada 8 de diciembre la Iglesia celebra la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María. El dogma de fe según el cual la Madre de Jesús fue preservada del pecado desde el momento de su concepción. Es decir, desde el instante en que comenzó su vida humana.


A mediados del siglo XIX, el Papa Pío IX, después de recibir numerosos pedidos de obispos y fieles de todo el mundo, ante más de 200 cardenales, obispos, embajadores y miles de fieles católicos, declaró con su bula “Ineffabilis Deus”:





"Declaramos, pronunciamos y definimos que la doctrina que sostiene que la Santísima Virgen María, en el primer instante de su concepción, fue por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente en previsión de los méritos de Cristo Jesús, Salvador del genero humano, preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios, por tanto, debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles."

Dogma proclamado por el Papa Pío IX, el 8 de diciembre de 1854.


fuente: Aciprensa



Fiesta de Santa María Josefa Rossello

"Vuelve a nosotros, oh Madre de Misericordia, tus ojos piadosos y no los retires hasta vernos contigo en el Paraíso... Cuando el Señor venga a llamarnos , que nos encuentre disponibles, para ir a su encuentro..." SMJR.

En víspera de la fiesta de la Inmaculada Concepción de María Santísima, El 07 de diciembre de 1880, después de una larga enfermedad, la Madre Rossello, entrega su alma a Dios.

Su cuerpo quedó expuesto tres días y ante el desfiló muchísima gente que vio en Sor María Josefa Rossello, una verdadera Madre y una Santa.




Su fama de santidad y veneración se extendió, y muy pronto se consiguieron gracias y favores por su intercesión. 


En el año 1913 se abrió el proceso de beatificación y canonización de la sierva de Dios, tanto en Savona, como en La Plata, Argentina. 

En 1917, al efectuarse el reconocimiento del cuerpo, la Madre Rossello, apareció incorrupta.

En 1936 su Santidad Pio XI la declaró Venerable, dos años después el 6 de noviembre de 1938 fue beatificada.

El 12 de junio de 1949, fue solemnemente canonizada, por su Santidad Pio XII.

martes, 1 de diciembre de 2015

Adviento... te esperamos Jesús!!

El Adviento es el comienzo del Año Litúrgico, empieza el domingo más próximo al 30 de noviembre y termina el 24 de diciembre. Son los cuatro domingos anteriores a la Navidad y forma una unidad con la Navidad y la Epifanía.

El término "Adviento" viene del latín adventus, que significa venida, llegada. El color usado en la liturgia de la Iglesia durante este tiempo es el morado. Con el Adviento comienza un nuevo año litúrgico en la Iglesia.

El sentido del Adviento es avivar en los creyentes la espera del Señor.

Con María, nuestra madre vivimos el Adviento. Ella supo esperar con alegría, ilusión y mucha confianza aquello que Dios soñaba para ella.

Dios fue el primero en soñar un mundo lleno de bondad, de cosas bonitas. Después María hizo en parte el sueño de Dios realidad gracias a decirle Si, a confiar en él, a que supo amar y ayudar sin dudar. No siempre fue fácil para ella. Tampoco lo es para nosotros pero ayudados por Jesús lo es un poquito más.
Queremos ser nosotros también soñadores, y soñar con un mundo más justo, mejor. 

Se acerca la Navidad y al mundo le faltas tú, Jesús.
¡Feliz Adviento!