miércoles, 25 de enero de 2017

Beata Sor Rosalía Rendu

Jeanne Marie Rendu nace el 9 de septiembre de 1786 en la aldea de Confort, Francia. Sus padres son pequeños propietarios que llevan una vida sencilla. La Revolución de 1789, anticlerical, causa confusión y desunión en la Iglesia. La familia Rendu, aun arriesgando su vida, acoge a algunos sacerdotes perseguidos, entre ellos al Obispo de Annecy. La educación cristiana de Jeanne Marie está marcada por este tiempo de persecución. Hará su primera comunión una noche, en el sótano de su casa, a la luz de unas velas.

A la edad de 10 años, la muerte de su padre y la de su hermanita pequeña en el intervalo de unos meses la conmueven fuertemente. Consciente de su responsabilidad de ser la mayor, ayuda a su madre, ocupándose de sus dos hermanas pequeñas.

Cuando de nuevo reina la paz, la señora Rendu, envía a su hija a las religiosas ursulinas que tienen un pensionado en Gex. Jeanne Marie va a veces al hospital de la ciudad y allí descubre el servicio que las Hijas de la Caridad prestan a los enfermos y a los pobres. y siente, cada vez con más fuerza, la llamada de Dios a unirse a ellas.

El 25 de mayo de 1802 entra en la Compañía de las Hijas de la Caridad, en París. Unos meses más tarde, la destinan al barrio Mouffetard donde recibe el nombre de Rosalía. Allí permanecerá 54 años, curando, socorriendo, consolando a todos los que sufren. Hombres, mujeres y niños trabajan durante largas horas en las insalubres fábricas. Los salarios eran poco elevados, las enfermedades atacan a los pobres obreros, quienes ven acentuarse su miseria.

Para responder a las múltiples necesidades que percibe, Sor Rosalía, con las Hermanas de su Comunidad, abre sucesivamente un dispensario, una farmacia, una escuela, un orfanato, una guardería, un patronato para las jóvenes obreras y una casa para ancianos sin recursos. El impulso de caridad que anima a esta Hermana es comunicativo: varias señoras de la clase rica aportan su ayuda financiera. Estudiantes deseosos de poner en práctica su vida cristiana acuden a Sor Rosalía para pedirle consejo; será éste el comienzo de la Sociedad de San Vicente de Paúl.

Durante las Revoluciones de 1830 y 1848, la vemos junto a todos los que sufren, cualesquiera que sea el campo al que pertenezcan. Sube a las barricadas para socorrer a los heridos y protege a todos los que se refugian en su casa. Arriesgando su vida, se interpone entre los que luchan diciendo: “Aquí no se mata ”.

En 1852, Napoleón III manda imponerle la Cruz de la Legión de Honor, homenaje del gobierno por toda la obra llevada a cabo en ese barrio tan miserable de la capital.

Su muerte, el 7 de febrero de 1856, provoca una gran emoción en todos los ambientes sociales de París. Por delante del coche fúnebre caminaba una ola silenciosa, en la que fraternalmente se confundían todas las clases sociales.

Sor Rosalía fue beatificada por Juan Pablo II el 9 de noviembre de 2003

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