miércoles, 28 de febrero de 2018

Santa Bárbara

Según la leyenda habría nacido en Nicomedia, cerca del mar de Mármara, hija de un sátrapa de nombre Dióscuro, que la encierra en una torre; según una leyenda, esto es para evitar que los hombres admiraran su belleza y la sedujeran, según otra para evitar el proselitismo cristiano.

En ausencia de su padre, Bárbara es convertida al catolicismo, y manda construir tres ventanas en su torre simbolizando la Trinidad; su padre se entera del significado de estas ventanas, se enfada y quiere matarla, por lo que ella huye y se refugia en una peña milagrosamente abierta para ella. Atrapada pese al milagro, se enfrenta a su destino.

Su martirio fue el mismo que el de San Vicente Mártir: habría sido atada a un potro, flagelada, desgarrada con rastrillos de hierro, colocada en un lecho de trozos de cerámica cortantes, quemada con hierros al fuego... Cada versión distinta cambia, añade o quita torturas. Finalmente, el mismo Dióscuro la habría decapitado en la cima de una montaña, por lo que un rayo le alcanza a él, muriendo.

Es la patrona de las profesiones que manejan explosivos (debido a la leyenda del rayo) y muy especialmente de los mineros. En las Cuencas Mineras Asturianas le dedican un himno llamado Santa Bárbara Bendita. Asi mismo, es tambien patrona de los militares que pertenecen al Arma de Artillería de la mayoría de los ejercitos del mundo, ¡incluidos los de algunos paises musulmanes!. Se celebra la onomastica el 4 de diciembre.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Santa Filomena

Antes de nacer Filomena, sus padres no tenían hijos, por ello no cesaban de ofrecer sacrificios y oraciones a los dioses falsos para poder tenerlos. Más tarde se convirtieron al Cristianismo y fueron felices de ser lavados en las aguas del Bautismo.

Filomena nació el 10 de enero del año siguiente, y la llamaron "Lumena" o "Luz" porque había nacido en la luz de la Fe, a la cual ya sus padres pertenecían de todo corazón. En el bautismo le pusieron el nombre de Filomena que significa “amiga de aquella luz”, que por la gracia de este sacramento, iluminó su alma.

Cuando Filomena tenía 13 años sus padres viajaron con ella a Roma por motivo de una injusta declaración de guerra hecha contra su familia y esperaban hacer la paz con el soberbio y poderoso Emperador romano. El emperador accedió a la súplica de paz pidiendo a cambio la mano de Filomena para casarse con ella. Los padres de Filomena aceptaron la condición y después de llegar a su casa trataron de convencerla asegurando así, le decían, su futura felicidad como Emperatriz de Roma. Ella rehusó este gran honor, manifestando que era la esposa de Jesucristo ante lo cual su padre decía que una niña como era ella no podía seguir la voluntad propia. El emperador se enteró de esta negativa y los mandó a buscar para convencer a Filomena.

Estando nuevamente en Roma, los padres de Filomena se pusieron de rodillas ante ella pidiéndole que desistiera por el bien de su patria. El emperador entonces les hizo toda clase de promesas para que la niña aceptase el matrimonio pero fue en vano. Recurrió a amenazas sin resultado. Al fin, en un acceso de locura, inspirado por el demonio, mandó que fuera echada a un calabozo, debajo del palacio imperial.

En aquel lugar le ataron manos y pies con cadenas pesadas, con la esperanza de poder persuadirla a que se casara con este hombre en cuya alma reinaba solamente el espíritu malo. Diariamente la visitaba el mismo Emperador, renovando sus propuestas. Ordenó le quitaran las cadenas para permitirle tomar el pan y agua que eran su único alimento, viendo que ni así podía conseguir nada, recurrió a los tormentos. En todo este tiempo Filomena se abandonó en los brazos de Jesús y de su Madre bendita.

Al fin de 37 días de terribles sufrimientos, a Filomena se le apareció la Reina de los cielos, rodeada de una luz brillante, y llevando a su Hijo en brazos. "Hija mía, dijo, pasarás tres días más aquí, y al cuadragésimo de encarcelamiento, saldrás de éste lugar de penas". Estas dulces palabras la llenaron de un gozo celestial. "Cuando lo dejes,proseguía la Santa Madre de Dios, padecerás suplicios crueles por el amor de mi Hijo".Esta noticia la llenó de miedo y sintió la amarga agonía de la muerte. "Ánimo hija querida,añadió la Virgen, querida sobre todas las demás, porque llevas mi nombre y el de mi Hijo. Te llamas Lumena, o sea luz. Mi Hijo tu Esposo se llama luz, estrella, sol. ¿Y no soy yo también llamada aurora, estrella, luna? Yo seré tu fuerza. La naturaleza humana es muy débil, pero cuando llegue el momento de la prueba, recibirás fortaleza y gracia. Además de tu Ángel de la guarda tendrás a tu lado al Arcángel San Gabriel, cuyo nombre significa "la fuerza del Señor", sobre la tierra fue mi protector y ahora le envío a ti querida hija mía". Estas palabras de consuelo le levantaron el corazón y desapareció la visión, dejando un perfume que se esparció por todo el calabozo.

El Emperador, empeñado en hacerle consentir, recurría al tormento, creyendo que de esta manera podría asustarle e inducirle a renunciar a su voto de castidad. Por mandato fue atada a un pilar, y azotada sin misericordia. El tirano, conociendo que su resolución era firme e irrevocable, aunque su cuerpo no era más que una llaga, mandó que le llevasen a la cárcel a morir. El pensamiento de la muerte y el descanso sobre el pecho de su Esposo consolaban a Filomena, cuando aparecieron dos Ángeles radiantes de hermosura, que derramaron un ungüento celestial sobre sus llagas, y le curaron. A la mañana siguiente lo supo el Emperador, que se llenó de sorpresa. Viéndola más fuerte y más hermosa que nunca, quiso persuadirle que debía este favor a Júpiter, quien la libraba de la muerte para que su frente ciñera la corona imperial. Inspirada por el Espíritu Santo respondía a sus argumentos falsos y resistía a sus halagos. Enfurecido por no conseguir su propósito, dio órdenes para que le arrojasen al río Tiber con un ancla atado al cuello. Per Jesús, para demostrar su poder y confundir a los dioses falsos, envió de nuevo a dos Ángeles en su socorro; cortaron la cuerda y el ancla cayó al fondo del río. Después le llevaron a la orilla sin que el agua hubiese tocado sus vestidos. Algunos que presenciaron este hecho milagroso se convirtieron; pero Diocleciano, más ciego que faraón, declaró que era una bruja, y ordenó que su cuerpo fuese atravesado por flechas. Herida de muerte otra vez, fue arrojada en la cárcel, donde en lugar de morir, el Señor le envió un sueño tranquilo, del cual despertó tan hermosa como antes. Más enfurecido por el nuevo milagro, el Emperador, mandó que el tormento fuera repetido hasta que expirase; pero las flechas no salían del arco. Diocleciano atribuyó esto a la magia y esperando que la brujería no pudiese contra el fuego, mandó que las flechas fuesen calentadas en un hornillo. Esta precaución fue en vano. El Esposo Divino le salvó del tormento, volviendo las flechas contra los mismos soldados, de los cuales 6 cayeron muertos. Este último milagro causó otras muchas conversiones, dando la multitud manifiestas señales de rebelión contra Diocleciano y reverencia para la Fe cristiana. Temiendo consecuencias más graves el emperador mandó le cortaran la cabeza. Gloriosa y triunfante subió su alma a los cielos para recibir allí la corona de su virginidad, merecida por tantas victorias.

Esto sucedió el 10 de agosto, un viernes a las 3 de la tarde.


Hallazgo de su cuerpo


El cuerpo de Santa Filomena fue encontrado en las excavaciones de las Catacumbas de Roma el 25 de mayo de 1802, en el reinado del Papa Pío VII. El Padre Francisco de Lucía alcanzó un gran milagro de esta Santa y consiguió que la Santa Sede envíe el cuerpo de la Santa a Mugnano, su Parroquia en Italia donde está hoy.

Santa Filomena se le aparecía frecuentemente al Santo Juan Bautista María Vianney (Santo Cura de Ars) patrono de los Sacerdotes y éste por su intercesión hacía milagros nunca vistos.

Para alcanzar alguna gracia difícil, es necesario estar en estado de gracia, a través de una confesión individual bien hecha y hacer una novena de comuniones rezando la oración y, si fuera posible, mandar a celebrar 13 Misas en honor a los 13 años que vivió, por la conversión de los pecadores y a favor de las almas del purgatorio.

San Cristóbal

Cristóbal significa "el que carga o portador de Cristo". San Cristóbal, popularísimo gigantón que antaño podía verse con su barba y su cayado en todas las puertas de las ciudades: era creencia común que bastaba mirar su imagen para que el viajero se viese libre de todo peligro durante aquel día. 

Hoy que se suele viajar en coche, los automovilistas piadosos llevan una medalla de san Cristóbal junto al volante. 

¿Quién era? Con la historia en la mano poco puede decirse de él, como mucho que quizá un mártir de Asia menor a quien ya se rendía culto en el Siglo V. Su nombre griego, «el portador de Cristo», es enigmático, y se empareja con una de las leyendas más bellas y significativas de toda la tradición cristiana. Nos lo pintan como un hombre muy apuesto de estatura colosal, con gran fuerza física, y tan orgulloso que no se conformaba con servir a amos que no fueran dignos de él. Cristóbal sirvió primero a un rey, aparente señor de la tierra, a quién Cristóbal vio temblando un día cuando le mencionaron al demonio. Cristóbal entonces decidió ponerse al servicio del diablo, verdadero príncipe de este mundo, y buscó a un brujo que se lo presentará. Pero en el camino el brujo pasó junto a una Cruz, y temblando la evitó. Cristóbal le pregunto entonces si él le temía a las cruces, contestándole el brujo que no, que le temía a quién había muerto en la Cruz, Jesucristo. Cristóbal le pregunto entonces si el demonio temía también a Cristo, y el brujo le contestó que el diablo tiembla a la sola mención de una Cruz donde murió él tal Jesucristo. ¿Quién podrá ser ese raro personaje tan poderoso aun después de morir? Se lanza a los caminos en su busca y termina por apostarse junto al vado de un río por donde pasan incontables viajeros a los que él lleva hasta la otra orilla a cambio de unas monedas. Nadie le da razón del hombre muerto en la cruz que aterroriza al Diablo. Hasta que un día cruza la corriente cargado con un insignificante niño a quien no se molesta en preguntar; ¿qué va a saber aquella frágil criatura? A mitad del río su peso se hace insoportable y sólo a costa de enormes esfuerzos consigue llegar a la orilla: Cristóbal llevaba a hombros más que el universo entero, al mismo Dios que lo creó y redimió. Por fin había encontrado a Aquél a quien buscaba. --¿Quién eres, niño, que me pesabas tanto que parecía que transportaba el mundo entero?--Tienes razón, le dijo el Niño. Peso más que el mundo entero, pues soy el creador del mundo. Yo soy Cristo. Me buscabas y me has encontrado. Desde ahora te llamarás Cristóforo, Cristóbal, el portador de Cristo. A cualquiera que ayudes a pasar el río, me ayudas a mí. Cristóbal fue bautizado en Antioquía. Se dirigió sin demora a predicar a Licia y a Samos. Allí fue encarcelado por el rey Dagón, que estaba a las órdenes del emperador Decio. Resistió a los halagos de Dagón para que se retractara. Dagón le envió dos cortesanas, Niceta y Aquilina, para seducirlo. Pero fueron ganadas por Cristóbal y murieron mártires. Después de varios intentos de tortura, ordenó degollarlo. Según Gualterio de Espira, la nación Siria y el mismo Dagón se convirtieron a Cristo. 

San Cristóbal es un Santo muy popular, y poetas modernos, como García Lorca y Antonio Machado, lo han cantado con inspiradas estrofas. Su efigie, siempre colosal y gigantesca, decora muchísimas catedrales, como la de Toledo, y nos inspira a todos protección y confianza. Sus admiradores, para simbolizar su fortaleza, su amor a Cristo y la excelencia de sus virtudes, le representaron de gran corpulencia, con Jesús sobre los hombros y con un árbol lleno de hojas por báculo. Esto ha dado lugar a las leyendas con que se ha oscurecido su vida. Se le considera patrono de los transportadores y automovilistas.

Santa Inés

Hay muy buenos documentos sobre la existencia de esta mártir que vivió a comienzos del siglo IV y que fue martirizada a los doce años, durante la feroz persecución de Diocleciano.

Su popularidad y su devoción hacen pensar que no son improbables las leyendas que se nos han transmitido de boca en boca y también con escritos. Basado en una tradición griega, el Papa Dámaso habla del martirio de Santa Inés sobre una hoguera.
Pero parece más cierto lo que afirma el poeta Prudencio y toda la tradición latina, es decir, que la jovencita, después de haber sido expuesta a la ignominia de un lugar de mala fama por haberse negado a sacrificar a la diosa Vesta, fue decapitada.

Así comenta el hecho San Ambrosio, al que se le atribuye el himno en honor de Agnes heatae virginis: “¿En un cuerpo tan pequeño había lugar para más heridas? Las niñas de su edad no resisten la mirada airada de sus padres, y las hace llorar el piquete de una aguja: pero Inés ofrece todo su cuerpo al golpe de la espada que el verdugo descarga sobre ella”.

Alrededor de su imagen de pureza y de constancia en la fe, la leyenda ha tejido un acontecimiento que tiene el mismo origen de la historia de otras jóvenes mártires: Agata, Lucia, Cecilia, que también encuentran lugar en el Canon Romano de la Misa. Según la leyenda popular, fue el mismo hijo del prefecto de Roma el que atentó contra la pureza de Inés. Al ser rechazado, él la denunció como cristiana, y el prefecto Sinfronio la hizo exponer en una casa de mala vida por haberse negado a rendirle culto a la diosa Vesta. Pero Inés salió prodigiosamente intacta de esa difamante condena, porque el único hombre que se atrevió a acercarse a ella cayó muerto a sus pies.

Pero el prefecto no se rindió ante el prodigio y la condenó a muerte. Un antiguo rito perpetúa el recuerdo de este ejemplo heroico de pureza. En la mañana del 21 de enero se bendicen dos corderitos, que después ofrecen al Papa para que con su lana sean tejidos los palios destinados a los Arzobispos. La antiquísima ceremonia tiene lugar en la iglesia de Santa Inés, construida por Constantina, hija de Constantino, hacia el 345.

viernes, 16 de febrero de 2018

Calendario Carmelita Febrero

01 de febrero
Beata Candelaria de San José

Nacida en Altagracia de Orituco el 11 de agosto de 1863, Susana Paz-Castillo Ramírez, Animada por el presbítero Sixto Sosa, más tarde Obispo de Cumaná, se consagró al servicio de los enfermos en el Hospital «San Antonio» fundado en 1903 en Altagracia de Orituco. Luego,, inició la fundación de una nueva Congregación religiosa, dedicada al servicio de los pobres, la cual se constituyó definitivamente el 31 de diciembre de 1910 con el nombre de «Congregación de las Hermanitas de los Pobres de Altagracia de Orituco». Posteriormente la Congregación se agregó a la Orden del Carmelo, y fueron denominadas Terciarias Carmelitas Regulares. Hoy son conocidas como Hermanas Carmelitas Venezolanas o Carmelitas de la Madre Candelaria. Se destacó por su profundo amor a Dios y por su entrega generosa y abnegada a los pobres. Murió el 31 de enero de 1940.
La beatificación de la Madre Candelaria de San José tuvo lugar el día 27 de abril de 2008 en Caracas, Venezuela.



24 de febrero
Beata Josefa Naval Girbés

Josefa Naval Girbés, que se santificó en el mundo, como miembro del Carmelo Seglar. Nacida en Algemesí (Valencia, España), el año 1820, desde su adolescencia se entregó al Señor con el voto perpetuo de castidad y se dedicó con generosidad a las obras de apostolado en el ámbito de la comunidad parroquial. Recorrió el camino de la oración y de la perfección evangélica en una vida de sencillez y de ardiente caridad. Hizo de su casa un taller y una escuela de oración, donde numerosas jóvenes y mujeres se formaron en la sabiduría humana y espiritual. Murió el 24 de Febrero de 1893. Fue beatificada en 1988.



Calendario Carmelita Enero


01 de enero
San Pedro Tomás, Obispo.


Nació en el Perigord meridional (Francia) alrededor de 1305. A la edad de veinte años entró en la Orden del Carmen. Habiendo ejercido el oficio de Procurador General de la Orden ante la Curia pontificia en Aviñón y después de predicador apostólico, fue nombrado en 1354 obispo de Patti y Lípari. Desempeñó las funciones de legado pontificio ante reyes y emperadores del tiempo con el objetivo de consolidar la paz y promover la unión con las Iglesias Orientales. Trasladado a otras sedes: Corón (Peloponeso) como legado pontificio en Oriente (1363) y finalmente (1364) como patriarca latino de Constantinopla. Sus esfuerzos en favor de la unidad de la Iglesia hacen de este santo del siglo XIV un precursor del ecumenismo. Murió en Famagusta (Chipre) en 1366.





03 de enero
San Ciriaco Elías Chavara


Cofundador y primer prior general de la Congregación de los Carmelitas de María Inmaculada, nace en Kainakary, localidad del estado de Kerala (India), el día 10 de febrero de 1805. Ingresó en el seminario de Pallipuram en 1818. Fue ordenado sacerdote por un obispo carmelita en 1829. Fundó el primer monasterio de una nueva Congregación en Mannanam el 1831. Emitió los votos religiosos el 8 de diciembre de 1855, aceptando las Constituciones del Carmelo. En un principio, la Congregación se llamó «Terciarios de María Inmaculada del Monte Carmelo de Malabar»; hoy se conocen como «Carmelitas de la Inmaculada». Colaboró también con el carmelita P. Leopoldo Beccaro, en la fundación del instituto de las Hermanas de la Madre del Carmelo en 1866. Fue vicario general de la Iglesia siro-malabar desde 1861. Se opuso, como campeón de la unidad eclesial, al cisma de Mar Rokos.Dedicó su vida entera a la renovación espiritual de la comunidad cristiana siro-malabar. A pesar de sus muchos trabajos, tuvo tiempo para escribir algunos libros, tanto en prosa como en verso, para la formación de los fieles. Muere en Koonammavue el 3 de enero de 1871, a los 66 años. Sus restos mortales fueron trasladados a Mannanam en 1889. Su espiritualidad es india, sacerdotal, monacal, carmelitana, eucarística, mariana, apostólica. Fue beatificado en Kottayan, India, por Juan Pablo II, en 1986 y canonizado por Francisco en 2014.



09 de enero
San Andrés Corsini, Obispo


Nació en Florencia en los inicios del siglo XIV. Abrazó la vida religiosa en el convento de su ciudad natal. Fue Provincial de Toscana en 1348 y al año siguiente fue nombrado obispo de Fiésole. Gobernó su diócesis con admirables ejemplos de caridad y con la elocuencia de su palabra. Se distinguió por su celo apostólico, prudencia y amor hacia los pobres. El mismo, con sus propias manos, distribuía el pan a los necesitados. Se atrajo la estima y la simpatía por parte de todos. Muchos, ricos y menos ricos, venían a él para encontrar la paz, después de años de luchas y odios que destruían familias y ciudades. Murió el día 6 de enero de 1374. Fue canonizado el día 29 de abril de 1629.


27 de enero
San Enrique de Ossó y Cervelló


En Vinebre, población aldeana de Tarragona (España), nació Enrique el 16 de octubre de 1840. Tras la muerte de su madre en el año 1854 se fue al seminario para hacerse sacerdote cumpliendo así un último deseo que ella le había manifestado. Recibió la ordenación sacerdotal el 21 de septiembre de 1867. Apoyado por Teresa Blanch, el 23 de junio de 1876 fundó en Tarragona la Companía de Santa Teresa de Jesús con ocho cofundadoras. Las religiosas teresianas, dedicadas a la educación.Escribió numerosos artículos religiosos y el las Siete Moradas en el Corazón de Jesús. Alejado de su obra, murió el 27 de enero de 1896. Fue beatificado el 14 de octubre de 1979 y canonizado el 16 de junio de 1993 por el papa Juan Pablo II.



29 de enero
Beata Arcángela Girlani


Leonor Girlani, natural de Trino de Monferrato, se llamó Arcángela cuando, con sus hermanas María y Francisca, tomó en 1477 el hábito carmelita en el monasterio de Parma, del cual fue después priora. Más tarde ejerció el mismo oficio en el nuevo monasterio de Mantua desde 1492 y allí murió en 1495. En un manuscrito leemos que la beata se ocupaba activamente de hacer realidad el nombre del monasterio: "Sta. María del Paraíso". Se distinguió por su especial devoción a la Stma. Trinidad. Su culto litúrgico fue aprobado por Pío IX en 1864.


lunes, 12 de febrero de 2018

Santa María Magdalena

Su nombre era María, que significa "preferida por Dios", y era natural de Magdala en Galilea; de ahí su sobrenombre de Magdalena. Magdala, ciudad a la orilla del Mar de Galilea, o Lago de Tiberiades.

Jesús, al dar su Espíritu a sus apóstoles, les dijo que perdonasen los pecados conforme se lo habían visto a Él hacer: y la liturgia nos recuerda hoy un ejemplo, que será siempre famoso, de la misericordia del Salvador con los que se duelen de sus pasados extravíos.

María, hermana de Marta y Lázaro, era pública pecadora, hasta que tocada un día por la gracia, vino a rendirse a los pies del Señor. “No te acerques a mí, porque estoy puro”, le dirían los soberbios; pero el Señor, al contrario, la recibe y perdona. Por eso Jesús, “acoge bondadoso la ofrenda de sus servicios”, y le ofrece para siempre un sitial de honor en su corte real. La contrición transforma su amor. “Por haber amado mucho, se le perdonan muchos pecados”. Movido por sus ruegos resucita Jesús a Lázaro, su hermano, y cuando Jesús es crucificado, le asiste, más muerta que viva; preguntando, como la esposa de los Cantares, a dónde han puesto su esposo Divino, Cristo la llama por su propio nombre, y mándale llevar a los discípulos la nueva de su Resurrección.

A imitación de la gran Santa María Magdalena, vengamos en espíritu de amor y de compunción, a ofrecer a Jesús, presente en la santa Misa, el tesoro de nuestras alabanzas. Hagámosle compañía, como las dos hermanas Marta y María; adornemos su altar, con ese recio espíritu de fe que no teme el escándalo farisaico, con todo el esplendor que conviene a la casa de Dios. Imitémosla sobre todo en su acendrado amor a Jesús, seguros de que haciéndolo así, lograremos la remisión entera de nuestras pasadas culpas, elevándonos, desde el fondo de nuestra miseria a la sima de la santidad. Al que busca a Dios con gemidos, pronto le abre la puerta de su misericordia y de sus ricos tesoros. 


Cuatro menciones en los Evangelios:

1) Los siete demonios. Lo primero que dice el Evangelio acerca de esta mujer, es que Jesús sacó de ella siete demonios (Lc 8,2), lo cual es un favor grandísimo, porque una persona poseída por siete espíritus inmundos tiene que haber sido impresionantemente infeliz. Esta gran liberación obrada por Jesús debió dejar en Magdalena una gratitud profundísima.

Nuestro Señor decía que cuando una persona logra echar lejos a un mal espíritu, este se va y consigue otros siete espíritus peores que él y la atacan y así su segundo estado llega a ser peor que el primero (Lc 11,24). Eso le pudo suceder a Magdalena. Y que enorme paz habrá experimentado cuando Cristo alejó de su alma estos molestos espíritus.

A nosotros nos consuela esta intervención del Salvador, porque a nuestra alma la atacan también siete espíritus dañosísimos: el orgullo, la avaricia, la ira, la gula, la impureza o lujuria, envidia, la pereza y quizás varios más. ¿Quién puede decir que el espíritu del orgullo no le ataca día por día? ¿Habrá alguien que pueda gloriarse de que el mal espíritu de la impureza no le ha atacado y no le va a atacar ferozmente? Y lo mismo podemos afirmar de los demás.

Pero hay una verdad consoladora: Y es que los espíritus inmundos cuando veían o escuchaban a Jesús empezaban a tembar y salían huyendo. ¿Por qué no pedirle frecuentemente a Cristo que con su inmenso poder aleje de nuestra alma todo mal espíritu? El milagro que hizo en favor de la Magdalena, puede y quiere seguirlo haciendo cada día en favor de todos nosotros.

2) Se dedicó a servirle con sus bienes. Amor con amor se paga. Es lo que hizo la Magdalena. Ya que Jesús le hizo un gran favor al librarla de los malos espíritus, ella se dedicó a hacerle pequeños pero numerosos favores. Se unió al grupo de las santas mujeres que colaboraban con Jesús y sus discípulos (Juana, Susana y otras). San Lucas cuenta que estas mujeres habían sido liberadas por Jesús de malos espíritus o de enfermedades y que se dedicaban a servirle con sus bienes (Lc 8,3). Lavaban la ropa, preparaban los alimentos; quizás cuidaban a los niños mientras los mayores escuchaban al Señor; ayudaban a catequizar niños, ancianos y mujeres, etc...

3) Junto a la cruz. La tercera vez que el Evangelio nombra a Magdalena es para decir que estuvo junto a la cruz, cuando murió Jesús. La ausencia de hombres amigos junto a la cruz del Redentor fue escandalosa. Sencillamente no se atrevieron a aparecer por ahí. No era nada fácil declararse amigo de un condenado a muerte. El único que estuvo junto a Él fue Juan. En cambio las mujeres se mostraron mucho más valerosas en esa hora trágica y fatal. Y una de ellas fue Magdalena.

San Mateo (Mt 27,55), San Marcos (Mc 15, 40) y San Juan (Jn 19, 25) afirman que junto a la cruz de Jesús estaba la Magdalena. En las imágenes religiosas de todo el mundo los artistas han pintado a María Magdalena junto a María, la Madre de Jesús, cerca de la cruz del Redentor agonizante, como un detalle de gratitud a Jesús.

4) Jesús resucitado y la Magdalena. Uno de los datos más consoladores del Evangelio es que Jesús resucitado se aparece primero a dos personas que habían sido pecadoras pero se habían arrepentido: Pedro y Magdalena. Como para animarnos a todos los pecadores, con la esperanza de que si nos arrepentimos y corregimos lograremos volver a ser buenos amigos de Cristo.

Los cuatro evangelistas cuentan como María Magdalena fue el domingo de Resurrección por la mañana a visitar el sepulcro de Jesús. San Juan lo narra de la siguiente manera:

"Estaba María Magdalena llorando fuera, junto al sepulcro y vio dos ángeles donde había estado Jesús. Ellos le dicen: - ¿Mujer, por qué lloras? - Ella les responde: - Porque se han llevado a mi Señor, y no sé donde lo han puesto.

Dicho esto se volvió y vio que Jesús estaba ahí, pero no sabía que era Jesús.

Le dice Jesús: - ¿Mujer por qué lloras? ¿A quién buscas?

Ella, pensando que era el encargado de aquella finca le dijo: - Señor, si tú lo has llevado, dime donde lo has puesto, yo me lo llevaré.

Jesús le dice: '¡María!'

Ella lo reconoce y le dice : '¡Oh Maestro!' (y se lanzó a besarle los pies).

Le dijo Jesús: - Suéltame, porque todavía no he subido al Padre. Vete donde los hermanos y diles: 'Subo a mi Padre y vuestro Padre, a mi Dios a vuestro Dios'.

Fue María Magdalena y les dijo a los discípulos: - He visto al Señor, y me ha dicho esto y esto." (Jn. 27, 11).

Esta mujer tuvo el honor de ser la encargada de comunicar la noticia de la resurrección de Jesús.

domingo, 11 de febrero de 2018

Nuestra Señora de Lourdes


Oración para pedir la salud de los enfermos a la Virgen de Lourdes

¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra!
Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos,
acudimos en las horas amargas de la enfermedad a tu maternal corazón,
para pedirte que derrames a manos llenas¿
el tesoro de tu misericordia sobre nosotros.

Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuches,
Pero acuérdate que jamás se ha oído decir
que ninguno de los que han acudido a ti haya sido abandonado.

¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima!
Ya que Dios obra por tu mano curaciones sin cuento en la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor,
guarda también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo… (se dice el nombre).

Alcanzadle de vuestro Divino Hijo Jesucristo la deseada salud,
si ha de ser para mayor gloria de Dios.
Pero mucho más alcanzadnos a todos el perdón de nuestros pecados,
paciencia y resignación en los sufrimientos
y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios,
prisionero por nosotros en los Sagrarios. Amén.

Virgen de Lourdes, rogad por nosotros.
Consuelo de los afligidos, rogad por nosotros.
Salud de los enfermos, rogad por nosotros.

Rezar tres Avemarías.