lunes, 17 de febrero de 2020

Oraciones al Divino Niño Jesús

Súplica para tiempos difíciles.

Divino Niño Jesús:
Tengo mil dificultades: ayúdame.
De los enemigos del alma: sálvame.
En mis desaciertos: ilumíname.
En mis dudas y penas: confórtame.
En mis soledades: acompáñame.
En mis enfermedades: fortaléceme.
Cuando me desprecien: anímame.
En las tentaciones: defiéndeme.
En las horas difíciles: consuélame.
Con tu corazón paternal: ámame.
Con tu inmenso poder: protégeme.
Y en tus brazos al expirar: recíbeme. Amén.

Plegaria para obtener serenidad.

Niño Jesús: Tú eres el Rey de la Paz, ayúdame a aceptar sin amarguras las cosas que no puedo cambiar.

Tú eres la fortaleza del cristiano; dame valor para transformar aquello que en mí debe mejorar.

Tú eres la sabiduría eterna; enséñame en cada instante cómo debo obrar para agradar más a Dios y hacer mayor bien a las demás personas. Te lo suplico, por los méritos de tu infancia a ti que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Un minuto con el Niño Jesús

Bendíceme, Niño Jesús y ruego por mí sin cesar.
Aleja de mi hoy y siempre el pecado.
Si tropiezo, tiende tu mano hacia mí.
Si cien veces caigo, cien veces levántame.
Si yo te olvido, tú no te olvides de mí.
Si me dejas Niño, ¿Qué será de mí?
En los peligros del mundo asísteme.
Quiero vivir y morir bajo tu manto..
Quiero que mi vida te haga sonreír.
Mírame con compasión, no me dejes Jesús mío.
Y, al fin, sal a recibirme y llévame junto a ti.
Tu bendición me acompañe hoy y siempre. Amén. Aleluya. (Gloria al Padre).

domingo, 16 de febrero de 2020

Beata Isabel Renzi

Nació en Saludecio di Romagna (Rímini), en una familia muy cristiana. Se educó en las clarisas de Mondaino, donde maduró su vocación religiosa. En 1807 ingresó en el monasterio de las agustinas de Pietrarubbia, en el Condado de Carpegna, que tenía fama por la gran espiritualidad y ascesis que reinaba en el monasterio. En este lugar vivió muy feliz. En 1810, un decreto de napoleónico que obligaba a las religiosas regresar a sus casas, impidió que hiciera el noviciado. Tuvo que volver a la vida en familia; este momento fue muy doloroso para ella, pero la forjará para las pruebas que tendría que vivir.

Abandonó su primitivo fervor, pero continuó preguntando al señor en la oración: “¿Señor, qué proyecto tienes sobre mía?”. Un día, mientras estaba cabalgando junto a una criada, fue tirada del caballo. Al levantarse interpretó esta caída como el signo de una llamada por parte del Señor. Pidió consejo a su director espiritual, don Vitale Corbucci, que le dijo que su misión era la de educadora. En 1824, a instancias de su director espiritual, marchó a Coriano, a un centro de formación, que el Estado Pontificio quería para eliminar la situación de ignorancia y desorden moral frecuentes. En aquella época se hablaba mucho de la fundación de las Hijas de la Caridad de santa Magdalena de Canossa; Isabel, quiso unir el centro de Coriano con las Hijas de la Caridad, pero las negociaciones se prolongaron durante años sin resultado. Santa Magdalena, aconsejó a Isabel, que se ocupase del centro de Coriano hasta que se aclarase la situación.

A su alrededor se congregó una pequeña comunidad de mujeres a las que llamó "Pobres del Crucifijo, retiradas de Coriano". Poco a poco comprendió que su misión era la educación. Y fue en 1839, cuando fundó en Rímini, las Maestras Pías de la Bienaventurada Virgen María Dolorosa y que tuvo la aprobación del obispo de Rímini. Congregación que nacía para lograr "una vida religiosa hecha de trabajo y de oración en la paz doméstica y en la caridad fraterna". Su Instituto se extendió rápidamente. Ella vivió siempre en la oración, la caridad y una inmensa confianza en la Providencia. Falleció en Coriano, el 14 de agosto de 1859. Sus restos se veneran en la capilla de la Casa Madre.

Junto a las Maestras Pías de la Dolorosa, está el Movimiento Per l’Alleluia, aprobado en 1994, constituido por laicos que viven la espiritualidad y el carisma de la beata Isabel en todos los ámbitos de la vida cotidiana.
Fue beatificada el San Juan Pablo II, el 18 de junio de 1989.

viernes, 14 de febrero de 2020

Beata Brígida de Jesús Morello

Brígida Morello fue una mujer de su tiempo, el siglo XVII; una mujer de gran fe que supo ver en los acontecimientos históricos y sobre todo en los que a ella le toco vivir la santa voluntad de Dios.

"Dios es nuestro Padre y nunca nos abandonará"; esta seguridad de ser amada como hija, gratuita e incondicionalmente, la motivó a entregar su cariño a cada prójimo que tuviera cerca.

Nació el 17 de junio de 1610 a San Miguel de Pagana (Génova) sobre la Costa de Levante, sexta de once hijos, creció en entorno intensamente cristiano. A 23 años, el 14 de octubre de 1633, se casó Matteo Zancano de Cremona y se estableció con su marido en Salsomaggiore (Parma), dónde fue reconocida por sus virtudes.

A 27 años, el 11 de noviembre de 1637, quedó viuda, entonces hizo voto de castidad, deseando convertirse en religiosa, pero inútilmente intentó entrar entre las capuchinas de la localidad, el ser viuda se lo impedía.

En el 1640 se trasladó a Piacenza, en donde los jesuitas fueron sus directores espirituales, quienes siempre la guiaron y la mantuvieron en la vía a la perfección, especialmente por parte del padre Antonio Morando, su confesor y primer biógrafo.

Margarita de Medici, duquesa de Parma y Piacenza, quería dotar a Piacenza con un Instituto de Ursulinas para la educación de la juventud femenina, uno similar al que existía en Parma. Para ello Brígida Morello acogió en septiembre de 1646 a algunas jóvenes mujeres en su casa, bajo la denominación de Santa Úrsula, dando así inicio, el 17 de febrero de 1649, Miércoles de Ceniza, con cinco compañeras una nueva familia de Ursulinas, bajo la guía de los Jesuitas.

No fue sin embargo la primera superiora, ya que recién en 1665 fue elegida como tal, siendo confirmada en 1670 y en 1675; sus precarias condiciones de salud no le impidieron gobernar por largos períodos, incluso desde la cama, su Congregación de Ursulinas de María Inmaculada.

El 3 de septiembre de 1679 murió en Piacenza y fue enterrada en la iglesia local de San Pedro, hoy no existen rastros de su tumba, si existen un cierto número de cartas, algunos escritos autobiográficos y edificantes, documentos de los que se puede sacar una exacta visión de las experiencias espirituales de la fundadora.

Pero solamente en los años 1927-28 se celebró en Piacenza el proceso ordinario para su beatificación; el decreto sobre la heroicidad de las virtudes se obtuvo el 29 de abril de 1980.