domingo, 20 de septiembre de 2020

Santa Catalina de Alejandría

Nació en la ciudad de Egipto, Alejandría, la segunda más importante en número de habitantes de este país. Santa Catalina nació en el siglo III en el seno de una noble familia rodeada de criados y riquezas. Todos los que escriben sobre ella nos la presentan como una gran estudiante, especialmente en "letras". Alejandría estaba por aquél entonces bajo el dominio del
emperador Maximino, que hacia el año 310, promulgó un edicto, en el que ordenaba que acudieran a la ciudad todos los habitantes de la comarca para ofrecer sacrificios a los dioses, castigando severamente a cuantos se negasen.

Cuando tenía solamente 18 años de edad, Catalina se presentó a sí misma al Emperador Maximino, quien perseguía violentamente a los Cristianos, y le reconvino a él por su crueldad intentando probar cuan inicua era la adoración de dioses falsos. Asombrado de la audacia de la joven, pero incompetente para rivalizar con ella en punto de entendimiento el tirano la detuvo en su palacio y cito a numerosos eruditos a quienes el mando utilizar toda su habilidades en astuto razonamiento para que de esa manera Catalina pudiera ser conducida a apostatar.

Pero ella emergió victoriosa del debate. Algunos de sus adversarios, conquistados por su elocuencia, se declararon a sí mismos Cristianos y fueron entonces condenados a muerte. Furioso al ser confundido, Maximino había azotado a Catalina y entonces la aprisionó. Mientras tanto la emperatriz, entusiasmada por ver a tan extraordinaria joven, fue con Porfirio, el jefe de las tropas, para visitarla en su calabozo, cuando ellos en turno se sometieron a las exhortaciones de Catalina, creyeron, fueron bautizados, e inmediatamente ganaron la corona de mártir. Así después la santa, quien estaba lejos de olvidar su fe, que efectuó tantas conversiones, fue condenada a morir en la rueda, pero, al tocarla ella, este instrumento de tortura fue milagrosamente destruido. El emperador, enfureció y perdió el control entonces ella fue decapitada y Ángeles llevaron su cuerpo al Monte Sinaí donde posteriormente una iglesia y un monasterio fueron edificados en su honor.

En la imagen de Santa Catalina se puede apreciar como lleva en su mano derecha la rueda de molino con la que fue martirizada. En su mano izquierda trae la palma -señal que falleció mártir y el libro del Evangelio.

"Gloriosa Santa Catalina de Alejandría, portento de sabiduría y elocuencia. Quisiéramos parecernos a ti en ese conocimiento admirable de las ciencias y de la fe para ser testigos de Jesús en el mundo. Alcánzanos esa fe y esa ciencia para que seamos siempre capaces de dar razones de creencia y también la esperanza por Jesucristo Nuestro Señor. Amén".

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