domingo, 27 de marzo de 2016
Feliz Pascua !!!
Señor resucitado
Tú vives, has resucitado de entre los muertos.
Tú vives, ha sido un milagro patente.
Tú vives, la muerte ha sido vencida.
Tú vives, la vida es más grande que la muerte.
Tú vives, primicia de todos los vivos.
Tú vives, y eres la vida.
Tú vives, tu carne no ha conocido la corrupción.
Tú vives, no has sido abandonado a la muerte.
Tú vives, y nos enseñas el camino de la vida.
Señor resucitado, sé nuestra fuerza, nuestra vida.
Señor resucitado, danos la alegría de vivir.
Señor resucitado, ábrenos a la inteligencia de las Escrituras.
Señor resucitado, enséñanos a caminar como hermanos a tu encuentro.
Señor resucitado, haz de nosotros una comunidad en marcha, una comunidad viva y de vida. Señor resucitado, pon calor en nuestros corazones.
Señor resucitado, pon claridad en nuestros ojos de creyentes.
Señor resucitado, pon humildad en nuestra vida entera para reconocerte
como vivo.
Señor resucitado, pon espíritu en nuestra alma para llegar a la santidad.
domingo, 20 de marzo de 2016
Domingo de Ramos
Celebramos el Domingo de Ramos. Jesús se dispone a cumplir su misión salvadora, realizando la redención del mundo mediante la cruz y la resurrección.
En el Domingo de Ramos Jesús llega a Jerusalen a visitar a su pueblo, a enfrentarle y a llevarlos a tomar una decisión.
¿Y nosotros, donde estamos? ¿Donde estas tu, en este cuadro? ¿Es Jesús para ti un hombre mas o es el que había de venir? ¿Es Jesús para ti un maestro mas o es el salvador de tu vida? ¿Es Jesús para ti otro hombre bueno, o es el rey que llega a transformar tu vida para el Reino de Dios?
Hoy es el momento de encuentro, el momento de decisión. No perdamos la oportunidad de proclamar a Jesús como el Rey y centro de nuestras vidas. Tomemos nuestro manto, pongamoslo a sus pies, y con nuestros Ramos aclamemos con entusiasmo, como toda esa gente que allí en Jerusalen proclamaba: “¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor!” ¡Hosanna en las alturas!
Devoción de la Santa Madre Rossello a San José.
Con cartas llenas de amor y confianza, la Santa Madre María Josefa Rossello se dirigía a su querido San José.
Mi queridísimo Padre San José:
Yo, Sor María Josefa, última de vuestra sierva, postrada humildemente a tus pies, te ruego vivamente por el amor que tienes a Jesús y María y que ellos te tienen a ti, obtenme de tu Hijo adoptivo y de tu Inmaculada esposa, esta gracia que tanto deseo para mí y para mis Hermanas.
Deseo que en el día de esta bella fiesta nos obtengas una viva fe, una firme esperanza y una ardientísima caridad. Que reine siempre entre nosotras la paz y la concordia, que todas cumplamos en la tierra su santísima voluntad, como se cumple en el cielo. Que todas vivamos con espíritu de misericordia, que es el espíritu de nuestro Instituto.
Concédeme querido Padre, conocer con claridad la voluntad de Dios sobre el trabajo en América y todo las tareas que tenemos entre manos. Asistidnos en todas las necesidades de nuestro Instituto. Tú conoces Padre mío cuán oprimida me siento por las deudas. Dile a Jesús que me socorra con su misericordiosa Providencia, basta sólo una palabra tuya y seré escuchada.
Muéstrale querido Padre, muéstrale a Jesús y María a esta Casa de la Misericordia, la de la Providencia llena de pobres hijas abandonadas, la otra de Albisola dedicada a vuestro nombre, la de los pobres Clérigos, hijos de tu corazón, y luego recuérdales a Jesús y María nuestras angustias y estrecheces; nuestros deseos de apartar de los peligros a las almas que tanta sangre costaron a Jesús y tantos dolores a María vuestra esposa.
Tú querido Padre, que tuviste en vida un corazón lleno de compasión y de amor y más aún lo tienes en el cielo por todos tus devotos, haz que no veamos desilusionadas la confianza que tenemos en Vos. Sí mi buen Padre todo espero hoy de Vos. Por sobre todo deseo morir antes que perder esta esperanza.
Bendícenos con Jesús y María junto con todas mis Hijas y sean siempre bendecidos con vuestro nombre, los nombres de Jesús y María. Amén
Tu indigna sierva Sor María Josefa.
(Manuscritos de Santa María Josefa Rossello)
jueves, 17 de marzo de 2016
Oraciones a Nuestra Señora de la Misericordia
Oración
¡Santísima Virgen de la Misericordia! Admítenos en tu presencia amorosa, déjanos ocupar un rinconcito en el templo de tus prodigios maternales; no nos deseches, pues venimos con corazón arrepentido anhelando conversión y perdón, bondadosísima Señora, perdón y compasión. El pecado ha ofuscado muchas veces en tus hijos la luz de la razón, y han sido ingratos ofendiendo a tu Jesús: pero Tú eres madre y serás también intercesora. Danos gracia, misericordiosísima Señora, para ofrecerte siempre, en adelante, mucho amor y mucha gloria. Así sea.
Oración
¡Oh Madre de Misericordia! Tú que en grito suplicante nacido de tu Corazón compasivo, de Madre de pecadores, dijiste, dirigiendo tus manos a la tierra mientras tus ojos se clavaban en el cielo: “!Misericordia, Hijo mío, misericordia quiero y no justicia!”; repite hoy esta súplica en favor de estos hijos que te invocan, poniendo en tu seno toda esperanza de amor y de perdón. Acoge, Madre, la ardiente plegaria que el alma informa, para que viviendo santamente en la Tierra, reinemos Contigo y tu Divino Hijo eternamente en la gloria. Amén
domingo, 13 de marzo de 2016
San Elías, profeta
Es considerado el Padre inspirador de los Carmelitas y de todos aquellos ermitaños que a lo largo de los siglos han vivido en el Monte Carmelo en medio de la oración, el silencio y el trabajo; junto a la fuente de Elías.
Elías originario de Tisbé de Galaad (1 Re 1 7. 1). Vivió en el siglo IX a.C. en el Reino del norte, es uno de los profetas más grandes del A. T. con gran resonancia en el Nuevo ( Mt 16,4: 17,1-12; 27,47, Lc 4,25, 9, 33, Jn 1,21; St 5, 17). Esto indica el gran aprecio y respeto que le tenía el pueblo de Israel.
En una situación de confusión y sincretismo, Elías es el profeta elegido por Dios para reconducir el pueblo a la verdadera relación con Él y restablecer la fidelidad a la alianza. El famoso episodio del enfrentamiento con los profetas de Baal narrado en el capitulo 18 del primer Libro de los Reyes, es el único que la Biblia nos ambienta en el Carmelo.
La lucha de Elías contra los profetas de Baal está basado seguramente en una tradición que se remonta a finales del siglo IX narrado con profundo dramatismo por un escritor de la escuela deuteronomística en la época del exilio babilonense, (después del 1587).
Elías "hombre de Dios": siempre guiado por su palabra (cfr. 1Re 17, 2-5. 8-10.24;18,1-2), "arde en celo por el Señor de los ejércitos" (1Re 19,10,14) por el "Dios celoso"( Ex 20,5) aparece aquí como el verdadero fuego que ilumina el pueblo en medio de las tinieblas de la idolatría, consume, purifica y enciende el entusiasmo de los fieles.
Y como tal lo imaginará el libro de Ben Sirá: "Surgió el profeta Elías como un fuego". (Eco 48, 1-11).
El profeta Elías aparece en las Sagradas Escrituras como el hombre de Dios que camina sin descanso en la presencia del Señor y que, abrasado de celo, lucha en defensa del culto del único Dios verdadero. El vindicó los derechos de Yahvé en público desafío celebrado en el Carmelo. Poco después recibía en el monte Horeb la gracia de la íntima experiencia del Dios vivo.
Los primeros ermitaños que iniciaron la vida cenobítica en honor de la Virgen María en el monte Carmelo, allá por el siglo XII, pusieron los ojos en Elías conforme a la tradición monástica, tomando al profeta junto con la Madre de Dios como modelo de su vida.
sábado, 12 de marzo de 2016
San Luis Orione
San Luis Orione, nació en Pontecurone (norte de Italia) el 23 de junio de 1872, el cuarto hijo de Vittorio Orione y Carolina Feltri. La pobreza y los enormes sacrificios de su familia humilde y trabajadora experimentados desde edad temprana, y la fe sencilla pero firme transmitida por su madre, fueron moldeando un corazón que Dios preparaba para una misión grande.
Consciente que Dios lo llamaba a ser sacerdote, pasó por los franciscanos y más tarde por los salesianos de Turín, donde conoció personalmente a Don Bosco, de quien fue discípulo y extrajo gran parte de su formación religiosa, aunque comprendió que no estaba allí su vocación. Después entró al seminario de Tortona, donde se formó para ser sacerdote en 1895. En esos años fue descubriendo poco a poco lo que Dios le pedía, primero reuniendo a algunos niños de escasos recursos para catequizarlos y luego ayudándolos a estudiar en un colegio, que fue su primera fundación.
Esos fueron los comienzos de una congregación que iba asomando, como un sueño envuelto por el manto de la Santísima Virgen, que contenía a hombres y mujeres de distintas nacionalidades en una gran obra: la Obra de la Divina Providencia.
De gran corazón, Don Orione se dedicó a socorrer a los más necesitados, ya sea aquellos que fueron víctimas de los terremotos que asolaron Italia a comienzos del siglo veinte, como así también a los abandonados de la sociedad de aquella época.
Este mismo espíritu lo trajo a América y particularmente a nuestro país, donde en dos oportunidades (1921 y 1934) acercó su presencia misionera y solidaria para hacer crecer en Argentina –como ya lo había hecho en Italia– una “gran familia” que testimonia a Jesucristo a través de obras de misericordia:
- Cottolengos y hogares para discapacitados - Centros para niños en riesgo y abandonados - Escuelas - Parroquias y capillas - Misiones
Su entrega total a Dios y a los hombres la llevó hasta el último momento de su vida. Cuando supo que Dios lo llamaba, también allí respondió con prontitud: “Jesús, Jesús, Jesús, voy”, fueron sus últimas palabras, aquel 12 de marzo de 1940, en San Remo (Italia).
Hoy la Familia Orionita se extiende en una treintena de países y constituye –a través de laicos, religiosos, religiosas y sacerdotes– una importante presencia eclesial que continúa el camino marcado por el Fundador: hacer que Cristo esté presente en todas las cosas (“Instaurare omnia in Christo”, Efesios 1,10).
Es beatificado por el Papa Juan Pablo II el 26 de octubre de 1980. Y canonizado el 16 de mayo del 2004 por el mismo Juan Pablo II.
jueves, 3 de marzo de 2016
Santoral Franciscano Marzo
06 de marzo
Santa Coleta
Para huir de la vista del mundo tomó el hábito de la Orden Terciaria de San Francisco, y se encerró en una celdilla que comunicaba a un templo, donde oía Misa y comulgaba. Allí estuvo cuatro años, ayunando todas las cuaresmas a pan y agua, haciendo esto mismo otros muchos días del año. Su cama era de manojos de sarmientos en el suelo. Su oración era continua.
Salió del retiro con los consejos de Fr. Enrique de Beaume, y sacó licencia del Papa para tomar el hábito de Santa Clara y emprender la reforma en toda la Orden; lo cual consiguió no sin dificultades. Fundó además diez y ocho conventos con el título de Clarisas pobres.
Sufrió con resignación muchos trabajos, y por fin, después de recibir los Santos Sacramentos, murió en Gante, ciudad de Flandes, el 6 de Marzo de 1446. Fue canonizada en 1807.
30 de marzo
San Ludovico de Casoria
Sufrió con resignación muchos trabajos, y por fin, después de recibir los Santos Sacramentos, murió en Gante, ciudad de Flandes, el 6 de Marzo de 1446. Fue canonizada en 1807.
09 de marzo
Santa Catalina de Bolonia
Nació en Bolonia en 1413, de familia noble. Recibió una esmerada educación humanística en la corte de Ferrara. Después de una experiencia piadosa y de años de tribulación espiritual, formó parte, en 1432, de la primera comunidad de clarisas de Ferrara. La nombraron maestra de novicias, a las que dio una sólida formación. Allí escribió su obra principal, "Las siete armas". En 1436 se trasladó a Bolonia con otras monjas, para poner en marcha, como abadesa, el nuevo monasterio. Sobresalió en la pobreza y humildad. Vivió el seguimiento de Cristo crucificado, la contemplación del Niño de Belén y el amor a la Eucaristía con su temperamento vivaz y artístico. En un pequeño taller en el convento, se dedicaba a la pintura, arte que aprendió en su juventud. Murió en Bolonia en 1463. Fue canonizada en 1712. Patrona de los artistas.
Nació en Siepraw (Cracovia, Polonia) el 9 de septiembre de 1881 en el seno de una familia piadosa, de escasos recursos económicos. De sus padres aprendió el amor a la oración, la constancia en el trabajo y el espíritu de sacrificio.En 1897, cuando tenía tan solo 16 años de edad, se trasladó a Cracovia para trabajar como empleada de hogar. Dos años después su hermana Teresa falleció, este hecho la conmovió y le hizo tomar la decisión de vivir en castidad virginal, consagrada al Señor, el resto de su vida. La manera tan humilde y servicial como desempeñaba su trabajo sirvió de apostolado con las demás empleadas domésticas, que la veían como modelo y guía de vida cristiana. Alimentaba constantemente su vida espiritual con la oración, que nunca le impidió el cumplimiento de sus deberes domésticos. También participaba continuamente de las celebraciones litúrgicas, en especial de la Eucaristía y el Vía Crucis; mostraba un amor filial a la Madre de Dios.
En 1912 descubrió que su espíritu de humildad y pobreza tenían una gran afinidad con san Francisco, por lo que decidió ingresar a la Orden Franciscana Secular. Durante la primera guerra mundial ayudó, en los ratos libres que le dejaba su trabajo doméstico, en los hospitales de Cracovia, asistiendo y confortando a los soldados heridos, que la llamaban «la señorita santa».En el año de 1917 enfermó gravemente y se vio obligada a abandonar su trabajo. Desde entonces vivió en una estrechísima habitación que alquiló y donde pasó los últimos cinco años de su vida, en medio de sufrimientos continuos, que ofrecía a Dios por la expiación de los pecados del mundo, la conversión de los pecadores, la salvación de las almas y la expansión misionera de la Iglesia.
Expiró serenamente en el Señor el 12 de marzo del año 1922 en Cracovia, y su fama de santidad se difundió rápidamente por toda Polonia. Juan Pablo II la beatificó el 13 de agosto de 1991, en una Misa que celebró en la plaza del Mercado de Cracovia.
18 de marzo
San Salvador de Horta
Humilde hermano profeso de la Orden franciscana, que nació en Santa Coloma de Farnés, provincia de Gerona en 1520, y murió en Cagliari (Cerdeña), el 18 de marzo de 1567. En su juventud fue aprendiz de zapatero, y ejerció luego varios oficios portero o cocinero, en los diversos conventos a que fue destinado por los superiores, a consecuencia de los problemas que creaban los muchos milagros que Dios obraba por su medio. Fue canonizado en 1938.
30 de marzo
San Ludovico de Casoria
Ludovico (en el siglo, Arcángelo Palmentieri) nació en Casoria (Nápoles) el 11 de marzo de 1814 y fue bautizado al día siguiente. Atraído por los Frailes Menores del vecino convento de San Antonio en Afragola (Nápoles), entró en el convento de San Juan del Palco en Taurano (Avellino) el 17 de junio de 1832. Recibió la ordenación sacerdotal el 4 de junio de 1837.
En 1847, mientras oraba, el Señor le indicó el nuevo camino que debía recorrer, al servicio de los pobres y los enfermos. A ellos, convertido en hombre nuevo, dedicó sus primeros cuidados: en su celda del convento de San Pedro en Aram, Nápoles, montó una farmacia para los frailes enfermos.
Más tarde adquirió una quinta, llamada La Palma, donde creó una enfermería para los frailes. Allí quiso que estuviera también la sede de la Obra de los «Moretti», que, en sus planes de evangelización misional, debía servir para educar a los jóvenes africanos y hacerlos apóstoles de África (África convertirá al África). Con la misma finalidad misionera, dio vida después a la Obra de las «Morette», que encomendó a las Hermanas Estigmatinas de la sierva de Dios Anna Fiorelli Lapini.
Creó diversas obras asistenciales: asilos para ancianos, convictorios, escuelas, colonias agrícolas, hospicios, montes de piedad, tipografías...
En su inmenso deseo de hacer el bien, promovió también la cultura, que consideraba como la vía para la fe y medio de promoción humana, poniendo en marcha modernas iniciativas culturales, como un observatorio meteorológico, cinco revistas, la traducción al italiano de las Obras de san Buenaventura, una edición de bolsillo de la Biblia, etc.
Circundado de gran fama de santidad, el padre Ludovico concluyó su misión terrena en Nápoles, en el Hospicio Marino (último creada por él, en pro de los marineros ancianos), el 30 de marzo de 1885, Lunes Santo. Allí reposan sus restos mortales desde 1887, bajo la custodia de sus hijas espirituales, las Hermanas Elisabetinas Grises (“Elisabettine Bigie”), que había fundado en 1862.
El 12 de agosto de 1885, pasados apenas 135 días de su tránsito, se abría en Nápoles el proceso canónico para su beatificación. Sus virtudes heroicas fueron solemnemente reconocidas por el Papa Pablo VI el 13 de febrero de 1964. El milagro para su beatificación, obrado en Salerno el 2 de abril de 1885 en favor de sor Luisa Capecelatro, Hija de la Caridad, fue aprobado el 11 de julio de 1992 por Juan Pablo II, quien lo beatificó el 18 de abril de 1993. Fue canonizado en el 2014, por su Santidad Francisco.
30 de marzo
Beata María Restituta Kafka
Nació el 1 de mayo de 1894 en Hussowitz, Moravia, hija de Antonio y María Stehlik. De niña trabajó como doméstica y como vendedora ambulante de tabacos.
Hacia los 15 años decidió hacerse religiosa. Superada la oposición inicial de sus padres, en 1914 fue recibida entre las Hermanas Franciscanas de la Caridad Cristiana, en Viena. Primeramente trabajó en los hospitales Neunkirchen y Lainz; en 1919 fue trasladada al hospital de Mölding, donde se debió desempeñar como enfermera en la sala de cirugía; por su gran habilidad se ganó el aprecio de los médicos, hasta llegar a ser una especie de instructora para los recién llegados.
Se prodigaba incansablemente en el servicio a los enfermos y a sus cohermanas, si bien a veces algunas personas no congeniaban con ella por sus actitudes firmes y resueltas.
Al entrar al gobierno el nacionalsocialismo también allí comenzó la persecución contra la Iglesia. Sor María Restituta defendió con firmeza los derechos de los enfermos y de los pobres y la libertad religiosa de los enfermos, negándose a aceptar las restricciones injustas que se trataba de imponer. Personalmente colocó Crucifijos en los diferentes lugares del hospital, contra expresas prohibiciones de las autoridades. A lo largo de su vida cultivó una especial devoción a la Santísima Virgen Dolorosa.
Acusada injustamente, fue detenida por la Gestapo el 18 de febrero de 1942. En la cárcel debió padecer hambre y condiciones higiénicas infrahumanas durante trece meses. Condenada finalmente a la pena capital, se preparó devotamente: emitió en voz alta su profesión religiosa y recibió la sagrada comunión, repitiendo: He vivido para Cristo y por Cristo ansío morir. Fue decapitada el 30 de marzo de 1943. El 21 de junio de 1998 fue beatificada por el Papa Juan Pablo II.