Nació el 23 de abril de 1712, hijo de padre brahmán y de madre de una casta guerrera. Sus padres lo llamaron Neelakanta y con el tiempo llegó a ser funcionario oficial en el palacio real.
Su conversión, en el año 1745, fue fruto de la amistad que mantuvo con el capitán Eustachius De Lannoy, un comandante naval holandés, que terminó siendo hombre de confianza en el palacio real.
Neelakanta recibió el bautismo bajo el rito latino de la Iglesia Católica en Vadakkankulam (en el actual distrito de Tirunelveli de Tamil Nadu) en un templo de la misión jesuita, allí tomó el nombre cristiano de Lázaro, aunque es más conocido por la traducción de su nuevo nombre a la lengua tamil: Devasahayam, aquellos eran los tiempos de la persecución en contra de los cristianos en el reino hindú de Travancore
Luego de abandonar el hinduismo, Lázaro emprendió una intensa obra de evangelización: por ello fue asesinado (fusilado) el 14 de enero de 1752, antes de cumplir los 40 años, después de haber soportado tres años de cárcel y de torturas. Sus restos se conservan en la actual Catedral de la diócesis de Kottar. La causa de beatificiación comenzó en 2004 y ocho años después, Benedicto XVI reconoció el martirio de este padre de familia hindú.
«El testimonio del Beato Lázaro Pillai -declaró a la Radio Vaticana el cardenal Amato- es una página gloriosa de la Iglesia en la India. Su conversión fue para él el comienzo de una nueva vida, llena de entusiasmo y alegría. Se convirtió en un cristiano, sin tener en cuenta la diferencia de castas, abrazando a todos como hermanos amados. Su martirio, no borró su memoria, sino que más bien la entregó a la admiración de todos, cristianos y no cristianos. Su nombre es uno de los más populares entre los cristianos de Tamil Nadu».
El Beato Lázaro Pillai vivió su martirio anunciando a Jesús, dijo el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos: «La historia de su conversión recuerda mucho a los mártires de la Iglesia primitiva. Conquistado por la palabra y la figura de Jesús -explicó-, su bautismo fue un verdadero renacimiento para él, pero también una prueba dolorosa. De hecho, sólo cuatro años después de recibir el bautismo, fue acusado falsamente, encarcelado y maltratado. A pesar de todo, la prisión se convirtió en su territorio de misión. Edificaba con su buen ejemplo y con la palabra, narrando la vida de Jesús y la pasión, muerte y resurrección de nuestro Redentor».
Justamente en esta época, el mártir hindú, «en primer lugar, es un modelo de firmeza en la fe y de perseverancia en el testimonio. En segundo lugar, nuestro Beato, como laico y padre de familia, es también un modelo extraordinario de la participación de los laicos en el ministerio de la evangelización y de la caridad cristiana. Y para terminar -concluyó el cardenal Amato- el Beato Lázaro Pillai es asimismo modelo de fraternidad humana sin fronteras de cultura, de casta, de distinción alguna, según las palabras del apóstol y mártir san Pablo, él también convertido, que escribió a los Gálatas: "Ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús "(3, 28)».
El Papa, durante los saludos después del Ángelus del 2 de diciembre, recordó que en Kottar había sido proclamado beato Devasahayam Pillai, «un fiel laico que vivió en el siglo XVIII y que murió mártir. Unámonos -dijo- a la alegría de la Iglesia de la India y recemos para que el nuevo beato sostenga la fe de los cristianos de ese gran y noble país». Será canonizado durante este año 2020.
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