Santiago Alberione, Fundador de la Familia Paulina, nació en San Lorenzo de Fossano, al norte de Italia, el 4 de abril de 1884, en el seno de una familia campesina, profundamente cristiana. Era el quinto hijo de los siete hijos de Miguel y Teresa Allocco.
Su vocación fue temprana. ya en la escuela primaria manifestó su deseo de ser sacerdote. A los 16 años fue admitido en el seminario de Alba y enseguida se encuentra con quien le será padre, guía, amigo y consejero durante 46 años: el canónigo Francisco Chiesa.
En 1907 fue ordenado sacerdote y destinado al ministerio parroquial, lo cual lo marcaría para siempre.
En 1908 se doctoró en teología y fue llamado por el obispo a la dirección espiritual de los seminaristas.
Estudió sociología, pedagogía, mientras continuaba profundizando en las ciencias teológicas y pastorales.
En 1913 fue nombrado director del periódico diocesano, y entonces comprende que su misión va a estar en el campo de la prensa.
El 20 de agosto de 1914, junto con los primeros jóvenes, da comienzo a su primera fundación que, más tarde, asumirá el nombre de Sociedad de San Pablo para el apostolado de la buena prensa.
El Padre Santiago Alberione vivió con discreción y casi siempre en silencio, pero nunca fue un aislado. La soledad le permitía sintonizar mejor con los hombres, con los acontecimientos y elaborar esas respuestas prodigiosas que han caracterizado su misión.
En 1915 da comienzo a la congregación de las Hijas de San Pablo, junto a quien sería la primera superiora general, la Hermana Tecla Merlo (1894-1964), las Hijas de San pablo son el primer grupo de la rama femenina.
En 1917 da comienzo al grupo de cooperadores, personas de toda condición social que viven en el mundo los mismos ideales apostólicos y espirituales de las dos ramas paulinas.
En 1924 da comienzo a la futura congregación de las Pías Discípulas del Divino Maestro, para el apostolado eucarístico, sacerdotal, litúrgico.
También en 1924 funda la Sociedad Bíblica Católica Internacional (SOBICAIN), cuyo propósito es dar un servicio a la Iglesia universal mediante la difusión de la Palabra de Dios. Juan XXIII la aprobó el 14 de Octubre de 1960.
En 1938, realizando una intuición que la había nacido durante su breve tiempo de ministerio parroquial de 1908, da vida a las Hermanas de Jesús Buen Pastor (Pastorcitas), para la animación de las comunidades parroquiales colaborando con los párrocos.
En 1959 pudo concretar su preocupación por las vocaciones, al fundar las Hermanas del Instituto Reina de los Apóstoles (Apostolinas), que se dedican precisamente al fomento de las vocaciones.
Durante los años 1958-1959, da comienzo a los tres primeros institutos seculares: Jesús Sacerdote, Anunciación de María, San Gabriel, agregados a la Sociedad de San Pablo y destinados a hacer presente el espíritu paulino en todos los ambientes y clases sociales, mediante la animación cristiana de las realidades temporales.
En 1971 se añadirá el instituto Santa Familia para los casados.
En 1962 tomó parte en el Concilio Ecuménico Vaticano II
, y recibe la alegría de ver “canonizado” el carisma que había ya puesto al servicio de la Iglesia; “La evangelización con los medios de comunicación social”. Fue ésta la mayor satisfacción de su vida.
En 1927, (obtenida la aprobación diocesana para su obra) empieza a pensar en las futuras fundaciones en todo el mundo. Actualmente sus Instituciones están presentes en más de cincuenta naciones de los cinco continentes.
A las necesidades de los adultos – y como una extensión y profundización del catecismo parroquial – responde con tres periódicos modestos, pero de gran tiraje: El Domingo (1921), La Buena Palabra (1922), La Semilla (1925). Tampoco se olvida de los niños y de los adolescentes y para ellos, en 1924, funda El Pequeño diario y El Aspirante. Más adelante, en 1927, funda El Domingo Ilustrado para ayudar a las familias a aprovechar bien el tiempo libre. En la misma línea, pero con intenciones estrictamente formativas, inicia en 1931 Familia Cristiana, la revista paulina de mayor éxito en todo el mundo.
Su preocupación por la participación litúrgica en la parroquia le hace dar vida en 1932 al Boletín Parroquial Litúrgico, y para el sector mariano, la revista divulgativa Madre de Dios
En 1933 realiza un viejo sueño: dar a los catequistas un instrumento que los ayudase en su trabajo y funda la revista Doctrina y Hechos. En ella el P. Alberione anticipa el “método integral”, es decir un tipo de catequesis que debe interesar a todo hombre.
Lleva la Biblia a todos en sus textos completos, en ediciones para las familias o ilustrada para los niños y analfabetos.
El P. Alberione murió el 26 de noviembre de 1971 en Roma, a la edad de 87 años. Fue beatificado el 27 de abril de 2003.
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