domingo, 28 de julio de 2024

San Pedro Poveda Castroverde


ORACIÓN

Señor Dios nuestro, que has concedido a San Pedro Poveda, Fundador de la Institución Teresiana, la gracia de impulsar la acción evangelizadora de los cristianos, mediante la educación y la cultura, y de entregar la vida en martirio como sacerdote de Jesucristo: haz que sepamos, como él, participar fielmente en la misión de la Iglesia con el testimonio de nuestra vida cristiana y la entrega generosa al anuncio de tu Reino.

Te pedimos, por su intercesión, nos concedas el favor que deseamos alcanzar.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

martes, 16 de julio de 2024

Nuestra Señora del Carmen


Oración por Chile a nuestra Señora del Carmen

(Monseñor Ramón Ángel Jara) 

¡Oh Virgen Santísima del Carmen!. Llenos de la más tierna confianza como hijos que acuden al corazón de su madre, nosotros venimos a implorar una vez más los tesoros de misericordia que con tanta solicitud nos habéis siempre dispensado. 

Reconocemos humildemente que uno de los mayores beneficios que Dios ha concedido a nuestra Patria, ha sido señalaros a Vos por nuestra especial Abogada, Protectora y Reina. Por eso a Vos clamamos en todos nuestros peligros y necesidades seguros de ser benignamente escuchados. Vos sois la Madre de la Divina Gracia, conservad puras nuestras almas; sois la Torre poderosa de David. defended el honor y la libertad de nuestra Nación; sois el refugio de los pecadores, tronchad las cadenas de los esclavos del error y del vicio; sois el consuelo de los afligidos, socorred a las viudas, a los huérfanos y desvalidos; sois el auxilio de los cristianos, conservad nuestra fe y proteged a nuestra Iglesia, en especial a sus Obispos, sacerdotes y religiosos. 

Desde el trono de vuestra gloria atended a nuestras súplicas, ¡oh Madre del Carmelo! Abrid vuestro manto y cubrid con él a esta República de Chile, de cuya bandera Vos sois la estrella luminosa. Os pedimos el acierto para los magistrados, legisladores y jueces; la paz y piedad para los matrimonios y familias; el santo temor de Dios para los maestros; la inocencia para los niños; y para la juventud, una cristiana educación. 

Apartad de nuestras ciudades los terremotos incendios y epidemias; alejad de nuestros mares las tormentas, y dad la abundancia a nuestros campos y montañas.
Sed el escudo de nuestros guerreros, el faro de nuestros marinos y el amparo de los ausentes y viajeros. Sed el remedio de los enfermos, la fortaleza de las almas atribuladas, la protectora especial de los moribundos y la redentora de las almas del Purgatorio. 

¡Oídnos pues, Reina y Madre Clementísima! Y haced que viviendo unidos en la vida por la confesión de una misma fe y la práctica de un mismos amor al Corazón Divino de Jesús, podamos ser trasladados de esta patria terrenal a la patria inmortal del cielo, en que os alabaremos y bendeciremos por los siglos de los siglos. Amén.



domingo, 14 de julio de 2024

San Camilo de Lelis


Nació en Abruzos (Italia) en 1550. Siguió la carrera militar, igual que su padre. Le apareció una llaga en un pie, que lo hizo dejar la carrera de las armas e irse al Hospital de Santiago en Roma para que lo curaran. En el hospital de Roma se dedicó a ayudar y atender a otros enfermos, mientras buscaba su propia curación. Pero en esa época adquirió el vicio del juego . Fue expulsado del hospital y en Nápoles perdió todos los ahorros de su vida en el juego, quedando en la miseria.
Tiempo atrás, en un naufragio, había hecho a Dios la promesa de hacerse religioso franciscano, pero no lo había cumplido. Estando en la más completa pobreza se ofreció como obrero y mensajero en un convento de los Padres Capuchinos, donde escuchó una charla espiritual que el padre superior les hacía a los obreros, y sintió fuertemente la llamada de Dios a su conversión. Empezó a llorar y pidió perdón por sus pecados, con la firme resolución de cambiar su forma de actuar por completo. Tenía 25 años.

Pidió ser admitido como franciscano, pero en el convento se le abrió de nuevo la llaga en el pie, y fue despedido. Se fue al hospital y se curó, y logró que lo admitieran como aspirante a capuchino. Pero en el noviciado apareció de nuevo la llaga y tuvo que irse de allí también. De nuevo en el hospital de Santiago, se dedicó a atender a los demás enfermos, por lo que fue nombrado asistente general del hospital.


Dirigido espiritualmente por San Felipe Neri, estudió teología y fue ordenado sacerdote. En 1575 se dio cuenta que ante la gran cantidad de peregrinos que llegaban a Roma, los hospitales eran incapaces de atender bien a los enfermos que llegaban. Fue entonces que decidió fundar una comunidad de religiosos que se dedicaran por completo a los hospitales.


San Camilo trataba a cada enfermo como trataría a Nuestro Señor Jesucristo en persona. Aunque tuvo que soportar durante 36 años la llaga de su pié, nadie lo veía triste o malhumorado. Con sus mejores colaboradores fundó la Comunidad Ministros de los Enfermos el 8 de diciembre de 1591. Ahora se llaman Padres Camilos. Murió el 14 de julio de 1614, a los 64 años.


Fue canonizado en 1746 por S.S. Benedicto XIV. Patrono de los enfermos, profesionales de la salud y de los hospitales.


Saint Kateri Tekakwitha

Kateri Tekakwitha
was born in 1656. Her mother was a member of the Algonquin First Nation and her father was an Iroquois chief. Her birth took place in the Mohawk village of Ossernenon (today Auriesville, New York). Her mother had lived with French settlers in Trois-Rivières and was Christian. When Kateri was four, a smallpox epidemic swept through Ossernenon. It killed her mother, father and younger brother and left Kateri with impaired vision and a scarred complexion. An uncle and some aunts took her in and raised her. Her eyes were hyper-sensitive to light, so people named her “Tekakwitha”, meaning “she who gropes her way” or “she who bumps into things.”

In 1666, French troops were sent out to subdue the Mohawks, and with the people of her village Kateri spent a winter hiding out in the forest. They stayed on the north bank of the Mohawk River. At the nearby Saint Pierre de Gandaouagué Mission she met Jesuit missionaries; she was struck by their friendliness and their piety. Back at Ossernenon, she kept active with domestic chores and was good at beadwork, making moccasins and shirts and collars. She also went into the fields to help pick fruit and vegetables. 

To the dismay of her aunts and uncle, she refused the normal life path of accepting an offer of marriage from one of the men who sought to form a family with her. When Father Jacques de Lamberville, S.J., visited her area in 1675, she asked to be baptized. He taught her the faith for six months and baptized her on Easter Sunday, 1676, giving her the name “Kateri”, a kind of nickname for Catherine, after Saint Catherine of Sienna. For more than a year, her family made her life difficult and sometimes deprived her of food because she refused to work on Sundays. They threw pebbles at her as she made her way to the chapel to pray, and one of her aunts tried to cause trouble by accusing her of having an affair with her uncle. Father Lamberville encouraged her to go to live in a First Nations Christian community, the Saint-François-Xavier Mission, on the south shore of the St. Lawrence River, across from Montreal, in today’s Kahnawake. 

Here she lived with other Christians, including members of her family and Jesuits. She made her first communion at Christmas in 1677. She would spend hours in prayer in the chapel. During the winter hunt, she continued to pray while she helped with the work. She made a prayer space by hanging a cross in a tree near a creek. She suffered further accusations of having an affair with a local man, and her relatives continued pressuring her to get married, but she dreamt of founding a First Nations community of consecrated life. She took a vow of chastity on March 25, 1679. Though still young, Kateri suffered from migraines, fever and stomach troubles. She died on April 17, 1680, at the age of 24. She was beatified by Pope (now Saint) John Paul II in 1980 and canonized on October 21, 2012 by Pope Benedict XVI

jueves, 11 de julio de 2024

San Benito Abad


Oración 

San Benito, Padre y Protector nuestro, tu no te antepusiste a nada ante Cristo desde que lo hallaste en la oración. Intercede para que también nosotros podamos encontrarlo y así vivamos en el amor del Eterno Padre y en la victoria de la Cruz de su Hijo. Que unamos nuestros sufrimientos a los de la para la redención de nuestros pecados. Amén.

martes, 9 de julio de 2024

Oración a la Virgen de Itatí



Oración a la Virgen de Itatí

Tiernísima Madre de Dios y de los hombres

que bajo la advocación de la pura y limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí

miraste con ojos de misericordia

por más de cuatro siglos a todos los que te han implorado,

no deseches ahora las suplicas de este tu hijo,

que humildemente recurre a ti...

Atiende mis necesidades, que tu mejor que yo las conoces.

Y, sobre todo, Madre mía,

concédeme un gran amor a tu divino Hijo Jesús y un corazón puro, humilde y prudente, paciencia en la vida,

fortalece en las tentaciones y consuelo en la muerte.

Así sea.

Amén.

domingo, 7 de julio de 2024

Beata María de Jesús Crucificado Petkovic


Nació el 10 de diciembre de 1892 en Blato, en la isla de Korcula (Croacia). Era la sexta de los ocho hijos de Antonio y María Petkovic. Sus padres llevaban una vida ejemplar y educaron cristianamente a todos sus hijos. Muy pronto María mostró su inclinación a la piedad y a la misericordia. Al ver los sufrimientos, el hambre y las penurias de la gente, decidió esforzarse por proteger a los pobres, «hermanos elegidos y amados por el Señor», como solía llamarlos.

El 8 de septiembre de 1906, día de la Natividad de la Santísima Virgen, con ocasión de la visita pastoral del obispo, María entró a formar parte de la asociación de Hijas de María, de la que fue secretaria y luego presidenta. Leyendo las palabras de Jesús al joven rico, el 21 de noviembre sucesivo, sintió la vocación a entregarse totalmente a Cristo. Desde ese momento renovó cada día su promesa de amor al Señor. Luego entró a formar parte de la Tercera Orden Secular de San Francisco y cuando Dios le inspiró dar vida a un instituto religioso femenino quiso darle la Regla y la espiritualidad franciscana.

Impulsada por su vivo deseo de ayudar a los necesitados, y siguiendo las orientaciones del obispo de Dubrovnik, monseñor Josip Marcelic, en el día de la Anunciación del año 1919 fundó la congregación de Hijas de la Misericordia, para «la educación e instrucción de la juventud femenina». El mismo obispo, en 1928, la erigió canónicamente como instituto de derecho diocesano. Al inicio la madre Petkovic dudaba entre la clausura y la actividad apostólica, pero optó por esta última, inspirada por las palabras de san Francisco: «No vivir sólo para sí mismo, sino también para el bien del prójimo».

El 6 de diciembre de 1956 la congregación llegó a ser de derecho pontificio y fueron aprobadas sus Constituciones.

La madre María de Jesús Crucificado Petkovic trató de transmitir a sus religiosas la profunda devoción que sentía desde niña hacia Jesucristo crucificado. En una carta, escrita el 31 de agosto de 1953, a todas las Hijas de la Misericordia, las invitaba a «seguir a Cristo, escuchar a Cristo, humillarse en Cristo, sufrir silenciosamente en Cristo, arder en Cristo, perdonar en Cristo, amar en Cristo, sacrificarse en Cristo (...). Para quien ama al dulcísimo Jesucristo, nuestro Señor, será dulce incluso la palabra "sufrir" por amor a él. Sufrir, porque no hay verdadero amor sin sacrificios y sufrimientos por la persona amada. Cristo con la cruz y el sufrimiento ha salvado al mundo entero».

Era una mujer fuerte en las adversidades, tierna en sus afectos, pero sobre todo profundamente enamorada de Jesús crucificado, al que dedicó toda su vida y su obra. Sintió durante toda su existencia esta constante presencia del Crucificado. Lo tenía siempre ante sus ojos, y en su corazón, por eso afloraba continuamente a sus labios. Las principales virtudes que practicó y recomendó eran las que brillaban en Cristo crucificado: la pobreza, la humildad, la abnegación, hasta el sacrificio total de sí por el prójimo, sintetizado en una palabra: amor.

La madre Petkovic experimentaba una grandísima alegría en su servicio a los pobres, marginados y despreciados, porque reconocía en ellos el rostro de Jesús doliente. Por eso, nunca se cansaba de exhortar a las hermanas a que mostraran con su conducta y sus sacrificios que en ellas se había encarnado el amor, la bondad y la misericordia de Dios.

Sacaba su fuerza espiritual de la oración. Su vida se puede resumir en dos palabras: «Oración y apostolado». Desde el inicio, la oración constituyó el alma y el gran dinamismo de su amplia actividad. El «estar» con el Señor plasmaba el «ir» a los hermanos. La unión íntima con Dios se prolongaba en la comunión con el prójimo.

Sentía un profundo aprecio por las directrices y los consejos de los pastores de la Iglesia, ante los cuales siempre se manifestó muy dócil y obediente. En especial seguía con fidelidad las indicaciones del obispo y del Romano Pontífice. En una carta circular explica a sus religiosas el significado de la Regla y de las Constituciones: «Son la palabra y la ley de nuestro Señor... La Regla santa, el libro de la vida, el camino de la cruz, la llave y el vínculo de la amistad eterna».

La fama de santidad, de la que gozó durante su vida, se confirmó también después de su muerte, acontecida en Roma el 9 de julio de 1966.

Las Hijas de la Misericordia trabajan en doce países de Europa y América. Se dedican a la educación de los niños y la juventud, a la asistencia a las personas ancianas y enfermas, y al apostolado parroquial.

Fue beatificada en Dubrovnik (Croacia) por Juan Pablo II el 6 de junio de 2003, siendo la primera mujer de la Iglesia croata beatificada en los tiempos recientes.