sábado, 23 de enero de 2016

Beata Laura Vicuña


Oración 


Nos dirigimos a ti, Laura Vicuña, 
que la Iglesia nos propone como modelo de adolescente,
 valiente testimonio de Cristo. 
Tú que has sido dócil al Espíritu Santo
 y te has alimentado de la Eucaristía, 
Concédenos la gracia que con confianza te pedimos… 
Obtennos fe coherente, pureza valiente,
 fidelidad al deber cotidiano,
 fortaleza en el vencer las 
insidias del egoísmo y del mal. 
Haz que también nuestra vida, como la tuya, esté totalmente abierta a la presencia de Dios, a la confianza en María y al amor fuerte y generoso para con los otros. Amén. 

jueves, 14 de enero de 2016

Fray Andresito, el amigo de todos


Hoy recordamos a Fray Andresito, a 163 años de su muerte.  Religioso franciscano, destacado en la historia del Santiago del siglo XIX, trasciende hasta nuestros días como un ejemplo de amor y servicio, un fiel testigo de la Misericordia,  a través de sus milagros, de su comedor, de la fe de quienes acuden  por su intercesión, limosnero, hermano donado; amigo de todos.

Oración 

¡Oh Dios Padre Misericordioso!,
Te pido por los méritos infinitos de tu hijo Jesucristo,
Por la intercesión de María Santísima,
Nuestra Madre,
Y de todos los Santos,
Que te dignes glorificar
Con la aureola de los santos
A tu fiel servidor Fray Andrés,
Recibe, Padre bueno,
Junto con mi humilde oración,
Mis sacrificios, dolores y buenas obras.
Y que la glorificación de tu fiel servidor
Y la imitación de sus virtudes,
Contribuyan para que todos
Te conozcamos y amemos más,
Sirviéndote fielmente hasta la muerte.
¡Amén!

Padre Nuestro, Ave María, Gloria…

(Con licencia eclesiástica)

sábado, 2 de enero de 2016

San Judas Tadeo

Judas Tadeo aparece último en la lista de los doce Apóstoles de Jesucristo (Mateo 10:3, Marco 3:18). No sabemos cuando ni como entró a formar parte de los discípulos. Lucas le llama "Judas de Santiago" (Hechos 1:13). Juan aclara: "Judas, no el Iscariote" (Juan 14:22). Esta distinción es necesaria dado a que el Judas Iscariote fue quien traicionó a Jesús.

"Judas" es una palabra hebrea que significa: "alabanzas sean dadas a Dios". Tadeo quiere decir: "valiente para proclamar su fe"

El Apóstol Judas Tadeo, "el hermano de Santiago", era probablemente el hermano de Santiago el Menor, se lo menciona así por la notoriedad de Santiago en la Iglesia primitiva "¿No es éste -se preguntan maravillados los habitantes de Nazaret, ante la fama que acompaña a Jesús- el carpintero . . . el hermano de Santiago y de Judas?".

Después de la Ultima Cena, cuando Cristo prometió que se manifestaría a quienes le escuchasen, Judas le preguntó porqué no se manifestaba a todos. Cristo le contestó que El y su Padre visitarían a todos los que le amasen: "Vendremos a él y haremos en él nuestra morada" (Juan, 14, 22-23). No sabemos nada de la vida de San Judas Tadeo después de la Ascensión del Señor y la venida del Espíritu Santo.

Se atribuye a San Judas una de las epístolas canónicas, que tiene muchos rasgos comunes con la segunda epístola de San Pedro. No está dirigida a ninguna persona ni iglesia particular y exhorta a los cristianos a "luchar valientemente por la fe que ha sido dada a los santos. Porque algunos en el secreto de su corazón son . . . hombres impíos, que convierten la gracia de nuestro Señor Dios en ocasión de riña y niegan al único soberano regulador, nuestro Señor Jesucristo". Es una severa amonestación contra los falsos maestros y una invitación a conservar la pureza de la fe. Termina su carta con esta bella oración: "Sea gloria eterna a Nuestro Señor Jesucristo, que es capaz de conservarnos libres de pecados, y sin mancha en el alma y con gran alegría".

San Judas Tadeo es uno de los santos más populares a causa de los numerosos favores celestiales que consigue a sus devotos que le rezan con fe, especialmente en cuanto a conseguir empleo o casa. San Brígida cuenta en sus Revelaciones que Nuestro Señor le recomendó que cuando deseara conseguir ciertos favores los pidiera por medio de San Judas Tadeo.

Oración


¡Santo Apóstol San Judas, fiel siervo y amigo de Jesús!, la Iglesia te honra e invoca universalmente, como el patrón de los casos difíciles y desesperados. Ruega por mi, estoy solo y sin ayuda.

Te imploro hagas uso del privilegio especial que se te ha concedido, de socorrer pronto y visiblemente cuando casi se ha perdido toda esperanza. Ven en mi ayuda en esta gran necesidad, para que pueda recibir consuelo y socorro del cielo en todas mis necesidades, tribulaciones y sufrimientos, particularmente (haga aquí su petición), y para que pueda alabar a Dios contigo y con todos los elegidos por siempre.

Te doy las gracias glorioso San Judas, y prometo nunca olvidarme de este gran favor, honrarte siempre como mi patrono especial y poderoso y, con agradecimiento hacer todo lo que pueda para fomentar tu devoción. Amén.

Beato Nicolás Roland

Nació en Reims el 08 de diciembre de 1642, en el seno de una rica familia de mercaderes, que lo educaron cristianamente y se lo encomendaron a los jesuitas para su formación literaria y religiosa. Estudió en París Teología y Filosofía. Era diácono cuando obtuvo una canonjía -la de teólogo- en la catedral de Reims. Fue ordenado sacerdote y se dedicó por entero al apostolado y a la caridad. Llevó una vida mortificada y penitente que fue el mejor aval para sus sermones que reclamaban una reforma de vida en consonancia con el Evangelio; también se dedicó al confesionario y a director espiritual. Entre las muchas personas que se acercaron a él buscando la perfección estaba el joven san Juan Bautista de la Salle, al que dirigió espiritualmente, animándolo a que se ordenara sacerdote. 

El abate Roland peregrinó a un santuario donde tuvo la revelación, de que tenía que ocuparse de la niñez para educarla en la piedad y las buenas costumbres, e hizo entonces el voto de dedicarse a este ministerio según el Señor le indicara. Consciente de la necesidad de evangelización permanente, consiguió que un numeroso grupo de párrocos rurales aceptaran la llegada de un equipo de misioneros que predicaran unos días con intensidad la palabra de Dios.

Le llamaron de Ruán para que predicara la cuaresma, y allí se encontró con el padre beato Nicolás Barré, religioso mínimo, que dirigía una escuela para niñas del pueblo, y que para ello había fundado la Congregación de la Providencia. Nicolás se propuso crear una fundación igual en Reims. Igualmente se quedó impresionado de la obra que llevaba el párroco de San Amando, que reunía en su casa a aspirantes al sacerdocio en una especie de seminario privado y los preparaba en la vida espiritual y sacerdotal.

Vuelto a Reims transformó su propia casa en un centro de aspirantes al sacerdocio; también abrió una escuela de niñas, pidiéndole al padre beato Nicolás Barré un grupo de religiosas. Esta escuela se instaló en un orfanato fundado por una señora, institución en pleno declive. Continuó en el orfanato pero se añadió la escuela externa de niñas. Esta comunidad sería el germen de la futura Congregación de las Hermanas del Niño Jesús. Le pidió a san Juan Bautista de la Salle, entonces diácono, que trabajase con él en la dirección de la obra. Para llevarla adelante tuvo que superar muchas dificultades, pero su paciencia, caridad y capacidad de trabajo hicieron que siguiera adelante. No viviría lo suficiente para verla consolidada; pero gracias a san Juan Bautista y al padre Barré, se consiguió que fuera aprobada la nueva Congregación. Murió en Reims, el 27 de abril de 1678 con 35 años. Fue beatificado por Juan Pablo II el 16 de octubre de 1994.

San Francisco Coll y Guitart

Francisco Coll nació en Gombreny, Gerona (España), el 18 de mayo de 1812. y fue el menor de diez hermanos. Al poco tiempo murió su padre, y la madre se defendió entre mil dificultades económicas.

En 1823 el futuro dominico comienza a estudiar en el seminario de Vich (Barcelona), y habita en casa de la familia Puigselloses. con el compromiso de atender y dar clase a los niños de la casa. En 1830 entra en la Orden de Santo Domingo. en el convento de Gerona. Pero en 1835 el Gobierno central decreta la supresión de las Ordenes religiosas, y el p. Coll se ve obligado a residir fuera del recinto conventual: en esos años se reafirma su vocación dominicana con una fidelidad extraordinaria a sus reglas, obediencia fiel a los superiores y un gran amor a todo lo que constituía su vocación dominicana. En 1836 recibe la ordenación sacerdotal en Solsona, Lérida. Intensifica entonces aún más su dedicación a la vida pastoral: catequesis, confesiones, dirección espiritual y, sobre todo, predicación.

San Antonio Maria Claret, arzobispo y fundador de los Hijos del Corazón Inmaculado de María, compañero de predicación, dijo de él: «donde yo predico, todavía puede venir el p. Coll a añadir algo; pero donde predica él, a mi ya no me queda qué hacer». En 1856 funda la congregación de Dominicas de la Anunciata para la educación femenina. Hacia 1860 se queda completamente ciego. y en 1875 fallece en Vich.

Su fundación cuenta en aquel momento con trescientas religiosas. Aprobada en 1910 por el Papa San Pío X, hoy son casi dos mil las Dominicas de la Anunciata, extendidas por África, América y Europa.

En 1930 se inicia el proceso de beatificación en Vich. En 1964 se celebra en Oviedo (España) el proceso apostólico sobre la curación milagrosa de Justa Barrientos. En 1970 Pablo VI proclama las virtudes heroicas del Siervo de Dios. Fue beatificado en 1979 por San Juan Pablo II y canonizado el 11 de octubre de 2009 por el S.S Benedicto XVI.

San Benito Menni

San Benito Menni nació en Milán el 11 de marzo de 1841 y fue bautizado el mismo día en la iglesia de Santa María alla Fontana con los nombres de Ángel Hércules. Conoció la Orden Hospitalaria de san Juan de Dios durante el servicio voluntario a los heridos de guerra en la batalla de Magenta.

Ingresó en la Orden de los Hermanos de san Juan de Dios a la edad de 19 años y recibió en nombre de Fr. Benito. Fue ordenado sacerdote el 14 de octubre de 1866. El Superior General de la Orden, Fr. Juan María Alfieri, lo destinó a España que “fue su cuna”.

Con la ayuda del Señor y apoyado en sus grandes dotes, abrió 22 centros asistenciales y fundó la Congregación de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón de Jesús, dedicadas a la asistencia de las enfermas mentales y de las niñas necesitadas.

Como sucede con frecuencia a los elegidos de Dios, experimentó el sufrimiento, la incomprensión y la calumnia, no sólo por parte de organismos y particulares, sino de sus mismos Hermanos y Hermanas. Murió en Dinán (Francia) el 24 de abril de 1914. Fue beatificado por el Papa San Juan Pablo II el 23 de junio de 1985 y su canonización tuvo lugar en Roma el 21 de noviembre de 1999.

San Basilio, el grande

Perteneció a una familia de santos. Su abuelo murió mártir en la persecución. La abuela fue Santa Macrina. La mamá: Santa Amelia. La hermana también fue santa. Sus hermanos San Pedro obispo de Sebaste y San Gregorio Niceno. Su mejor amigo San Gregorio Nacianceno (el otro santo que se celebra este día).

Basilio significa: "Rey". Nació en Cesarea de Turquía el año 329. Estudió en Atenas y Constantinopla.

Al ver que su hermana Santa Macrina había fundado un monasterio de monjas y que éstas progresaban mucho en santidad, Basilio se fue a Egipto a aprender de los monjes del desierto el modo de vivir como monje, en soledad; y al volver de allá se hizo monje y redactó sus famosas "Constituciones" que son la primera Regla de vida que se escribió para los religiosos. En ellas enseña cómo vivir en oración, estudio, buenas lecturas y trabajos manuales en un monasterio y cómo hacerse santo en la vida religiosa. En esas "Constituciones" se han basado los más famosos fundadores de Comunidades para redactar los Reglamentos de sus Congregaciones.

Basilio fue elegido Arzobispo de Cesarea, y el delegado del gobierno quiso hacerle renegar de la fe. Varios habían renegado por miedo. Pero nuestro santo le respondió: ¿Qué me vas a poder quitar si no tengo casas ni bienes, pues todo lo repartí entre los pobres? ¿Acaso me vas a atormentar? Es tan débil mi salud que no resistiré ni un día de tormentos sin morir y no podrás seguir atormentándome. ¿Que me vas a desterrar? A cualquier sitio a donde me destierres, allá estará Dios, y donde esté Dios, allí es mi patria, y allí me sentiré contento… El gobernador le respondió admirado: "Jamás nadie me había contestado así". Y Basilio añadió: "Es que jamás te habías encontrado con un obispo". El gobernante no se atrevió a castigarlo porque le pareció que era un gran santo, y porque todo el pueblo lo veneraba inmensamente.

Por su oratoria maravillosa, por sus admirables escritos y por las muchísimas obras que hizo en favor del pueblo, fue llamado "Basilio el Grande". Era amado por cristianos, judíos y paganos. San Gregorio decía: "Cada vez que leo un escrito de Basilio, siento que el Espíritu Santo transforma mi alma". Sus escritos tienen lo que se llama "Unción", o sea la cualidad especial de que conmueven al que los lee.

Además de su arrebatadora elocuencia, Basilio tenía una asombrosa actividad en favor de los necesitados. Fue al primero que se le ocurrió fundar por allí un Hospital para pobres y un ancianato. Todo, todo lo que llegaba lo regalaba a los necesitados.

Estudió mucho la Biblia y sus sermones están llenos de frases de la Sagrada Escritura. Y era especializado en filosofía y en literatura y así sus escritos están redactados de una manera muy sabia y agradable.

Se conservan unas 365 cartas suyas, muy hermosas y de provechosa lectura para el alma.

Su pensamiento dominante después del amor a Dios, era ayudar y hacer que otros ayudaran a los pobres. De San Basilio son aquellas famosas palabras: "Óyeme cristiano que no ayudas al pobre: tú eres un verdadero ladrón. El pan que no necesitas le pertenece al hambriento. Los vestidos que ya no usas le pertenecen al necesitado. El calzado que ya no empleas le pertenece al descalzo. El dinero que gastas en lo que no es necesario es un robo que le estás haciendo al que no tiene con que comprar lo que necesita. Si pudiendo ayudar no ayudas, eres un verdadero ladrón".

Trabajaba y escribía sin cesar. La gente decía: "El obispo Basilio predica a todas horas: en las misas, en las reuniones, en las catequesis, y cuando no está hablando con sus labios, está predicando con las buenas obras que hace en favor de los demás".

Y eso a pesar de la salud tan débil que tenía. Sufría de hepatitis, la cual no le permitía casi alimentarse, hasta tal punto que su piel llegó a tocar sus huesos.

Murió el 1o. De Enero del año 379 cuando sólo tenía 49 años y fue sepultado el 2 de enero, en medio de un gentío tan grande y unos lloros tan impresionantes como nunca se habían presenciado en aquella ciudad capital.

Todos sus escritos y sus sermones tiene por fin hacer que la gente ame más a Dios y se vuelva más santa. Por eso es considerado como el primer escritor ascético del oriente (ascética es la ciencia que enseña a dominarse a sí mismo y a ser santo).

San Gregorio Niacianceno, Arzobispo de Constantinopla, dijo en su discurso el día del entierro: "Basilio santo, nació entre los santos. Basilio pobre vivió pobre entre los pobres. Basilio, hijo de mártires sufrió como un mártir. Basilio predicó siempre con sus labios, y con sus buenos ejemplos y seguirá predicando siempre con sus escritos admirables".

San Basilio el Grande: ¡Ruega por nosotros!

Madre Teresa de Jesús Bacq

Madre Teresa de Jesús Bacq nace en París (Francia) el 16 de septiembre de 1825 y la llaman con el nombre de Isabel. El padre, Antonio, era de origen belga y la madre de París. La familia era luterana. Isabel, que iba a menudo a visitar los parientes católicos en Bélgica se siente atraída del alegre testimonio de vida de ellos, y correspondiendo a la obra de la gracia, a la edad de 14 años, con el consentimiento de los padres, el 31 de mayo de 1839 recibe el bautismo y la primera comunión, y entra en la Iglesia Católica. Ella siente una devoción particular hacia la Virgen Inmaculada.

Isabel deseaba en su corazón consagrarse al Señor, y con el deseo de educar a los más pobres ingresa en la Congregación de las Agustinas de la Intimidad de María. Al profesar cambia su nombre por Teresa de Jesús y se dedica a la enseñanza de las niñas. 

En 1863, con la ayuda y asesoramiento de Monseñor Lavigerie, obispo de Nancy, la Madre Teresa dejó la su comunidad religiosa de Montrouge. El 11 de enero de 1864, en un pequeño apartamento alquilado en la parroquia de San Leone en Nancy, la hermana Teresa de Jesús Bacq empieza la comunidad religiosa de las "Hijas de la Asunción".

La orientación espiritual de la nueva familia religiosa es profundamente mariana y su misión es la enseñanza. 

Poco a poco, la Madre Teresa de Jesús entendió que la acción apostólica de la joven congregación debe extenderse a todas las obras de caridad y misericordia llegando a África, Francia y Bélgica.

En 1887, la Madre Teresa de Jesús recibe la afiliación de su familia religiosa a la Orden de la Merced. Desde ese momento el joven Instituto pasa a llamarse : "Hermanas de Nuestra Señora de la Merced". El ideal del Fundador San Pedro Nolasco consiste en imitar a María en todas las virtudes que practicó y "como un dulce amor por los pobres y de los más infelices."

01 de junio 1896 la Madre Teresa de Jesús muere en París. 

El 30 de junio 1994 se llevó a cabo la clausura del proceso diocesano para su beatificación y canonización . En este momento en  se venera como el Sierva de Dios.

Hoy la Congregación está presente en cuatro continentes y en 11 países. Las religiosas continúan viviendo su carisma a través de las obras en educación, misionera, salud, y en la medida de lo posible siempre que la Iglesia requiere su presencia.


ORACIÓN
Para obtener la glorificación de la Sierva de Dios, Teresa de Jesús Bacq.


Señor Jesús, Amor Misericordioso, que exaltas a los humildes que confían en Ti y eres gozo de los que sufren por amor a Ti, glorifica a la Madre Teresa de Jesús, devota hija de María, que te siguió fielmente en el camino de la cruz y te sirvió en los pequeños y en los pobres. Concédenos imitarla entregándonos al servicio de tu Reino, y concédenos la gracia que por su intercesión humildemente te pedimos.


Padre nuestro, Ave María y Gloria.

Santoral Franciscano Enero

01 de enero
Beato Valentín Paquay

Nació en Tongres, Bélgica, el 17 de noviembre de 1928, quinto de los once hijos de Enrique y Ana Neven, matrimonio profundamente religioso, ejemplo de honradez. 
 Después de la prematura muerte de su padre, acontecida en 1847, y con el consentimiento de su madre, entró en la orden de los Frailes Menores de la provincia belga, el 3 de octubre de 1849  en el convento de Thielt. 

Recibió la ordenación sacerdotal en Lieja el 10 de junio de 1854. Luego fue destinado por sus superiores a Hasselt, donde permaneció durante el resto de su vida, desempeñando, entre otros, los oficios de vicario y guardián. En 1890 y en 1899 fue elegido definidor provincial. Fue incansable la obra del padre Valentín en el campo del apostolado. Predicó casi continuamente y, por su palabra sencilla y persuasiva, fue muy estimado, especialmente en los ambientes populares y en las organizaciones religiosas. Ejercía continuamente el ministerio del sacramento de la penitencia, emulando al santo cura de Ars, con el que a veces ha sido comparado. A menudo manifestó poseer el don de penetrar de modo extraordinario en la conciencia de los penitentes, que acudían a él incluso desde lejos. 

Cultivó una profunda devoción a la santísima Eucaristía y, con su apostolado de medio siglo en favor de la comunión frecuente, fue precursor activo del famoso decreto del Papa san Pío X. 

Devoto del Sagrado Corazón de Jesús, de  la pasión de Jesús, practicando diariamente el piadoso ejercicio del vía crucis.  Además  fue muy devoto de la Virgen María,

Murió en Hasselt el 1 de enero de 1905 a la edad de setenta y siete años. Fue beatificado por San Juan Pablo II en el 2003.


03 de enero
Santo nombre de Jesús


El Santísimo Nombre de Jesús, invocado por los fieles desde los comienzos de la Iglesia, comenzó a ser venerado en las celebraciones litúrgicas en el siglo XIV. San Bernardino de Siena y sus discípulos propagaron el culto al Nombre de Jesús: "Yahweh es salvación" con el monograma del Santo Nombre: IHS (abreviación del nombre de Jesús en Griego, ιησουσ, y añadiendo el nombre de Jesús al Ave María. Como fiesta litúrgica fue introducida en el siglo XVI. En 1530 el Papa Clemente VII concedió por vez primera a la Orden Franciscana la celebración del Oficio del Santísimo Nombre de Jesús.


04 de enero 
Santa Angela de Foligno.

Nació alrededor de 1248 en una familia acomodada, y quedó huérfana de padre; su madre la educó de un modo más bien superficial. Muy pronto fue introducida en los ambientes mundanos de la ciudad de Foligno, donde conoció a un hombre, con quien se casó a los veinte años y del que tuvo 8 hijos.Algunos acontecimientos, como el violento terremoto de 1279, un huracán, la años de guerra contra Perugia y sus duras consecuencias influyen en la vida de Ángela, la cual toma conciencia progresivamente de sus pecados, hasta dar un paso decisivo: invoca a san Francisco, que se le aparece en una visión, para pedirle consejo con vistas a hacer una buena confesión general, en 1285; Ángela se confiesa con un fraile en San Feliciano. Tres años después, su camino de conversión conoce otro viraje: el final de los vínculos afectivos, puesto que, en pocos meses, mueren primero su madre y luego su marido y todos sus hijos. Entonces vende sus bienes y en 1291 entra en la Tercera Orden de San Francisco. Ha sido llamada la Mística de la Pasión de Cristo. Y fue tan grande el amor que adquirió hacia la Pasión y Muerte del Señor, que le bastaba mirar una imagen de Jesús doliente u oír hablar de su Santísima Pasión para que se enrojeciera su rostro y quedara como en éxtasis. En visiones se la puede comparar a Santa Teresa y a Santa Catalina. Muere en Foligno el 4 de enero de 1309. El Papa Clemente XI aprobó el culto público de beata en toda la Iglesia Católica. Sobre su sepulcro se han obrado innumerables milagros.El papa Francisco extendió su culto para la Iglesia Universal el 9 de octubre de 2013.

19 de enero
Santa Eustoquia Calafato

Santa Eustoquia nació en Mesina el 25 de marzo de 1434. En el bautismo se le impuso el nombre de Esmeralda. Fue educada por su madre en la fe y en el conocimiento del franciscanismo. A los 11 años, su padre la prometió a un viudo de la misma posición social y económica, pero el matrimonio fracasó por la repentina muerte del prometido esposo, el año 1446. Las nuevas propuestas de matrimonio realizadas por los familiares, ella las rechazó firmemente. En su corazón había decidido consagrarse a Dios en la vida religiosa. Su padre se opuso tenazmente y sólo tras la muerte improvisa del padre en Cerdeña, el año 1448, pudo realizar su deseo.

Esmeralda entró en el monasterio de las Clarisas de Santa María de Basicó en Mesina a finales de 1449. Cuando vistió el hábito, tomó el nombre de Eustoquia. Durante el noviciado se distinguió por su piedad, oración, meditación y práctica de las virtudes. Deseosa de vivir un modelo de perfección más comprometida, tras la autorización de los superiores eclesiásticos, Eustoquia fundó un nuevo monasterio, en los locales de un viejo hospital: le siguió su hermana Margarita y una sobrina; pronto se añadieron otras candidatas. En 1464, ante las dificultades que surgieron, se vieron obligadas a trasladarse a una casa de una congregación de terciarias franciscanas, situada en el barrio de Montevergine (Mesina), casa transformada después en monasterio. Vinieron nuevas candidatas, entre las que se hallaba la madre de Santa Eustoquia. En 1464 fue elegida por primera vez abadesa y se alternó en esta función con Jacoba Pollicino hasta su muerte, acaecida el 20 de enero de 1485.
De San Francisco y Santa Clara adquirió la espiritualidad cristocéntrica, que ella expresó con un amor especial a la Eucaristía, a la Pasión y a la Santísima Virgen. Eustoquia Esmeralda Calafato tiene un mensaje válido y actual para la Iglesia universal: para los jóvenes, a los cuales enseña que las opciones de la vida se deben realizar a la luz de la fe, sin transacciones con los contenidos del Evangelio; para los religiosos, porque supo realizar una profunda actualización de la vida claustral, viviendo en su plenitud la Palabra del Señor y volviendo al espíritu genuino de San Francisco y Santa Clara; además, nos enseña que viviendo en la clausura se puede y se debe estar plenamente insertos en el contexto social y eclesial contemplando, orando, haciendo penitencia para implorar la bendición de Dios sobre los hermanos: era una auténtica misionera dentro de la clausura. El año 1777 el Senado de Mesina le agradeció oficialmente la tangible protección demostrada en favor de la ciudad.

Durante su visita pastoral a Mesina, la tarde del sábado 11 de junio, al comienzo de la Misa celebrada en el pabellón de Exposiciones, el Romano Pontífice Juan Pablo II proclamó Santa a la Beata Eustoquia Esmeralda Calafato en 1988.


23 de enero
Santa Mariana Cope

Nació en Heppenheim, Hesen-Darmstadt (Alemania), el 23 de enero de 1838,  en el seno de una familia de agricultores y se llamó Bárbara. Siendo todavía muy niña, sus padres emigraron a Estados Unidos, estableciéndose en Útica, en el estado de Nueva York. Su padre obtuvo para sí y sus hijos la ciudadanía norteamericana y cambió su apellido Kobb por Cope. Bárbara en su juventud trabajó en una fábrica de lana y luego ingresó en el convento de las religiosas de las Hermanas de San Francisco de Filadelfia, de Nueva York, donde cambió su nombre por María Ana. El apostolado de la Congregación consistía en la educación de los hijos de los emigrantes alemanes. Aprendió el alemán, la lengua de sus padres, y fue destinada a abrir y dirigir nuevas escuelas.
Dotada de cualidades naturales de gobierno, pronto formó parte del equipo directivo de su comunidad, en en 1860 estableció dos de los primeros cincuenta hospitales generales de Estados Unidos, que alcanzaron gran renombre: Santa Isabel de Útica (1866) y San José de Syracuse (1869). Los dos siguen siendo dos florecientes centros médicos. En medio de las dificultades más serías, la madre Mariana logró realizar un servicio apostólico sobresaliente con los más pobres. Fue elegida provincial de su Congregación en 1877 y en 1881.
Pero en 1883, fue la primera en responder la llamada del obispo de Honolulú para abrir una misión de atención a los leprosos. Más de cincuenta comunidades religiosas habían rechazado esta misión. Se puso al servicio de los leprosos abandonados donde fue modelo de caridad hacia los enfermos leprosos y ejemplo de entrega. Entre sus virtudes destacaron la prudencia, la justicia y gozó del don de la fortaleza. Trabajó en el hospital de leprosos de Kakaako, Honolulú, se encontró con problemas muy serios. En 1884 el Gobierno le pidió que estableciera el primer hospital general en la isla de Maui. En 1885, abrió un albergue para los hijos de los leprosos en los terrenos del hospital de Oahu. El rey de Hawai la condecoró por su entrega al pueblo.
En 1888, marchó a la colonia de Kalaupapa, en Molokai. El padre san Damián de Veuster había contraído la lepra y su muerte era inminente. En 1889, después de la muerte del padre Damián, aceptó la dirección del hogar para los varones, además del trabajo con las mujeres y las niñas. La madre Mariana vivió 30 años en una lejana península de la isla de Molokai, exiliada voluntariamente con sus pacientes. Debido a su insistencia, el Gobierno dictó leyes para proteger a los niños y que pudieran recibir una educación. Estaba siempre sonriente y le valió los títulos de "Madre de los leprosos" y de "María Ana de Molokai". Su lema fue "Sólo por Dios". Murió el 09 de agosto de 1918, llena de méritos. Fue canonizada por SS Benedicto XVI el 14 de mayo de 2005.


viernes, 1 de enero de 2016

Beata María de Jesús Deluil-Martiny

María Deluil-Martiny nace en Marsella el 28 de mayo de 1841. Su padre es un brillante abogado y un cristiano comprometido. Su madre, digna sobrina bisnieta de la venerable Ana Magdalena Remuzat, la visitandina que, durante la peste de 1720, había conseguido que Marsella se consagrara al Corazón de Jesús. Así, la devoción al Sagrado Corazón era considerada algo así como "patrimonio familiar". María recibe la primera educación en el pensionado que en aquella época existía en la Visitación, y a los 16 años prosigue su formación en Lyon con las religiosas del Sagrado Corazón fundadas por la Madre Barat. Al final de sus estudios hace un retiro en el que decide entregarse sin reservas al Corazón de Jesús. En el camino de regreso a su casa, pasa por Ars, para pedir consejo al santo Cura que le deja entrever que pasará mucho tiempo antes de que pueda realizar su vocación. 

Seguirá un largo período de espera, en el que la joven conocerá toda una serie de pruebas: familiares, con la muerte de sus cuatro hermanos (ella es la mayor), crisis espiritual, situación difícil de la Iglesia, guerra en Francia. A comienzos de 1864, María tiene 22 años. Providencialmente cae en sus manos un sencillo folleto procedente de la Visitación de Bourg-en-Bresse, titulado: Guardia de honor del Sagrado Corazón: fin de la obra. La joven lee y relee esas líneas que parecen dirigidas a su alma de fuego. El 7 de febrero escribe al Monasterio de Bourg solicitando ser inscrita en el Cuadrante y ofreciéndose llena de entusiasmo para trabajar por la obra. 

Comienza entonces una activa correspondencia entre la Hna. María del Sagrado Corazón y la «pequeña María», como la llama cariñosamente la fundadora. María consigue su primer éxito haciendo llegar la Guardia de Honor hasta la misma Santa Magdalena Sofía Barat, que se inscribe con todas sus religiosas. Pero aún es mayor el que obtiene en junio de ese mismo año 1864. El día 5, el Cardenal de Villecourt consagra solemnemente la nueva iglesia de nuestra Sra. de la Guardia, en Marsella. Es una ceremonia impresionante a la que asiste también el Cardenal Pitra y gran número de obispos franceses. María sueña: ¡si pudiera hablarles de su Obra querida! Y. su sueño se hace realidad: los dos cardenales y 20 obispos se inscriben en la Guardia de Honor y le dan su apoyo. Este resultado no hace más que redoblar el ardor de la joven marsellesa que se encarga de imprimir los "billetes celadores" destinados a los seglares y compuestos por Hna. María del Sagrado Corazón, y de hacer las medallas de la asociación, contando siempre y en todo con la aprobación de la Visitación, donde consulta hasta los menores detalles. 


En 1866 María cree que ha llegado el momento de realizar sus deseos de consagrarse a Dios y piensa que su lugar es la Visitación. Sin embargo, el Señor tiene otros designios sobre ella. Aún habrá que esperar. Un año más tarde se hace aún más estrecha la colaboración entre la Hna. María del Sagrado Corazón y María Deluil-Martiny: la composición del Manual de la Guardia de Honor acapara sus energías. Mutuamente se animan a sufrir con amor, por el Corazón de Jesús, las mil dificultades y contradicciones que encuentran. ¡La cruz es la señal de todas las obras de Dios! 

Poco a poco, se va delineando mejor el plan para el que el Señor ha escogido a María, aunque ella no imagina que está llamada a ser la piedra fundamental de una nueva orden religiosa. La Hna. María del Sagrado Corazón, a la que la joven llama «la madre de mi alma», la anima. Sabe que va a perder a su primera celadora, pero no se entristece, pues las Hijas del Corazón de Jesús (así se llamarán las futuras religiosas) dedicadas a la reparación de los sacrilegios, mediante la adoración y la oblación en y con Jesús-Hostia, vivirán en plenitud los fines de la Guardia de Honor. 

Cuando su director espiritual, el P. Calage, S.I. le descubre que la fundadora de la nueva obra será ella misma, María está a punto de retroceder, pero en seguida, aunque sintiendo su incapacidad, se somete a la voluntad divina y se abandona a ella. Las circunstancias la llevan a fundar el primer monasterio en Bélgica, bajo la tutela del Cardenal Dechamps, el 20 de junio, fiesta del Corazón de Jesús. La que en adelante se llamará M. María de Jesús recoge los deseos del Sagrado Corazón expresados a santa Margarita María de Alacoque y los introduce en la Regla de su Instituto, que es la de san Ignacio, adaptada a la vida contemplativa de clausura. 

Desde este momento, sin olvidar a la Guardia de Honor -de la que sus monasterios serán siempre ardientes propagadores- y manteniendo sus relaciones con la Visitación y con la Hna. María del Sagrado Corazón, a la que pide consejo en numerosas ocasiones, la M. María de Jesús se entrega incansablemente a la formación de sus nuevas hijas. Cuando se trata de la gloria del Corazón de Jesús nada la detiene. 

La Obra atrae a numerosas jóvenes: en 1877 se abre una nueva casa en Aix-en-Provenza, y en 1879 otra en la Servianne, propiedad de la familia Deluil-Martiny a las afueras de Marsella. Aquí será donde la M. María de Jesús verá cumplidos sus deseos de unir incluso materialmente su sangre al Sacrificio de Cristo. En efecto, el 27 de febrero de 1884, miércoles de ceniza, la fundadora, que no ha cumplido aún los 43 años, cae abatida por las balas de un joven anarquista al que había acogido con bondad, ofreciéndole trabajo. Asesinada en el jardín de su propio convento, sus últimas palabras son: «¡Yo le perdono! ¡por la Obra!». Fue beatificada por SS Juan Pablo II el 22 de octubre de 1989.

Beata Juana María Condesa Lluch

Nació el 30 de marzo de 1862, en el seno de una familia acomodada en Valencia. En su etapa de adolescencia y juventud nutrió su vida espiritual con las devociones propias del momento histórico en el que vivió: Jesús Sacramentado, la Inmaculada Concepción, san José y santa Teresa de Jesús, a la vez que la llevó de forma progresia a una mayor sensibilidad y compromiso con los necesitados. A los 15 años ingresó en la Tercera Orden del Carmen, y a los 18 años, en la Archicofradía Teresiana, de la que posteriormente sería nombrada secretaria general. 
Muy pronto descubrió el amor de Dios, la oración y vivió la alegría, la humildad, la constancia, el dominio de sí, la paz, la bondad, la entrega.... Por ellos quienes la conocieron nos la presentan como una mujer que "Logró vivir lo ordinario de forma extraordinaria”. La situación de la mujer que abandona el campo para ir a trabajar a las fábricas sufriendo toda clase de vejaciones le hacen concebir la fundación de un hogar de acogida para estas jóvenes obreras. Tenía 18 años cuando se lo propuso al arzobispo de Valencia, quien no la hizo caso a causa de su edad. 
Convencida de que su obra era fruto del Espíritu y con el deseo de que fuese una realidad eclesial, continúa insistiendo a fin de poder organizarse como Congregación Religiosa, pues seguir a Cristo, dando la vida por él en el servicio a las obreras le pedía exclusividad, de ahí su opción por vivir en castidad, en obediencia y en pobreza de forma radical. Acrisolada en la prueba, pero manteniendo un espíritu sereno, firme y confiado: "Señor, manténme firme junto a tu Cruz", haciendo de la fe su luz, de la esperanza su fuerza y del amor su alma, consigue la Aprobación Diocesana del Instituto en 1892, el cual crecía en miembros y se iba extendiendo por distintas zonas industriales. En 1895 emite la Profesión Temporal junto con las primeras hermanas y en 1911 la Profesión Perpetua. Nació así la Congregación de Esclavas de María Inmaculada e Hijas de Santa Teresa protectora de obreras, dedicadas a la formación de la juventud obrera, aprobada por Pío XII en 1947, cuando ella había muerto. Había dicho: "Yo y todo lo mío para las obreras".
Durante todos estos años, su vida a ejemplo de la Virgen Inmaculada, fue una entrega incondicional a la voluntad de Dios, haciendo suyas las palabras de María ante el anuncio del Ángel: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mi, según tu palabra" palabras que se convirtieron en clave de espiritualidad y en estilo de vida, hasta el punto de definirse como "esclava de la Esclava del Señor" y de dar nombre y significatividad a la Congregación fundada por ella. Murió el 16 de enero de 1916, en Valencia diciendo a sus hermanas: "Sed santas en el cielo, sin levantar polvo en la tierra". SS Juan Pablo II la beatificó el 23 de marzo de 2003.

Beata Eugenia Picco


Nace en Crescenzago (Milán) el 8 de noviembre de 1867 de José Picco y Adelaida del Corno. El padre es un excelente músico de «La Scala» de Milán, ciego. La madre es una mujer frívola, que no ama a su marido, sino que prefiere el dinero, el éxito y los viajes. De Eugenia cuidan habitualmente los abuelos y encuentra a sus padres durante las breves pausas que se conceden entre una gira y otra, hasta que un día la madre vuelve sola, sin su marido, dándolo por muerto.

Eugenia, no sabrá nunca nada de su padre. Desde este momento la madre obliga a la hija a vivir con ella y con su amante, del que luego tendrá otros dos hijos. Eugenia crece en un ambiente irreligioso y moralmente malsano, teniendo que convivir entre los deseos mundanos de la madre que la quiere cantante famosa y con el amante de la madre que la molesta y la fastidia frecuentemente.

«Peligros y ocasiones tanto en casa como afuera» dirá luego Eugenia recordando aquellos años de tribulación y aquel «instintivo» anhelo de orar, de mirar hacia arriba, en el silencio de la austera basílica de S. Ambrosio de Milán, donde cada día va a pedir ayuda a Dios, casi sin conocerlo. Hasta que una tarde de mayo de 1886, Eugenia siente dentro de sí la llamada a la santidad y desde aquel instante caminará, con prontitud y fidelidad indefectibles hacia la perfección.

A los veinte años Eugenia decide amar a Jesús y ser santa. Ingresa en la todavía joven Familia Religiosa de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María huyendo de casa el 31 de agosto de 1887, siendo inmediatamente acogida, comprendida y amada por el Fundador, el venerable Agustín Chieppi.

El 26 de agosto de 1888 comienza el noviciado y el 10 de junio de 1891 emite la primera profesión religiosa en manos del mismo Fundador. Hace la profesión perpetua el 1 de junio de 1894.

Simple y humilde, fiel y generosa, se entrega sin reservas a las alumnas del Colegio de las que es maestra de música, canto y francés; a las novicias de las que es madre y maestra; a las hermanas como archivista, Secretaria general y Consejera. En junio de 1911 es elegida Superiora general permaneciendo en el cargo hasta la muerte.

Mujer valiente, hace voto de cumplir con perfección serena y tranquila los deberes de Superiora y esto para cumplir la voluntad de Dios.

Animadora sabia y prudente de la Congregación de las Pequeñas Hijas de los Sagrados Corazones de Jesús y de María, durante su gobierno desarrolla una actividad iluminadora y prudente para una organización definitiva del Instituto, proponiéndose cumplir las directrices transmitidas por el Fundador.

Para todos es madre, especialmente para los pobres, para los pequeños y para los marginados, a los que sirve con caridad generosa e incansable. Las necesidades y los dramas de muchos hermanos durante la gran guerra de 1915-1918 le abren aun más el corazón para acoger todo llanto, tanto dolor y toda preocupación social o privada.

Su principal apoyo, el eje vital de su vida interior y de toda la obra y trabajo apostólico es para Sor Eugenia la Eucaristía, su gran amor, centro de piedad, alimento, consuelo y gozo de sus jornadas densas de oración y de fatiga.

Jesús le infunde su celo por la salvación de las almas, su deseo ferviente de llevar a todos a la Casa del Padre y es en su ardiente amor a Jesús donde se encuentra la explicación de su incesante actividad caritativa.

De salud débil, con un cuerpo consumido por la tuberculosis ósea, tiene que someterse, el año 1919, a la amputación de la extremidad inferior derecha. Sor Eugenia se ofrece con toda disponibilidad a cumplir los planes del Padre sobre ella, pronta a cualquier inmolación, mostrándose siempre la amiga sonriente de Jesús, de los hermanos y del mundo.

En la enfermedad y en la muerte cumple su total consagración a Dios. Sor Eugenia muere santamente el 7 de septiembre de 1921.

Su fama de santidad pervive e incluso irá en aumento después de su muerte. Por todas partes se oyen expresiones de devota admiración y veneración hacia Sor Eugenia, considerada por todos como ejemplo de extraordinaria virtud y modelo de piedad, celo, prudencia, espíritu de sacrificio y sabiduría.

Comenzado el Proceso de beatificación en septiembre de 1945, el 18 de febrero de 1989 fue reconocido el ejercicio heroico de las virtudes y el 20 de diciembre de 1999 se publicó el Decreto sobre el milagro, atribuido a su intercesión, que reconoce la curación prodigiosa de Camilo Talubingi Kingombe de la diócesis de Uvira (ex Zaire) acaecida el 25 de agosto de 1992.

El 7 de octubre del 2001, Juan Pablo II la proclama «beata».

San Juan Gabriel Perboyre

San Juan-Gabriel Perboyre nace en Montgesty, en el departamento francés de Lot, el 5 de enero de 1802. Es el menor de ocho hermanos. En 1816, entra en el Pequeño Seminario de Montauban dirigido por su tío, el Padre Santiago Perboyre. El 15 de septiembre de 1818 es admitido en el Seminario Interno de la Congregación de la Misión en París. Ordenado sacerdote el 23 de septiembre de 1826 en la Capilla de las Hijas de la Caridad en París. Después de unas estancias en Montdidier y Saint-Flour, Juan-Gabriel es nombrado director del seminario interno (1832). Tiene treinta años.

Se ofrece voluntario para la misión en China y embarca en El Havre el 21 de marzo de 1835. El 29 de agosto desembarca en Macao y llega a Han Kou y Hou Pei el 21 de diciembre. En Ho Nan trabaja en la misión (1836).

Traicionado, Juan-Gabriel es detenido en septiembre de 1839 y encarcelado en Ou-Tchang-Fou, en el mismo lugar en que había sido encarcelado Francisco Regis Clet, su hermano de Congregación y modelo, muerto mártir el 18 de febrero de 1820.

Juzgado en el curso de un proceso que recuerda al de Jesús, es condenado a muerte en diciembre de 1839 y ejecutado por estrangulación el 11 de septiembre de 1840.

"En el crucifijo, el Evangelio y la Eucaristía encontramos todo lo que podemos desear. No hay otra vía, otra verdad, otra vida" (Juan-Gabriel Perboyre).

Es beatificado el 10 de noviembre de 1889 por el papa León XIII y canonizado en Roma el 2 de junio de 1996 por el papa Juan Pablo II.

Su fiesta se celebra el 11 de septiembre.

Santa María, Madre de Dios

La Solemnidad de Santa María Madre de Dios es la primer Fiesta Mariana que apareció en la Iglesia Occidental, su celebración se comenzó a dar en Roma hacia el siglo VI, probablemente junto con la dedicación –el 1º de enero– del templo “Santa María Antigua” en el Foro Romano, una de las primeras iglesias marianas de Roma.

La antigüedad de la celebración mariana se constata en las pinturas con el nombre de “María, Madre de Dios” (Theotókos) que han sido encontradas en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma, donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa en tiempos de las persecuciones.

Más adelante, el rito romano celebraba el 1º de enero la octava de Navidad, conmemorando la circuncisión del Niño Jesús. Tras desaparecer la antigua fiesta mariana, en 1931, el Papa Pío XI, con ocasión del XV centenario del concilio de Éfeso (431), instituyó la Fiesta Mariana para el 11 de octubre, en recuerdo de este Concilio, en el que se proclamó solemnemente a Santa María como verdadera Madre de Cristo, que es verdadero Hijo de Dios; pero en la última reforma del calendario –luego del Concilio Vaticano II– se trasladó la fiesta al 1 de enero, con la máxima categoría litúrgica, de solemnidad, y con título de Santa María, Madre de Dios.

De esta manera, esta Fiesta Mariana encuentra un marco litúrgico más adecuado en el tiempo de la Navidad del Señor; y al mismo tiempo, todos los católicos empezamos el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María.

El Concilio de Éfeso

En el año de 431, el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, afirmando: “¿Entonces Dios tiene una madre? Pues entonces no condenemos la mitología griega, que les atribuye una madre a los dioses”. Ante ello, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso –la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años– e iluminados por el Espíritu Santo declararon: “La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios”. Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén".

Asimismo, San Cirilo de Alejandría resaltó: “Se dirá: ¿la Virgen es madre de la divinidad? A eso respondemos: el Verbo viviente, subsistente, fue engendrado por la misma substancia de Dios Padre, existe desde toda la eternidad... Pero en el tiempo él se hizo carne, por eso se puede decir que nació de mujer”.

Madre del Niño Dios

“He aquí la sierva del Señor, hágase en mí según tu palabra”

Es desde ese fiat, hágase que Santa María respondió firme y amorosamente al Plan de Dios; gracias a su entrega generosa Dios mismo se pudo encarnar para traernos la Reconciliación, que nos libra de las heridas del pecado.

La doncella de Nazareth, la llena de gracia, al asumir en su vientre al Niño Jesús, la Segunda Persona de la Trinidad, se convierte en la Madre de Dios, dando todo de sí para su Hijo; vemos pues que todo en ella apunta a su Hijo Jesús.

Es por ello, que María es modelo para todo cristiano que busca día a día alcanzar su santificación. En nuestra Madre Santa María encontramos la guía segura que nos introduce en la vida del Señor Jesús, ayudándonos a conformarnos con Él y poder decir como el Apóstol “vivo yo más no yo, es Cristo quien vive en mí”.