Francisco Coll nació en Gombreny, Gerona (España), el 18 de mayo de 1812. y fue el menor de diez hermanos. Al poco tiempo murió su padre, y la madre se defendió entre mil dificultades económicas.
En 1823 el futuro dominico comienza a estudiar en el seminario de Vich (Barcelona), y habita en casa de la familia Puigselloses. con el compromiso de atender y dar clase a los niños de la casa. En 1830 entra en la Orden de Santo Domingo. en el convento de Gerona. Pero en 1835 el Gobierno central decreta la supresión de las Ordenes religiosas, y el p. Coll se ve obligado a residir fuera del recinto conventual: en esos años se reafirma su vocación dominicana con una fidelidad extraordinaria a sus reglas, obediencia fiel a los superiores y un gran amor a todo lo que constituía su vocación dominicana. En 1836 recibe la ordenación sacerdotal en Solsona, Lérida. Intensifica entonces aún más su dedicación a la vida pastoral: catequesis, confesiones, dirección espiritual y, sobre todo, predicación.
San Antonio Maria Claret, arzobispo y fundador de los Hijos del Corazón Inmaculado de María, compañero de predicación, dijo de él: «donde yo predico, todavía puede venir el p. Coll a añadir algo; pero donde predica él, a mi ya no me queda qué hacer». En 1856 funda la congregación de Dominicas de la Anunciata para la educación femenina. Hacia 1860 se queda completamente ciego. y en 1875 fallece en Vich.
Su fundación cuenta en aquel momento con trescientas religiosas. Aprobada en 1910 por el Papa San Pío X, hoy son casi dos mil las Dominicas de la Anunciata, extendidas por África, América y Europa.
En 1930 se inicia el proceso de beatificación en Vich. En 1964 se celebra en Oviedo (España) el proceso apostólico sobre la curación milagrosa de Justa Barrientos. En 1970 Pablo VI proclama las virtudes heroicas del Siervo de Dios. Fue beatificado en 1979 por San Juan Pablo II y canonizado el 11 de octubre de 2009 por el S.S Benedicto XVI.
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