Filotea, Santa y Mártir venerada por la Iglesia Ortodoxa Griega. Nació en Atenas en 1522. Sus padres eran famosos no sólo por ser eminentes y ricos, sino también por ser profundamente devotos. Ellos no podían tener hijos, pero tras haber orado con devoción a la Santa Vírgen María, tuvieron una hija a la que llamaron Revoula.
Los padres educaron a su hija en una profunda religiosidad y fe recta, y cuando tenía doce años la dieron en matrimonio. Su marido resultó ser un hombre impío y crudo, que a menudo la golpeaba y atormentaba. Revoula soportó pacientemente los abusos y rogó a Dios a fin de orientar a su esposo por el buen camino.
Después de tres años el marido de Revoula murió y ella comenzó una vida de ayuno, vigilia y oración. La santa fundó un monasterio de mujeres consagrado al nombre del apóstol Andrés. Cuando se completó el monasterio, la santa fue la primera en aceptar la tonsura monástica, con el nombre “Filotea”.
Durante este tiempo, Grecia estaba sufriendo bajo el yugo turco y muchos atenienses se habían convertido en esclavos por los conquistadores turcos. Santa Filotea utilizó todos sus medios para liberar a sus compatriotas y rescatar a muchos de la esclavitud.
Una vez, cuatro mujeres se escaparon de sus amos turcos ya que éstos les exigían que renunciaran a su cristianismo; ellas se refugiaron en el monasterio de Santa Filotea.
Los turcos, al saber que las mujeres griegas se habían ido, irrumpieron en la celda de la santa y la golpearon. La llevaron al gobernador, quien la lanzó en la cárcel. Por la mañana, una multitud de turcos se habían reunido para verla. La sacaron de la prisión y el gobernador dijo que si ella no renunciaba a Cristo, sería cortada en pedazos.
Justo cuando Santa Filotea estaba dispuesta a aceptar la corona del martirio, una multitud de cristianos se reunió por la gracia de Dios y entre todos tranquilizaron al gobernador quien la dejó ir.
Santa Filotea continuó con sus esfuerzos de abstinencia, oración y vigilia, por la que se le concedió el don del excorsismo.
Durante la Vigilia de San Dionisio, los turcos tomaron a Filotea y la torturaron. Murió el 19 de febrero de 1589, así que logró ambas coronas del ascetismo y del martirio. Veinte años después, un perfume empezó a emanar de su sepulcro; al abrirlo, vieron que su cuerpo no se había descomuesto; fue trasladado a la Catedral de Atenas donde reposa hasta el día de hoy como un tesoro valioso y fuente de intercesión.
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