La relación de San Marcelino Champagnat con María estaba profundamente marcada por una afectiva y total confianza en Ella, a quien veía como “Buena Madre”, porque suya era la obra que había emprendido. Él nos dejó escrito: Sin María no somos nada y con María lo tenemos todo, porque María tiene siempre a su adorable Hijo en sus brazos o en su corazón. Esta convicción lo acompañó a lo largo de toda su vida. Jesús y María eran el tesoro donde Marcelino había aprendido a poner su corazón.
La “Buena Madre”, pequeña estatua en escayola moldeada de la Virgen con el niño, cuya altura es de unos 75 cm, cuidadosamente restaurada y conservada hoy día en Roma. En estos textos nos recuerda que dicha estatua figuraba probablemente en el Hermitage desde 1824 en “la capilla del bosque” e incluso antes en La Valla, en la habitación del P. Champagnat.
OFRECIMIENTO MARIANO
iOh María, nuestra Buena Madre y nuestro Recurso Ordinario! Para estar más disponible en la empresa que tu Hijo nos confía, te confiamos a Ti al entrega de todo nuestro ser a tu Hijo Jesús, el Señor: la oración, tanto el silencio, como el trabajo; la pureza de nuestro corazón en intenciones; la caridad en nuestra acción evangelizadora; el esfuerzo en nuestra actividad apostólica. Ayúdanos a no ser más que humildes servidores de al alegría de nuestros hermanos. Amén.
MARIA, MADRE CERCANA
Maria, Madre de los hombres, venimos a ti para que nos animes en nuestros problemas y sufrimientos.
Todos: Buena Madre, ayúdanos en nuestra vida.
María, madre nuestra, acompáñanos en nuestro caminar, pon alegría en nuestra tristeza y esperanza en nuestra duda.
Todos: Buena Madre, ayúdanos en nuestra vdia.
María, tú que conoces nuestra vida y nos das fortaleza en todo momento, danos la paz en nuestra vida e ilumina nuestras mentes. Tú que llevaste a tu propio hijo, llévanos hasta él. Amén.
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