viernes, 25 de diciembre de 2015

Santoral Franciscano Diciembre

02 de diciembre
Beata María Angela Astorch




La Beata Mª Angela Astorch nació en Barcelona el 1 de septiembre de 1592. Huérfana de padre y madre, ingresó muy joven en el monasterio de Capuchinas de Barcelona, donde emitió su profesión el 8 de septiembre de 1609. A los 21 años fue mandada a Zaragoza como maestra de novicias. Después de haber gobernado este monasterio como abadesa, en 1645 fundó el monasterio de Murcia. Tuvo en alto grado el don de la contemplación, alimentada por la meditación de la Liturgia de las Horas, y al mismo tiempo una caridad solícita por las Hermanas. Murió santamente en Murcia el 2 de diciembre de 1665. Fue beatificada el 23 de mayo de 1982 por Juan Pablo II.




14 de diciembre

Beata María Francisca Schevrier 


María Francisca Schevrier nació en Aquisgrán el 3 de enero de 1819, hija de Juan Enrique y Luisa Migeon. Era ahijada del emperador Francisco II. Después de la muerte de su madre, acaecida en 1832, tomó la costumbre de socorrer a los pobres en sus necesidades y de enseñarles el catecismo

Después de haber hecho un retiro en Lieja, el 3 de octubre de 1846, con cinco compañeras formó un grupo que al poco tiempo se transforma en el instituto de Hermanas de los Pobres de San Francisco de Asís.

María Francisca sabía encontrar tiempo para dedicarse al prójimo y a la oración, a la meditación, a la visita diaria al Santísimo Sacramento, y al cultivo de una tierna y filial devoción hacia la Madre de Dios.. Murió el 14 de diciembre de 1876 en Aquisgrán. Tenía casi 58 años. La ciudad acudió a su funeral y la lloró porque en ella perdió a la madre amadísima de todos, especialmente de los pobres, de los desgraciados y de los pequeños. Fue beatificada por SS. Pablo VI, el 28 de abril de 1974.


08 de diciembre
Inmaculada Concepción de María



«Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios, María, que eres Virgen hecha Iglesia y elegida por el santísimo Padre del cielo, a la cual consagró Él con su santísimo amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito, en la cual estuvo y está toda la plenitud de la gracia y todo bien» (San Francisco, Saludo a la B.V. María).








16 de diciembre
Beato Honorato Kozminski



Honorato nació en Biala Podlaska (Polonia), el 16 de octubre de 1829. La muerte de su padre le produjo una crisis de fe y se declaró ateo. Sospechoso de participar en un complot contra el régimen ruso invasor, fue encarcelado y en la prisión enfermó de tifus: estas nuevas pruebas le hicieron recuperar la fe. Fue liberado por insuficiencia de pruebas y se hizo capuchino. Recibió la ordenación sacerdotal el 27 de diciembre de 1852. Se dedicó a la predicación y a la dirección de almas, ejerciendo al mismo tiempo varios cargos en su Orden. Su gran actividad estaba sostenida por una intensa vida interior. Se sirvió del confesonario y de la correspondencia para dirigir a personas y orientarlas en su vocación; fundó comunidades religiosas, de las que salieron numerosas congregaciones: todavía hoy existen 17. Fue un precursor de los institutos seculares. Debido a la supresión de los conventos, se iba trasladando de uno a otro, hasta llegar al de Nowe Miasto, en el que vivió los últimos 24 años de su vida, dedicado a la oración y al apostolado epistolar; la sordera le había obligado a dejar el confesonario. Como sus congregaciones habían pasado a la jurisdicción de los obispos, se dedicó a escribir numerosas obras y cartas a sus hijos espirituales. Falleció a la edad de 87 años, el 16 de diciembre de 1916. Lo beatificó Juan Pablo II el 16 de octubre de 1988.


23  de diciembre
Beata María Encarnación Rosal


La Beata María Encarnación Rosal nació en Quetzaltenango, Guatemala, el 26 de octubre de 1820, en un hogar cristiano, creció en un ambiente de fe. Fue bautizada por sus padres como María Vicenta Rosal Vásquez, pero al asumir su vocación religiosa cambió su nombre por el de María Encarnación Rosal del Corazón de Jesús. A los 15 años ingresó en el Beaterio de Belén, en la ciudad de Guatemala, institución que estaba bajo la jurisdicción de los padres Betlemitas, fundados por San Pedro de Betancour.  Inició la reforma de la congregación logrando conservar el carisma del fundador, «A la luz de la encarnación, de la Navidad y de la muerte del Redentor», y  a su vez  dar «impulso a la educación de la niñez y de la juventud en los colegios, escuelas y hogares para niñas pobres», como también a «dedicarse a otras obras de promoción y asistencia social».  Extendió la obra por  Guatemala, Costa Rica, Colombia y Ecuador, considerandose como una impulsora de la formación integral de la mujer en el continente latinoamericano.  La madre María Encarnación falleció el 24 de Agosto de 1886 tras caerse del caballo que la transportaba de Tulcán al Santuario de Las Lajas, en Otavalo. Su cuerpo fue trasladado a Pasto donde se conserva incorrupto luego de 110 años. Fue beatificada el 4 de mayo de 1997 por SS Juan Pablo II.



25 de diciembre 
Nacimiento de Jesús, nuestro salvador.


Cuenta la historia que San Francisco tres años antes de su  muerte, cerca de Greccio, el día de la natividad de nuestro Señor Jesucristo.  Un amigo de Francisco, el señor Juan Velita, era dueño de un pequeño bosque en las montañas de Greccio, y en el bosque había una gruta que a Francisco se le parecía mucho a la cuevita donde nació Jesús, en los campos de Belén, y que él había conocido hacía poco en su viaje a Tierra Santa.


Francisco habló con su amigo, le contó su idea de hacer allí un “pesebre vivo”, y juntos lo prepararon todo, en secreto, para que fuera una sorpresa para los habitantes del pueblo, niños y grandes.

Entre la gente del pueblo, Francisco y Juan escogieron algunas personas para que representaran a María, a José, y a los pastores; les hicieron prometer que no dirían nada a nadie antes de la Navidad, y, siguiendo el relato del Evangelio de San Lucas, prepararon la escena del nacimiento. ¡Hasta consiguieron un hermoso bebé para que representara a Jesús!

La noche de Navidad, cuando todas las familias estaban reunidas en sus casas, las campanas de la iglesia empezaron a tocar solas… ¡Tocaban y tocaban como si hubiera una celebración especial!… Pero nadie sabía qué estaba pasando… El Párroco del pueblo no había dicho que fuera a celebrar la Misa del Gallo… la Misa de Medianoche….

Sorprendidos y asustados a la vez, todos los habitantes de Greccio salieron de sus casas para ver qué estaba sucediendo… Entonces vieron a Francisco que desde la montaña los llamaba, y les indicaba que subieran donde él estaba.

Alumbrándose con antorchas, porque la noche estaba muy oscura y hacía mucho frío, todos se dirigieron al lugar indicado, y cuando llegaron quedaron tan admirados, que cayeron de rodillas, porque estaban viendo algo que nunca habían pensado poder ver. Era como si el tiempo hubiera retrocedido muchos, muchos años, y se encontraran en Belén, celebrando la primera Navidad de la historia: María tenía a Jesús en sus brazos, y José, muy entusiasmado, conversaba con un grupo de pastores y pastoras, que no se cansaban de admirar al niño que había acabado de nacer…

Después, cuando todos se calmaron, el sacerdote, que había sido cómplice de Francisco y de Juan Velita en aquel secreto, celebró la Santa Misa, y Jesús se hizo presente en el Pan y el Vino consagrados, como pasa siempre que se celebra una Misa en cualquier lugar del mundo.

Terminada la Eucaristía, Francisco, lleno de amor y de alegría, les contó a todos los presentes, con lujo de detalles, la hermosa historia de la Navidad, y Jesús, “luz del mundo”, llenó sus corazones de paz y de amor.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario