San Serafín nació en el año 1759, con el nombre de Prójor Moshnin en la ciudad Kursk en una familia de comerciantes. Cuando tenia 10 años se enfermó gravemente y en un sueño se le apareció la Madre de Dios, que prometió sanarlo. Durante su adolescencia, el muchacho tenía que ayudar a sus padres en el negocio, pero el comercio no lo atraía. El joven gustaba leer vidas de santos, ir a la iglesia y orar en soledad. A 18 años Prójor decidió hacerse monje. Su madre lo bendijo con un gran crucifijo de bronce, que el santo empezó a llevar siempre sobre su hábito. El joven se dirigió en peregrinaje a la ciudad de Kiev. En esa ciudad, la antigua capital del Estado ruso, se ubica uno de los monasterios principales del mundo ortodoxo, la lavra de las Cuevas. Durante esa peregrinación le fue anunciado el lugar de su futura vida religiosa: el monasterio de Sarov (una ciudad situada en la provincia de Nizhni Nóvgorod).
En noviembre del año 1778 llegó al monasterio y se quedó a servir en él. Finalmente, en agosto del año 1786 Prójor se convirtió en el hermano Serafín, uno de los monjes más devotos y humildes de la parroquia. San Serafín entró en el convento de Sarov como novicio. Desde su primer día en el convento, su vida se destacó por una extraordinaria moderación en la comida y en el sueño. Esto constituyó una característica de toda su vida. Comía poco y sólo una vez por día. Los miércoles y los viernes directamente se abstenía de comer. En 1780 enferma gravemente y está tres años en cama y, estando agonizando, celebran los monjes la Divina Liturgia junto a él, sanando espontáneamente. Él llega a decir que había notado que la Virgen, San Pedro y San Juan, le habían tocado la cabeza.
Su consagración monástica, con el nombre de Serafín, tuvo lugar en el año 1786, es ordenado diácono. El nombre Serafín en hebreo significa "ardiente, lleno de fuego. El justificaba su nombre con sus ardientes oraciones y pasaba todo el tiempo (salvo mínimos descansos) en el templo. Durante estos esfuerzos de oraciones y servicios religiosos, san Serafín fue honrado de ver a ángeles, que cantaban y co oficiaban en el templo. Un Jueves Santo, durante la Liturgia él contempló al Mismo Señor Jesucristo en la forma de Hijo de Hombre, Quien entraba en el templo junto con huestes celestiales y bendecía a los fieles que oraban. Paralizado por esta visión el santo no pudo hablar por mucho tiempo.
El 12 de septiembre de 1793 es ordenado sacerdote, celebrando diariamente la Divina Liturgia, cosa insólita en Rusia en aquella época. El 20 de noviembre de 1794 marcha como ermitaño a un bosque cercano al monasterio, llevando vida ascética, viviendo en una choza y cuidando de un pequeño huerto. Era vegetariano, comía una sola vez al día y los domingos se acercaba al monasterio para celebrar la Divina Liturgia con el resto de los monjes. Aunque vivía en completa soledad, se hizo amigo de los animales salvajes, especialmente de un oso, al que diariamente alimentaba.
En el año 1804 fue agredido por unos bandidos; él se defendió, pero le robaron el icono de la Virgen y lo dejaron malherido. Se recuperó y marchó de nuevo al monasterio donde fue atendido por un médico. Curado, volvió de nuevo al bosque, andando ya fatigosamente, encorvado y con un bastón, haciendo severo ayuno y orando continuamente pidiendo el fin de las guerras napoleónicas. Cuando estos malhechores fueron prendidos y juzgados, el santo intercedió por ellos ante el juez. Los delincuentes se arrepintieron y pidieron el perdón de Serafín, quien inmediatamente se lo otorgó.
En el año 1810, el archimandrita del monasterio le ordena por santa obediencia volver al mismo; él obedece y vive en absoluta soledad durante dieciséis años. Vivía como recluso, en su celda, donde había un icono de la Virgen y donde recibía los Santos Sacramentos. Los monjes decían de él que “era un ángel terrenal o un hombre celestial”. Para aquel momento la fama de sus milagros empezó a difundirse rápidamente por Rusia y a su celda comenzaron a acudir peregrinos. Al principio recibía a pocas personas pero en el año 1825 se le apareció la Virgen y le indicó que aplicara todas sus fuerzas a ayudar y consolar a la gente. Desde aquel entonces las puertas de su celda permanecieron abiertas para todo el mundo. En los últimos años de su vida edifica y organiza un monasterio femenino en Diveevo, a veinte kilómetros de Sarov.
Profetizó el día de su muerte: El 1 de enero de 1833, comulgó, llamó a los monjes para bendecirlos, indicó donde debían sepultarlo y estuvo toda la noche cantando, amaneciendo muerto, de rodillas ante su icono de la Virgen y con el libro de los Evangelios abiertos en sus manos. Su cuerpo fue expuesto a la veneración popular durante ocho días, siendo espontáneamente proclamado santo por el mismo pueblo. Fue canonizado oficialmente en Sarov, el día 19 de julio del año 1903, en presencia de toda la familia imperial rusa.