En el templo parroquial de Malloco se venera desde siglos una imagen del niño Jesús. Fue donada por la familia Erazo, antigua propietaria de la histórica estancia de Malloco, que tuvo sus orígenes en 1598. Se cree que llego desde el Cuzco, Perú, con los españoles en las primeras décadas de la conquista en el siglo XVI.
A la imagen, que dicho sea de paso, pertenece a la segunda o tercera jurisdicción parroquial más antigua de Chile, pues fue creada en 1579, se le atribuyen numerosos milagros, razón por la cual desde muchas partes de la región y el país llegan personas angustiadas a pedirle favores a su gruta situada a un costado del viejo camino de Santiago a Melipilla que cruza el pueblo de Malloco como avenida principal .
La tradición recalca que los favores concedidos deben ser pagados; de lo contrario el niño no estará tranquilo y lo expresa de diversas maneras. Por eso, entre la gente es popular el dicho “mas cobrador que el niño dios de Malloco”. Una de las leyendas más arraigadas cuenta que un carretero que pasaba todos los días frente a la imagen, cierto día hizo la promesa de brindarle oraciones y encenderle velas como pago a un favor concedido. Sin embargo, paso el tiempo y el carretero nunca se detuvo a cumplir lo prometido, hasta que un día en que habiendo dejado atrás largamente la gruta que se venera a orilla de camino, cuando transitaba a la altura del cruce de Malloco, de pronto los bueyes desobedecieron sus órdenes y se regresaron raudos hasta la gruta.
Allí el carretero entendió que debía cumplir la promesa. También se sostiene que el niño dios de Malloco era travieso- como todo niño, claro- puesto que, desde la primera y antigua casa parroquial ubicada en tango se arrancaba hasta la capilla de Malloco, sin explicación aparente. Por eso, no era raro que el cura lo encontrara al día siguiente con los pies embarrados señal de que había atravesado potreros y terrenos húmedos para volver a su querida casa de Malloco.
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