Victoria Valverde González nace el 20 de abril de 1888 en Vicálvaro, provincia de Madrid, y es bautizada con el nombre de Francisca Inés de la Antigua. De familia sencilla, vive su infancia y juventud como cualquier niña de su tiempo.
Durante unos años es pupila en un orfanato de las Hijas de la Caridad, y allí recibe una buena formación cristiana que la ayuda a escuchar la Voz de Dios que la llama a seguirle como religiosa en nuestra Congregación. Su inquietud por la vida religiosa la lleva a incorporarse a la comunidad de Sanlúcar de Barrameda, donde llega entre marzo y abril de 1910 con el firme deseo de pertenecer al Instituto Calasancio de Hijas de la Divina Pastora.
El 28 de agosto viste el hábito y decide cambiar su nombre por el de Victoria, como era costumbre en aquella época. Es en Sanlúcar donde recibe además sus votos temporales, hablamos ya del 16 de septiembre de 1911. Entonces, M. Victoria contaba con 23 años.
El 17 de septiembre de 1916, habiendo estado tres años en la comunidad de Monóvar (Alicante), recibe la Profesión Perpetua en Monforte de Lemos (Lugo).
En 1917, año de la fundación de la casa de Martos (Jaén), M. Victoria llega para incorporarse a la comunidad. Allí permanecerá hasta su entrega definitiva al Señor. Sólo se ausenta unos años cuando es nombrada Superiora de la comunidad de Sanlúcar de Barrameda.
M. Victoria vuelve definitivamente a Martos en 1931. Años más tarde, en 1937, la situación provocada por la Guerra Civil se complica cada vez más y numerosos religiosos/as son perseguidos/as, las iglesias quemadas o saqueadas, los colegios registrados continuamente… Ante esta situación M. Victoria concede a dos de sus hermanas de comunidad reunirse con sus familias, quedando ya sólo tres en Martos: M. Amparo, M. Salesa Baña y ella. El 20 de Julio se ven obligadas a abandonar el colegio y se establecen en la casa de Dña. Ana Fernández, familia afín al colegio. La situación cada vez es más complicada, en varias ocasiones le aconsejan salir de Martos, a lo que ella responde firme y convencidamente: “Mientras haya una religiosa yo no me marcho de Martos”.
Los días los pasaba rezando y pidiendo a Dios por sus hermanas… en todo momento se hizo cargo de cualquier responsabilidad, de hecho, acudía cada día al ayuntamiento para dar constancia de donde se alojaba cada una, y les tenía dicho: “si os preguntan algo, no respondáis nada, decid que toda la responsabilidad es de vuestra superiora”.
El 12 de enero, en torno a las 8 de la tarde, la milicia llega busca a M. Victoria, y es conducida junto con tres religiosas más a la cárcel. Allí pasan la noche rezando y hablando de cómo será el encuentro con el Padre, al que tanto aman y por el que van a entregar su vida. En la madrugada del 12 al 13 de enero, M. Victoria junto a las demás religiosas es conducida al cementerio de Las Casillas, cercana a Martos. Allí, aferrada a la puerta del cementerio, como hija que quieren acogerse a los brazos del Padre, es donde M. Victoria es fusilada. Pasados unos años, se exhuman los cuerpos y es llevada y enterrada en una cripta de la Iglesia de la Virgen de la Villa, allí yacen sus restos junto con los de otros mártires.
La gracia del Espíritu nos hace ver la grandeza con la que vivió M. Victoria, y de cómo aceptó la voluntad de Dios con un AMOR sin límites a El y al Instituto Calasancio. Por ello, el 13 de octubre de 2013 es Beatificada en Tarragona como parte de los acontecimientos propios del Año de la Fe. Su testimonio de vida entregada por amor y por la fe, nos fortalece en nuestro caminar cristiano y calasancio.
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