Róża Czacka (1876-1961), fundadora de la Congregación de las Franciscanas Siervas de la Cruz y beatificada dentro de poco, perdió la vista siendo muy joven. Sin embargo, hizo lo posible para ayudar a los ciegos en Polonia.
Tras descubrir la rapidez con la que perdería la vista a los 22 años, la futura religiosa comprendió que podía convertir su vida en un servicio para los invidentes, recibiendo así su ceguera como una gracia de Dios.
Nacida en una familia aristocrática el 22 de octubre de 1876 en Biała Cerkiew (actual Ucrania), pasó su juventud en Varsovia. Hablaba con fluidez cuatro lenguas extranjeras y estudió varias materias que las niñas de su época no estudiaban. Entonces, una grave caída de un caballo afectaría su vista para siempre.
Los médicos le anunciaron que, muy probablemente, quedaría ciega. Tras renunciar a multiplicar los intentos desesperados por salvar su vista, la futura religiosa decidió consagrarse a la causa de los ciegos, cuya situación en Polonia era extremadamente difícil.
Durante casi diez años, estudió el estilo de vida de los invidentes para tener una autonomía óptima y comenzó a trabajar para las personas ciegas hacia 1908.
La joven deseaba sobre todo adaptar a la realidad polaca la idea aplicada en Francia por Maurice de la Sizeranne (1857-1924), fundador de la Asociación Valentin-Haüy al servicio de las personas ciegas y con deficiencias visuales.
Róża enseñaba el braille, ayudaba materialmente a los ciegos más pobres, sobre todo con el establecimiento de una casa de acogida para niñas ciegas y luego otra casa para personas ancianas.
Por último, fundó la Sociedad para la protección de los ciegos de Varsovia, así como un orfanato para niños con deficiencias visuales, con una escuela primaria, talleres, una biblioteca en braille…
Róża Czacka escogió una vida de pobreza. En 1918, tomó el hábito franciscano y se convirtió en sor Elżbieta (es decir, Isabel). Al servicio de las personas ciegas, fundó la Congregación de las Franciscanas Siervas de la Cruz.
La comunidad se instaló en Laski, cerca de Varsovia. Rápidamente, el lugar se convirtió en un auténtico centro espiritual para todo el país.
En el ámbito de la ayuda a las personas con discapacidad visual, la labor de la religiosa resultó innovadora. Cuando decidió adaptar el alfabeto braille a la fonética polaca, el ministerio de Educación aprobó los resultados de su trabajo tal y como estaban. A partir de 1934, el alfabeto braille se empleó en todas las escuelas especializadas.
Su labor para las personas con ceguera y su apostolado ante los “ciegos en el alma” fue celebrado por el que fuera papa Juan Pablo II en su carta a la superiora de la congregación con motivo del centenario del nacimiento de su fundadora en 1976: Vuestra Madre Fundadora me es muy próxima espiritualmente. Tanto por su labor en la atención de los ciegos, impregnada de la misericordia sacrificial de Cristo, como por una perspectiva profundamente cristiana del sufrimiento humano.
Será beatificada el 12 de septiembre de 2021.
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