jueves, 11 de julio de 2019

Madre María de Jesús Upegui

La pequeña María Jesús nace el 4 de enero de 1837, en el hogar de don Lucio Upegui y María de Jesús Moreno. A las dos horas de haber nacido, fallece la madre, queda don Lucio viudo y contrae nuevo matrimonio con la señorita Mariana Echavarría; en este nuevo hogar se formó María Jesús. Al calor de la fe, su corazón se fue abriendo a la gracia y surgen en ella tres anhelos: la adoración eucarística, la caridad solícita con todos los necesitados y una secreta inclinación a la clausura del Carmelo.

Dios iba preparando el corazón de la señorita María Jesús, el Espíritu la conducía, los signos de los tiempos la interrogaban, la situación de pobreza y abandono de tantos le quebraba el alma. La soledad de los sagrarios estremecía su espíritu, el deseo de perfección la hacía suspirar por el alejamiento del mundo.



A sus quince años, después de pensarlo, madurarlo y encomendarlo ante el sagrario de sus largas adoraciones, María Jesús sale de la casa paterna, no sin antes recibir la parte de herencia que le correspondía de su difunta madre. Se dedica entonces a diferentes obras de caridad. Por su especial amor a la Eucaristía propone la adoración eucarística todos los jueves en uno de los templos de Medellín, también en su honor, ayuna todos los jueves del año.

A sus diecisiete años ofrece sus servicios en el Hospital San Juan de Dios de Medellín. No solo practica como enfermera, sino que, acongojada por la penuria del establecimiento, pide limosna de puerta en puerta y lo favorece con sus propios bienes. Por espacio de 22 años es la directora del hospital. En 1878 entrega el hospital a las hermanas de la presentación para asumir la dirección -a petición de la gobernación de Antioquia- del hospital mental,  veinte años dedicó a esta casa y en ella hospedó algún tiempo a su sobrina Santa Laura Montoya Upegui, estudiante pobre pero ejemplar y más adelante, fundadora insigne.

Su inmenso corazón acoge a todos, enfermos, locos, ancianos, huérfanos, desamparados de todo tipo, Monseñor José Ignacio Montoya, a quienes sus fieles y sus propias obras llamaban padre de los pobres, quiso asociar a María Jesús para la fundación de una casa de huérfanos que se inauguró el 24 de agosto de 1884, por cinco años fue directora solícita y madre de los huérfanos hasta el día 14 de julio de 1887 en que presentó renuncia por motivos de salud. Sus quebrantos de salud no impiden su ardor apostólico y su caridad sin límites, en 1882, sin dejar la dirección del hospital mental, funda la casa San Antonio para ancianos, confía la dirección a la señorita Pastora Velásquez y también ahora, no duda en echarse a deambular por las calles pidiendo para sus “viejitos del alma”. Sin embargo, su delicada salud le impide seguir adelante con la dirección del hospital mental y en 1898 presenta su renuncia.

Desde su silencio de adoradora ante el sagrario, sigue los pasos de su naciente congregación, visita a los enfermos, y edifica a sus hermanas con su ferviente testimonio de virtud. El 7 de julio de 1921 a la edad de 84 años, se apaga su vida suavemente como una lámpara que ardió incesante por el fuego de la caridad.

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