Santiago de Chile 1826, hace muy pocos años se había logrado la independencia de los españoles, se vivía en el país, un período de desorden, revoluciones y anarquía política.
El 03 de Febrero de 1827, nace Blas, el primer hijo del matrimonio de José Antonio Cañas y Mercedes Calvo.
Todas las tardes, su madre salía con su pequeño Blas a caminar, y frecuentemente visitaban la Basílica de la Merced, de quien eran muy devotos de María, Madre de la Merced.
Le encantaba estudiar, era un alumno ejemplar. A los nueve años, fue matriculado en el Seminario Conciliar de los Santos Ángeles Custodios.
Los años pasan... Blas es un joven que muchos admiran, por su humildad, piedad y obediencia. Ha recibido las órdenes menores. En 1845, una gran epidemia afecta al seminario, Blas ayudó a cada uno de sus compañeros, trabajando todo el día sin descanso.
El 29 de Marzo de 1849 recibe el diaconado y un par de meses más tarde, el 22 de septiembre fue ordenado SACERDOTE, en la Iglesia Catedral de Santiago, por Monseñor Rafael Valentín Valdivieso.
El 24 de Septiembre, en la Fiesta de Nuestra Señora de la Merced, celebró su Primera Misa, el nuevo sacerdote.
Sus sermones y predicas eran muy edificantes, todos emocionados escuchaban con atención al Padre Blas. Todos los días rezaba ante Jesús, y le pedía ser un buen y santo sacerdote.
Fue nombrado capellán de las Religiosas del Sagrado Corazón de Jesús. Un día estaba la Hermana sacristana lavando los purificadores de la Misa. El padre Blas le dijo “Acuérdese, hermana que esta lavando los pañales del Niño Jesús”.
El Padre Blas Cañas estaba muy preocupado de la protección y educación de los niños y niñas más pobres de nuestro país.
El 18 de Julio de 1856 caía sobre Santiago una fuerte lluvia. Una mujer muy pobre con cuatro niños, toca la puerta.
- ¿Qué le trae por aquí señora?
- Padre, soy madre de estos niños y no tengo nada para darles de comer.
La mujer lloraba amargamente y le cuenta a al Padre, que un hombre le ha ofrecido ayuda a cambio de su honor, lo cual ella no está dispuesta a aceptar.
Muy emocionado, ayudo a la pobre señora. Sin embargo su preocupación siguió y la idea de fundar una casa para las niñas pobres se hizo más fuerte.
Siguiendo el espíritu de San Vicente de Paul que decía: “Sirviendo a los pobres se sirve a Jesucristo”.
El Padre Blas fue a visitar a Monseñor Rafael Valentín Valdivieso y le comunica su deseo de fundar una casa para proteger a las niñas abandonadas y desvalidas del país.
De inmediato el Padre Blas se reunió con un grupo de señoras y funda la Congregación del Salvador, quienes ayudarían a socorrer a las niñas y jóvenes más pobres.
El 19 de noviembre de 1856, funda la Casa de María, un nuevo hogar para las niñas pobres.
El Padre Blas Cañas muy devoto de nuestra Madre del Cielo, consagraba el hogar y a las niñas a María, la madre de Jesús.
El famoso pintor italiano que vivía en Chile, Don Alejandro Cicarelli, dona al Padre Blas Cañas la quinta de la calle Carmen.
El Padre Blas empezó con gran entusiasmo las obras de construcción de la nueva casa de María y de la Iglesia del Dulce nombre de María.
Otro gran anhelo del Padre Blas Cañas era la fundación de una congregación religiosa que se preocupara de la educación y atención de las niñas de la Casa de María.
Así el 15 de agosto de 1866, con la aprobación del Arzobispo de Santiago, se funda la Primera Congregación religiosa de Chile, Hermanas de la Casa de María.
La primera Superiora y Maestra de Novicias, de la nueva congregación fue la Madre María del Salvador Sanfuentes (1833- 1872) Luego la sucede en el cargo la madre Mercedes del Corazón de Jesús Olavarrieta (+1884)
Con el fin de conseguir la aprobación de la Iglesia, de la nueva congregación religiosa de las Hermanas de la Casa de María, viaja a Roma en septiembre 1869. Su Santidad Pío IX bendice su obra.
Muchos sufrimientos e incomprensiones, tuvo que enfrentar el Padre Blas Cañas, e incluso el alejamiento de su obra y la congregación. Sin embargo con mucha humildad lo acepta y lo ofrece todo a Jesús Crucificado.
En 1872, funda con la ayuda de un grupo de jóvenes, el Patrocinio de San José, con el fin de otorgar a los niños, la misma ayuda que a las niñas de la Casa de María.
En 1886 se le ofrece el Obispado de Concepción, el cual no se sentía digno de tan alto honor. Pocos días después cae gravemente enfermo. En medio de los sufrimientos dijo: “Cuando muera, llévenme a la Casa de María y entiérrenme ahí”.
El 23 de Marzo de 1886, entrega su alma al Creador. Fue sepultado en la Casa de María, y ante él, desfiló un gran número de personas. Treinta años más tarde su cuerpo fue encontrado intacto.
Su cuerpo, su corazón y diferentes objetos de su uso personal, se encuentran en la capilla lateral de la Iglesia del Dulce Nombre de María, en la calle Carmen – Santiago Centro.
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