Juan Bautista Delaveyne (1653-1719) fue un monje Benedictino, que vivió en una pequeña aldea del centro de Francia, cerca de la ciudad de Nevers, en una época donde la miseria era extrema. Sin embargo, él llevaba una vida mundana y fácil, indiferente a la pobreza que le rodeaba. No obstante, las palabras que le dijo un religioso sobre su vida confortable, -“San Benito no vivía tan bien en Subiaco!”-, provocaron en él una transformación radical. Se convirtió en un hombre a la escucha de toda la miseria humana, a la escucha de la Palabra de Dios. Herido por las condiciones de vida inhumanas del pueblo de Saint Saulge, sintió una gran ternura por ellos. Así, mediante esta experiencia se le concedió conocer el corazón de Dios herido por la miseria del pobre y descubrir así su ternura por ellos. Al recibir esta revelación de la Caridad de Dios: “Dios es nuestro Padre, tiene por nosotros una ternura infinita” J.B.D. sintió en él, la urgencia de manifestarla. Fue así como propuso a algunas jóvenes comprometerse en el seguimiento de Cristo en el servicio de los pobres y asociarse para vivir esta aventura espiritual: “No tengan más asuntos que los de la Caridad, ni otros intereses que los de los desfavorecidos”.
Unas jóvenes respondieron a esta propuesta y se comprometieron a vivir esta “aventura espiritual” y hacerla fructificar. Nace así la Congregación de las Hermanas de la Caridad de Nevers, que rápidamente se expandió por Francia, luego por el continente europeo, africano, asiático y sudamericano.
Fue declarado venerable en 1991.
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