El 18 de julio de 1936 estalla la guerra civil española, que durará hasta abril de 1939. Se caracterizó por una sangrienta persecución religiosa y odio a la fe. Como consecuencia se profanaron y quemaron los templos y murieron varios obispos, muchos sacerdotes, religiosos/as y laicos comprometidos sólo por el hecho de profesar su fe.
Entre esta pléyade de mártires se encontraban Rosario, Serafina y Francisca quienes en ese momento estaban al frente de la Congregación y no tuvieron miedo a confesar su fe.
Se vieron obligadas a abandonar el convento y refugiarse en casas particulares. El 21 de agosto de 1936 fueron detenidas y sometidas a duros trabajos, malos tratos, desprecios y vejaciones. Al día siguiente, Rosario y Serafina fueron fusiladas en la carretera de Puzol. La Hna. Rosario, siempre animosa hasta el martirio, se dirigió a su verdugo y sacándose el anillo de dijo: “TOMA, TE LO DOY EN SEÑAL DE QUE TE PERDONO”. El miliciano regresó impresionado diciendo: “Hemos matado a una santa, hemos matado a una santa”.
La Hna. Francisca fue fusilada el 27 de septiembre en el cementerio de Gilet, después de haber pasado por humillaciones y sufrimientos. Antes de recibir el tiro de gracia les dijo a los verdugos: "ESPERAOS UN MOMENTO, OS VOY A DECIR UNAS PALABRAS, QUE DIOS OS PERDONE, COMO YO OS PERDONO" y al grito de "VIVA CRISTO REY" cayó gloriosamente.
Hna. Rosario de Soano (Petra María Victoria Quintana Argos) Nace en Soano, Cantabria, el 13 de mayo de 1866. A los 13 años queda huerfana de madre. Su contacto con los capuchinos de Montehano le hace ingresar en las Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia de Valencia.
Siendo Vicaria General de la Congregación la sorprendió la persecución en la casa noviciado de Massamagrel, Valencia. Expulsadas del convento, hallo refugio en hogar amigo, pero al poco fue detenida y trasladada violentamente al Sindicato de Punzol.
Hna. Serafina, nació el 6 de agosto de 1872 en Ochovi, Navarra, España, hija de Hilarión Fernández y Juana Francisca Ibero. De familia numerosa, profundamente cristiana y sencilla, pobre y trabajadora. Tuvo otros dos hermanos Capuchinos y dos Terciarias Capuchinas.
A los 15 años ingresó en la Congregación de Hermanas Terciarias Capuchinas recién fundada por el P. Luis Amigó. Hizo su profesión temporal el 14 de mayo de 1891. Trabajó en la educación de las niñas huérfanas, en la recolección de limosnas para el sostenimiento de las mismas, y los trabajos domésticos, fue superiora local y por treintaiséis años consejera general. Ejemplar en su consagración, paciente, comprensiva, humilde, amante de los pobres, siempre disponible para el servicio, justa, firme y sincera, muy devota del Santísimo Sacramento.
Cuando estalló la guerra civil vivía en Masamagrell. Organizó refugio seguro para las postulantes y novicias y luego, apresada con Sor Rosario, con ella sufrió el martirio.
Hna. Francisca Javiera, nació en Rafelbuñol, Valencia, España, el 24 de mayo de 1901, hija de José Fenollosa y María Rosa Alcaina, campesinos terciarios franciscanos. Eran 10 hijos, familia cristiana, piadosa. Devota de la Sma. Virgen, perteneció a la Asociación de las Hijas de María, a diario rezaba el Rosario y leía el Evangelio, en medio de sus ocupaciones domésticas. Para hacerse religiosa debió vencer la oposición de su madre, que la consideraba su brazo derecho en el hogar. Ingresó en la Congregación de Hermanas Terciarias Capcuhinas en 1921, profesó el 11 de mayo de 1924. Enseñaba música a las niñas de la casa-familia y al mismo tiempo era maestra de novicias. Afable, simpática, alegre y devota. Se distinguía por su prudencia, ecuanimidad, simplicidad y humildad. Respetuosa de todos y de iniciativa. Cuidadosa en el cumplimiento de sus deberes, dada a la oración silenciosa, devota de la Eucaristía y de la Sma. Virgen. Aprovechaba las vacaciones en familia para hacer algún apostolado entre los jóvenes.
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