Nació el 12 de mayo de 1915 en Jura (Suiza).
Hijo de un pastor protestante. De muy pequeño, fue acogido en casa de su abuela, de confesión evangélica y atormentada por la I Guerra Mundial.
Recién ordenado pastor, hizo un viaje en bicicleta por la Francia de 1940 pensando en cómo ayudar a las víctimas de la guerra. Una noche llegó a una aldea de la Borgoña situada junto a la línea que dividía la Francia de Vichy de la ocupada por Hitler. La aldea se llamaba Taizé.
Allí levantó una comunidad abierta a miembros de todas las iglesias cristianas. Nunca hizo distingos entre jóvenes de distintas religiones. Luteranos, calvinistas, evangélicos, ortodoxos o católicos acudían a él. Roger se instaló con su hermana en una casa abandonada hasta la que la guerra les fue haciendo llegar judíos, refugiados políticos y desertores nazis. A todos les acogía sin tener en cuenta su credo ni su nacionalidad en aquella casa ruinosa y sin agua corriente.
Roger solía irse a rezar al bosque para que los refugiados judíos o agnósticos no se sintieran incómodos u obligados a acompañarle. En los años 50, Roger empezó a enviar a hermanos de la comunidad a vivir en lugares especialmente castigados por la miseria y la violencia, con el objetivo de estar al lado de las personas que más sufren y de ser testimonios de paz.
Taizé acoge cada año a miles de personas de todos los credos en busca de una experiencia mística y de una espiritualidad sin fronteras. Cuando le preguntaban sobre los orígenes de Taizé, Roger siempre recordaba a su abuela, una mujer protestante que en los peores días de la I Guerra Mundial iba cada tarde a rezar a una iglesia católica como símbolo de unidad en una Europa dividida por la guerra.
Conocido como Hermano Roger, murió en Taizé a los 90 años el 16 de julio de 2005 apuñalado durante un oficio al que asistían 2.500 jóvenes. La mujer que lo mató, una rumana llamada Luminita, intentaba en vano conseguir una entrevista con él desde hacía meses, le propinó tres puñaladas en el cuello y el religioso murió pocos minutos después.
Oraciones del Hno. Roger
“Dios de paz,
aunque seamos frágiles,
querríamos seguirte
por el camino que nos conduce
a amar como Tú nos amas”.
(Hermano Roger, Comunidad de Taizé, “Orar en El Silencio del Corazón”).
“Dios de misericordia,
Tú iluminas nuestras almas
con una luz inesperada.
Entonces descubrimos que,
aunque pueda permanecer en nosotros
una parte de oscuridad,
en cada uno habita sobre todo,
el misterio de tu presencia”.
(Hermano Roger, Comunidad de Taizé, “Orar en El Silencio del Corazón”).
“Dios de consolación,
por tu Espíritu Santo
vienes a transfigurar nuestro corazón.
Incluso en nuestras pruebas
haces crecer
la comunión contigo”.
(Hermano Roger, Comunidad de Taizé, “Orar en El Silencio del Corazón”).
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