viernes, 1 de febrero de 2019

María, Madre, Maestra y Reina de los Apóstoles



Para conocer, y anunciar a Jesús con los modernos Medios de Comunicación el Padre Alberione ha querido que los miembros de los Institutos, se inspiren en María, reconociéndola como Madre y Maestra, Modelo y guía de cada apóstol. En el cenáculo reagrupó en torno a si, a los discípulos dispersos. María viene confirmada por el Espíritu Santo, Reina y Madre de todos aquellos que irán a anunciar a Jesús hasta los confines del mundo.

Nuestro fundador ha querido representarla en un precioso mosaico, en el Santuario de la Reina de los Apóstoles, en Roma. María esta recibiendo la corona de Reina de los Apóstoles, ella en modo absoluto entre todos los apóstoles de todos los tiempos, ha sabido encarnar y dar a Cristo a la humanidad de modo concreto haciéndolo presente físicamente.

Maria, Reina de los Apóstoles se presenta en el momento de ofrecer a Jesús a la Iglesia representada por los primeros quince apóstoles. A los doce apóstoles; ha querido agregar a San Pablo, el primer apóstol escritor. San Lucas y San Marcos autores de los evangelios y por tanto, anunciadores de Jesús a través de un nuevo canal de Comunicación para la buena noticia.

Son claras las invitaciones a todos los Apóstoles para que Mediten la Palabra y encuentren el modo mas eficaz de llevarla a todos.

Como miembros de la Familia Paulina celebramos a María Reina de los Apóstoles, el sábado que precede a la fiesta de Pentecostés.


Oración

Te doy gracias, Jesús misericordioso,
por habernos dado a María
como Madre y te doy gracias a ti, María,
por haber dado a la humanidad al Maestro divino,
Camino Verdad y Vida, y habernos aceptado a todos,
en el Calvario, como hijos tuyos.


Tu misión está unida a la de Jesús,
que “vino a buscar a quien estaba perdido.”
Por esto yo, agobiado por mis pecados, mis ofensas
y mis negligencias, acudo a ti, Madre, como esperanza suprema.
Vuelve a mi tus ojos misericordiosos;
tus cuidados maternales sean para este hijo enfermo.

Todo lo espero de ti:
perdón, conversión, santidad.
Forma entre tus hijos una nueva clase:
la de los más infelices, en los que abundó el pecado
donde había abundado la gracia.
Será la clase que más te conmoverá.
Recíbeme entre ellos.

Realiza un gran milagro,
cambiando un gran pecador en apóstol.
Será un motivo de gloria para ti, que eres Madre suya y mía.
Todo lo espero de tu corazón, Madre,
Maestra y Reina de los apóstoles.


Amén.

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