Francisca Ana, llamada habitualmente Francinaina, nació en Sencelles (Mallorca) el 1 de junio de 1781. Creció como cualquier niña de pueblo de aquel momento, ayudando en las labores de la casa, y ágrafa, de modo que aprendía el catecismo de memoria, junto con la costura. Sin embargo se volcó desde pequeña en las devociones del Rosario, el Via crucis, etc. así como la participación frecuente en la eucaristía. Pidió permiso para entrar en un convento, pero su padre no se lo permitió, por lo que desde 1798 se hizo terciaria franciscana, llevando una vida de religiosa en su casa y sus labores seculares. Por ese mismo tiempo muerren su madre y hermano, y queda al cuidado de su padre, quien muere en 1821. Francinaina tiene para ese entonces 40 años, y se vuelca por entero a la difusión del evangelio. Trabaja en al parroquia, y predica entre el pueblo, que acude cada vez con mayor frecuencia a sus consejos. Lo que gana en la cosecha lo invierte en los pobres, reservando para sí misma apenas lo indispensable.
En 1849 el párroco funda en el pueblo la Casa de la Caridad, inspirada en el ideal de san Vicente de Paúl, y da a la beata el encargo de la fundación. Ella tiene al presente 70 años, y se prodiga por entero en el proyecto, convirtiendo su casa en convento. El 7 de diciembre de 1851, Sor Francisca-Ana de los Dolores de María, Sor Magdalena y Sor Concepción profesaron los votos de las hermanas de la Caridad en la Parroquia de Sencelles.
Trabaja en la humildad y la entrega con lso pobres y los enfermos, y se le atribuyen ya en ese momento multitud de milagros, profecías y curaciones. Su fama de santidad no hace sino crecer, tanto antes de su muerte como después del 27 de febrero de 1855, en que vuela a la Casa del Padre. Fue beatificada por SS. Juan Pablo II en 1989, y en 2009 el obispo de Mallorca la nombra patrona de los catequistas de la diócesis.
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