domingo, 16 de agosto de 2020

Beatos Mártires de El Quiché, Guatemala


Los tres Misioneros del Sagrado Corazón, sacerdotes al servicio de la Diócesis de Quiché en Guatemala, junto a los siete laicos Juan, Domingo, Nicolás, Reyes, Rosalío, Miguel y Tomás, dieron su vida por Cristo y su Iglesia, se espera la ceremonia de su beatificación el 04 de diciembre de 2020, después que el Papa Francisco aprobará su martirio el 23 de enero de 2020.

Los Misioneros del Sagrado Corazón eran:

P. José Mª Gran Cirera

Había nacido en Barcelona el 27 de abril de 1945. Estudió en el Colegio San Miguel, dirigido por los Misioneros del Sagrado Corazón. Se tituló en peritaje Industrial. Después del noviciado en la Congregación (1965), hizo su primera Profesión religiosa, el 8 de septiembre de 1966. Fue ordenado sacerdote el 9-VI-1972 en Valladolid. Destinado a la Misión de El Quiché (Guatemala) tres años después (1975), donde trabajó en los lugares de mayor riesgo, fue asesinado en las montañas de Chajul, junto con su catequista Domingo, cuando regresaba de su recorrido apostólico. Está enterrado en Chajul.

P. Faustino Villanueva

Este navarro, nacido en Yesa el 15-II-1931, ingresó en la Pequeña Obra en 1943. Hizo el noviciado en Canet de Mar en 1948. Un año más tarde (8-IX-1949) profesó en la Congregación MSC Fue ordenado sacerdote en Logroño el 25 de febrero de 1956. Tres años más tarde fue destinado a la Misión de El Quiché, en Guatemala. Trabajó también e Nicaragua. De regreso a Guatemala, fue destinado a la parroquia de Joyabaj, donde un atardecer del 10 de julio de 1980 fue asesinado en su despacho parroquial por dos sicarios que le dispararon a la cabeza. Sus restos mortales reposan en Joyabaj.

P. Juan Alonso Fernández

Asturiano, nació en Cuérigo el 29-XI-1933. Fue alumno de la Pequeña Obra, de donde pasó al noviciado en 1952. Hizo su profesión Religiosa el 8 de septiembre de 1953. Fue ordenado sacerdote en Logroño el 11 de julio de 1960. Ese mismo año partió para la Misión de El Quiché, donde trabajó algunos años, partiendo después como misionero a Indonesia. De regreso a Guatemala, siempre escogió los lugares más duros de la Misión. Cuando los MSC se vieron en la necesidad de abandonar la Misión, junto con su obispo, él se ofreció para quedarse a atender a sus fieles quichés. Muy poco después (15-II-1981), cuando iba a visitar a sus feligreses, fue detenido, torturado y asesinado en La Barranca. Sus restos mortales reposan en Lancetillo, en la Zona Reyna.

Juan Barrera Méndez

Apenas tenía 12 años y era un miembro activo de la iglesia y catequista. Tenía a su cargo algunas actividades dentro de la parroquia y del cantón en el cual vivía, El tablón, en Zacualpa.

En la recopilación de testimonios, realizada por la Diócesis del Quiché, testificaron que era sumamente solidario con las necesidades de sus vecinos , que demostraba mucho sentido de la justicia. Quizá por eso, sospechan, no fue tratado como niño, sino como adulto y acusado de ser guerrillero.

Rodearon su casa. Él y su hermano fueron capturados. Su hermano logró escapar pero él no. Su cuerpo apareció a kilómetros de su casa con marcas de tortura y cortes de cuchillo en las plantas de los pies.

Rosalío Benito Ixchop

Fue un catequista y se encargaba de dirigir los rezos y cantos religiosos en la parroquia de Chinique, Quiché.

Tenía 68 años y nunca aprendió a leer, pero por su participación en actividades religiosas era muy conocido por su comunidad.

Un día, cuando regresaba de su casa, fue emboscado y asesinado. Junto a él iba su hijo Pedro Benito, quien corrió la misma suerte.

Reyes Us Hernández

Además de ser catequista, también se dedicaba a ser promotor de salud en la comunidad de Macalajau. Básicamente, visitaba y atendía a enfermos y personas en condiciones de gravedad. Fue asesinado en San Miguel de Uspantán.

En testimonios de su familia hay registro de que estaba consciente de que era perseguido y que podía morir por su trabajo con las comunidades.

Domingo Del Barrio Batz

Fue asesinado en Chajul, en 1980. Se dedicaba a dar catequesis y, años más tarde, también fue nombrado sacristán.

Eso implicaba acompañar al sacerdote a las visitas en aldeas. El 4 de junio de 1980, encontraron su cuerpo junto al del sacerdote José María Gran.

Los testigos contaron 5 heridas de bala.

Nicolás Castro

“Si no nos dejan reunirnos en el oratorio, lo vamos a hacer en la montaña, o en las cuevas, o de noche en nuestras casas”, solía decir el catequista originario de Uspantán. Su trabajo se concentraba en Chicamán.

Pasaron las 11 de la noche cuando el 29 de septiembre de 1980, cuando golpearon su puerta y, al no obtener respuesta, la derribaron. El ejército lo apresó y suplicó que lo mataran en su casa para no ser torturado e interrogado.

Le asesinaron en el patio de su casa, varios vecinos fueron testigos.

Tomás Ramírez Caba

Fue asesinado en la parroquia de Chajul, en donde trabajaba como sacristán. Su responsabilidad era cuidar el convento y la iglesia. En varias ocasiones fue intimidado por el ejército por su trabajo, según cuenta su esposa.

Después de varias amenazas, una tarde irrumpieron en la iglesia, le quebraron el brazo a golpes y le dispararon por la espalda. Encontraron su cuerpo en la entrada del convento parroquial.

Miguel Tiu Imul

Era catequista en la aldea La Montaña, Sacapulas. Era promotor de la no violencia. Decía que no se podía andar con la biblia bajo un brazo y el fusil en otro.

Lo asesinaron una tarde que salía de su casa para revisar sus cultivos. Su hija mayor escuchó un disparo cercano a su casa y encontró su cuerpo sobre el camino.

Miguel agonizaba y murió frente a ella.

Mientras en el Vaticano avanza el reconocimiento de los 10 mártires, en Guatemala no hay garantías de justicia hasta que se presente una denuncia, empiece una investigación y se procese a los responsables.


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