domingo, 16 de agosto de 2020

Beatos Rutilio Grande y compañeros mártires

Rutilio nació en Villa de El Paisnal, El Salvador, el 5 de julio de 1928; fue el hijo último de Salvador Grande, hombre importante económica y políticamente y alcalde de El Paisnal durante varios años y diferentes períodos, y de Cristina García, quien murió cuando Rutilio tenía cuatro años; lo cual hizo que pasara al cuidado de su abuela, quien, en palabras de Rutilio, fue una mujer religiosa y a quien el mismo Rutilio atribuyó la responsabilidad de su espíritu y vocación.

En su juventud fue reclutado al sacerdocio por el arzobispo Luis Chávez y González; ingresó al seminario diocesano en 1941 y, cuatro años después, solicitó ser admitido en la Compañía de Jesús. Hizo su noviciado en Caracas, Venezuela, e hizo votos religiosos el 24 de septiembre de 1947. Después de estudiar en Ecuador, donde obtuvo su licenciatura en 1950, fue enviado a Panamá por un año como maestro. En 1953 fue enviado a España para continuar sus estudios de filosofía y teología en Oña, donde fue ordenado sacerdote el 30 de julio de 1959. De 1962 a 1964 estudió en el Instituto Lumen Vitae de Bruselas.

A su regreso a su tierra natal, fue nombrado prefecto y profesor de teología pastoral en el seminario "San José de la Montaña", tarea que realizó con eficacia y creatividad. Promovió el envío de seminaristas a las parroquias para el apostolado entre la gente, una experiencia que él también tuvo personalmente. En 1967 comenzó su amistad con San Óscar Romero, sacerdote diocesano; mantuvieron esta amistad a través de los años, y en junio de 1970 Grande sirvió como maestro de ceremonias en la ordenación de Romero como obispo auxiliar de San Salvador.

En 1972, fue nombrado párroco de Aguilares. Aquí se dedicó totalmente a las almas que le fueron confiadas, con especial atención a los pobres y marginados, sin dudar en condenar las acciones represivas contra ellos por parte de los militares y la oligarquía en el poder. Con sus iniciativas en línea con el Concilio Vaticano II y la Segunda Conferencia del Episcopado Latinoamericano de Medellín (1968), despertó la participación activa de los fieles en la vida parroquial, especialmente con los cursillos, en el campo de las celebraciones litúrgicas y la promoción social. Fue uno de los jesuitas responsables de establecer las Comunidades Eclesiales de Base (CEB) y de entrenar a los líderes, llamados "Delegados de la Palabra". Este movimiento de organización campesina encontró oposición entre los terratenientes, que lo veían como una amenaza a su poder, y también entre sacerdotes conservadores quienes temían que la Iglesia Católica llegara a ser controlada por fuerzas políticas izquierdistas. Muchos de sus sermones fueron considerados subversivos porque apuntaban a la promoción humana y cristiana de los más débiles.

Grande también desafió al gobierno por su respuesta a acciones que le parecieron destinadas para perseguir a los sacerdotes salvadoreños hasta silenciarlos. El sacerdote colombiano Mario Bernal Londoño, que servía en El Salvador, había sido secuestrado el 28 de enero de 1977 frente al templo de Apopa cerca de San Salvador junto con un miembro de la parroquia, que pudo salir con vida. En Apopa el 13 de febrero de 1977, pronunció una homilía en la que tomó públicamente la defensa del P. Mario Bernal, SI, recién expulsado del país por su compromiso social. Este hecho puso aún más en peligro su ya precaria situación hacia el régimen.

El Padre Grande era consciente de los riesgos derivados de su apostolado, había recibido intimidación varias veces: había sido amenazado incluso unos días antes de su muerte. No obstante, continuó testificando la fe, sin comprometer el poder y evitando tonos brillantes o provocaciones.

El 12 de marzo de 1977, fue a San José, El Paisnal, para presidir una celebración eucarística durante la novena de preparación para la fiesta patronal de San José. En el viaje de regreso a Aguilares, fue acompañado por un catequista, Manuel Solórzano, el joven Nelson Rutilio Lemus y tres niños en un jeep otorgado por el arzobispado. A mitad de camino, su automóvil fue atacado por unos hombres armados y los tres beatos murieron instantáneamente. En cambio, los niños sobrevivieron. El P. Rutilio tenía 49 años de edad.

Romero quedó profundamente conmocionado por el asesinato del padre Grande y presidió personalmente la Misa fúnebre en la Iglesia Catedral de San Salvador.

En la mañana del día siguiente, después de reunirse con los sacerdotes y consejeros, Romero anunció que no asistiría a ninguna ocasión gubernamental ni a ninguna junta con el presidente, siendo ambas actividades tradicionales del puesto, hasta que la muerte se investigara. Ya que nunca se condujo ninguna investigación nacional, resultó que Romero no asistió a ninguna ceremonia de Estado, en absoluto, durante sus tres años como arzobispo.

El domingo siguiente, para protestar por los asesinatos de Grande y sus compañeros, el recién instalado monseñor Romero canceló las misas en toda la arquidiócesis, para sustituirlas por una sola misa en la catedral de San Salvador. Oficiales de la iglesia criticaron la decisión, pero más de 150 sacerdotes concelebraron la misa y másde 100.000 personas acudieron a la catedral para escuchar el discurso de Romero, quien pidió el fin de la violencia 


Nelson Rutilio Lemus nació el 10 de noviembre de 1960, en una familia de campesinos ( campesinos ), en El Paisnal. Cerca de la parroquia cura, el padre Rutilio Grande , que lo acompaña en sus actividades con el campesino y las poblaciones indígenas. Nelson también enseña catecismo a niños.

A pesar de los disturbios que sacuden al país y los amenazan contra Rutilio Grande , Nelson lo sigue. El 12 de marzo de 1977, al regresar de El Paisnal donde animaron la novena a San José , su carro es ametrallado por hombres armados. Nelson, que no murió instantáneamente, fue asesinado a tiros .


El entierro de Rutilio Grande y Nelson se celebró en la catedral de San Salvador por M. Oscar Romero , que a su vez asesinado en 1980 .



Manuel Solórzano, nació 1905 en Suchitoto, El Salvador; se esposo con Eleuteria Antonia Guillén, de la cual tuvo diez hijos. Fue trasferido por motivos laborales a la ciudad de Aguilares, dónde colaboraba a la compraventa de semillas y ganado. Era muy activo en la vida parroquial sobretodo en la evangelización.

El Padre Grande era consciente de los riesgos derivados de su apostolado, pues había sido amenazado de muerte unos días antes; no obstante, continuó testificando la fe, sin comprometer el poder y evitando tonos brillantes o provocadores. Los dos laicos estaban al tanto de la situación, pero permanecieron a su lado. El 12 de marzo de 1977, en la emboscada, fue alcanzado por varias balas y murió a los 72 años.

El 21 de febrero de 2020, el Papa Francisco autorizó a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar el decreto del martirio del sacerdote jesuita Rutilio Grande y de sus dos compañeros laicos, Manuel Solórzano y Nelson Rutilio Lemus. Fueron beatificados el 22 de enero de 2022.

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