La Beata Josefa de la Purificación era monja Agustina Descalza del monasterio de Benigánim (Valencia). Fue asesinada junto a sus tres hermanas de sangre, Capuchinas contemplativas, y su anciana madre de 83 años, Doña María Teresa Ferragud Roig. Fueron detenidas en la casa materna donde las cinco mujeres llevaban una vida de oración y penitencia por la salvación de España.
En el terrible martirio, Doña María Teresa fue viendo cómo los milicianos arrancaban una a una las vidas de sus amadas hijas. Pero las animó en la hora suprema con estas palabras: «Hijas mías, no temáis, esto es un momento y el Cielo es para siempre». Cuando le llegó su turno, los milicianos la increparon: «Oye vieja, ¿tú no tienes miedo a la muerte?». Pero ella contestó: «Toda mi vida he querido hacer algo por Jesucristo y ahora no me voy a volver atrás. Matadme por el mismo motivo que a ellas, por ser cristiana. Donde van mis hijas voy yo». Todas fueron beatificadas el 11 de marzo de 2001.
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