La Virgen de Covadonga es una advocación mariana que tiene su sede en Asturias, concretamente en el concejo de Cangas de Onís.
Es una Virgen muy querida por los asturianos donde es conocida popularmente como “la santina” siendo un tradicional centro de peregrinación. La historia de esta virgen se remonta a la época de la Reconquista. En aquellos tiempos todo el reino astur estaba gobernado por un moro bereber de nombre Muza que obligaba a los cristianos a pagar enormes sumas de tributos para el Califato de Córdoba.
Don Pelayo, un dirigente local, se rebeló contra los árabes sarracenos organizando un ejército apostado en un sitio estratégico como es el valle de cangas o cangues, integrado en los picos de Europa, desde el cual acorraló al ejército musulmán y ganó una batalla que es considerada como la primera de la reconquista. Las tropas musulmanas encontraron muy difícil la huida dado lo abrupto del paisaje y fueron avasalladas por el ejército de don Pelayo, siendo así vencidos.
Don Pelayo se había encomendado a la Virgen María para ganar la batalla y quiso, como buen cristiano, agradecer el hecho de haber liberado a Asturias del yugo musulmán. Con tal motivo mandó esculpir una primitiva escultura de piedra que representaba a la Virgen María, situándola en la cueva desde la cual había sido la emboscada.
Esta ha ido evolucionando a lo largo de los siglos desde una tosca piedra hasta la talla actual, que fue originariamente transportada desde la catedral de Oviedo en el siglo XVI y desde entonces ha permanecido dentro de la cueva prácticamente intacta salvo por algunas pequeñas restauraciones, siendo la mas importante de ellas la acometida por el Obispo Sanz en el pasado siglo. Actualmente está acompañada de una pequeña ermita decimonónica de estilo románico de piedra de sillar, con tres contrafuertes y un pequeño campanario.
Dicha capilla acompañada de la talla de la Virgen junto a la gran cascada que cae de la oquedad natural son hoy día el Santuario de Covadonga. En la Santa Cueva de Covadonga reposan los restos de Don Pelayo y su mujer, de nombre Gaudosia, mandados trasladar desde la cercana iglesia románica de Santa Eulalia por el rey Alfonso X, conocido como el rey sabio, hace casi mil años así que la existencia de esta virgen se retrotrae desde la noche de los tiempos.
Fue el rey Alfonso I, tercer rey de Asturias y duque de Cantabria el primero que mandó construir una ermita de madera para proteger a la imagen pero al ser de madera se quemó años más tarde por lo que la Virgen estuvo sola dentro de la gruta durante varios siglos. En la actualidad, la escultura de la Virgen es de madera de roble policromada y lleva un manto blanco con bordados de plata y corona de oro, platino y brillantes esculpida por el orfebre asturiano Félix Granda que además era sacerdote. A veces se la coloca por encima un manto rojo con incrustaciones doradas.
A sus pies, una cama de flores de colores verde, blanco o rojo dependiendo de la época del año y en su breve cintura, un cinturón. En su regazo porta un niño Jesús en actitud hierática. La etimología del nombre proviene del idioma astur medieval Cova de Onga, o cueva del río. El idioma astur ya extinto era una mezcla de las lenguas celta y latín. Otras fuentes lo basan en el nombre latino ‘cova’ dominica o cueva de la señora que con los años se transformó en Covadonga.
El Santuario de Covadonga estuvo custodiado por una congregación de monjes benedictinos hasta que en el año 1918 la Virgen fue coronada canónicamente en un acto presidido por el arzobispo de Toledo, el asturiano Victoriano Guisasola a instancias de Benedicto XV y desde entonces pasó a la jurisdicción del cabildo de Oviedo. La idea de su coronación la había tenido meses antes el obispo de Oviedo, Javier Baztán.
En 1877 se comenzó a construir la basílica del mismo nombre basada en el proyecto originario del dibujante Roberto Frasinelli. Para tal fin hubieron de desmontarse veintisiete mil metros cúbicos de piedra que fue necesario extraer para llegar al nivel conveniente.
Se trata de un templo situado algunos metros debajo de la Santa Cueva, en piedra caliza de color rosa con tres naves y un transepto rematado por tres ábsides con bóvedas de arista. Está flanqueada por dos torres que dan paso a su entrada y un pórtico con tres arcos de medio punto. La basílica es ecléctica; una mezcla entre románico, gótico y romántico. En la misma explanada del santuario también se construyeron a lo largo de los siglos un monasterio dedicado a la oración y el culto cristiano o ejercicios espirituales y también una imponente estatua en bronce del Rey Pelayo del escultor Gerardo de Zaragoza.
Al santuario y basílica se accede mediante el Parque Natural de los Picos de Europa, que esta en la actualidad protegido como reserva de la biosfera. Su efeméride se celebra el 8 de septiembre que es fiesta también de toda la comunidad asturiana. La iglesia concede indulgencias para todas las personas que peregrinen a Covadonga especialmente en dicha señalada fecha.
fuente:matermundi.tv
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