Nació en Bérgamo, el día 10 de diciembre de 1827, hijo de Octavio y Teresa Antonia. Fue el último de los doce hijos de este ejemplar matrimonio. Recibió las aguas bautismales en la iglesia de San Alejandro de su ciudad natal. Su piadosa madre fue la que tuvo el cuidado de su primera instrucción. Después pasó al colegio de San Alejandro, bajo el cuidado del P. Valsecchi, nombrado poco después obispo, quien lo dirigió espiritualmente por cuarenta años. Desde tierna edad, mostró tanto afecto por los pobres y enfermos, que su madre tenía que irle a la mano para que no se excediera. Gustaba mucho de ir a la iglesia. Pronto sintió el llamado al estado sacerdotal e ingresó al seminario, donde hizo sus estudios con notable aprovechamiento. Fue ordenado sacerdote el día 23 de junio de 1850.
Entonces tuvo oportunidad de dar rienda suelta a su fervor para propagar la doctrina cristiana en el oratorio de la calle Foppa. Ahí instituyó obras sociales y asistenciales para los más vulnerables. Construyó la iglesia y amplió la casa; tuvo especial cuidado de los niños que mostraban vocación a quienes sostenía con limosnas, hasta que se ordenaban presbíteros. El éxito de su oratorio llegó a ser encomiado por las autoridades civiles. Sin embargo, en el año 1859, por razones políticas, tuvo que clausurar tan benéfica obra. Incansable en su trabajo, el P. Luis María volvió a abrir dos años después otro oratorio, cercano al anterior. Lo dedicó a san Felipe Neri y construyó iglesia, con escuela, atrios, teatro y casa para los pobres.
Poco después, en 1863, recibida la herencia de su madre, adaptó la villa «Torre Boldone» para huérfanos y niños abandonados. Para el cuidado de ellos, fundó el instituto de los «Hermanos de la Sagrada Familia». No quiso que las niñas quedaran sin cuidado. El día 6 de enero de 1864, fundó una obra que pronto transformó en un oratorio para niñas; obras que entregó después a las «Hermanas de los Pobres». El mismo hizo las reglas del nuevo instituto, que fue aprobado por el ordinario en 1886 y por la Santa Sede en 1912. Su familia de huérfanos creció rápidamente. Para el año 1886, había alimentado e instruido a 1204 pequeños. De ahí el título que le dieron de "Padre de los Pobres". Su labor fue amplia en todos sentidos. Su humildad profunda; no quería que le llamaran fundador. Siguió siempre el consejo de los que le dirigían espiritualmente. Abrió sus puertas a los más desgraciados entre los pobres: huérfanos, deformados, idiotas, ulcerosos. Por fin, más bien cargado de dolores que de años, después de recibir los últimos auxilios, descansó en el Señor el día 15 de junio del año 1886, a la edad de 59 años. Fue beatificado por el Papa Juan XXIII, el 19 de marzo de 1963 y será prontamente canonizado por el Papa Francisco durante el 2020.
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