Un poco de historia
La ciudad de Atocha está situada en España y se conoce que el siglo XIII fue invadido completamente por musulmanes.
Ellos encarcelaron a todos los que practicaban la fe cristiana sin comida ni bebida como método de castigo severo por sus creencias.
En ese entonces se le permitía solo a los niños de doce años alimentar a los presos y fue ahí donde el Santo Niño de Atocha hizo su aparición.
Los privados de libertad comenzaron a recibir la visita de un niño que venía a ellos diariamente con una cesta con alimentos de donde todos comían hasta saciarse.
Lo sorprendente era que los alimentos no se agotaban y la cesta siempre tenía algo para ellos.
El niño vestía ropas sencillas como un peregrino pero al ver el milagro de la multiplicación de los alimentos los creyentes sabían que se trataba del mismo niño Jesús que venía a alimentarlos.
Es una de las advocaciones del niño Jesús que se ha vuelto muy popular debido a los muchos milagros que se conocen y se le han atribuido.
Oración al Niño Jesús de Atocha por la salud
¡Oh querido y dulce Santo Niño de la Salud!, mi Niño amado, mi gran consuelo: vengo a tu presencia agobiado por el sufrimiento que ocasiona mi enfermedad, y movido por la más grande confianza para implorar tu ayuda divina.
Sé que cuando estabas en este mundo te compadecías de todo aquel que sufría, sobre todo de aquellos que eran atormentados por el dolor.
Por el infinito amor que tenías para dar, los curabas de sus males y pesares, y tus milagros fueron la demostración palpable de tu bondad, amor eterno y misericordia.
Por ello, ¡oh querido Niño de la Salud!, mi Niño amado, mi gran consuelo, te pido humildemente que me concedas la fortaleza necesaria para soportar el dolor, el alivio y consuelo en los momentos más difíciles y sobre todo, la gracia muy especial, de recuperar mi vigor, mi energía, mi salud, si conviene para el bien de mi alma.
Con ella podré alabarte, darte gracias y adorarte durante toda mi vida.
Amén.
TE SALUDAMOS NIÑO DE ATOCHA
(Letra: Pbro. Ángel Campos Mota)
Te saludamos Niño de Atocha,
te veneramos oh redentor,
tú eres camino, verdad y vida, dulce esperanza,
dulce esperanza en el dolor.
De María Virgen,
tú has nacido y eres Eterno Hijo de Dios,
tu rostro Niño la luz refleja, del Padre Eterno,
del Padre Eterno, su inmenso amor.
Como pastores junto al pesebre,
te saludamos oh Niño Dios,
te presentamos nuestros pesares, ponlos en manos,
ponlos en manos del Padre Amor.
Tú que anunciaste la buena nueva,
que es mandamiento del nuevo Amor,
danos tu fuerza, danos tu Espíritu y viviremos,
y viviremos en tu esplendor.
Te proclamamos niño de Atocha
de los más pobres el defensor,
de los más débiles fuerte refugio, grande esperanza,
grande esperanza, del pecador.
Tú eres camino de los perdidos,
único puente que lleva a Dios.
Eres la fuente de vida nueva, Verdad Eterna,
Verdad Eterna, inmenso Amor.
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