Eulalie Durocher nació en San Antoine-sur-Richelieu (Canadá) el 6 de octubre de 1811.
Cuando era joven, quiso hacerse religiosa, pero su precaria salud le impidió llevar a cabo sus proyectos. Entonces decidió hacer de su casa un santuario, viviendo consagrada al Señor y dedicando su existencia a obras de caridad y de servicio a los demás. Ayudadaba a su hermano, que era párroco de San Benito, dirigiendo las labores domésticas de la casa rural, acogiendo a sacerdotes y seminaristas que allí deseaban hospedarse y fomentando obras de caridad. Así sirvió a la Iglesia durante 13 años.
Ella veía la gran necesidad de instrucción para la juventud. Sobre todo las jóvenes recibían muy poca instrucción.
Por solicitud del Obispo Ignace Bourget, ella fue a Longueuil para fundar una nueva comunidad dedicada a la instrucción de la juventud. Dicha comunidad, inspirada en la fundación de los hermanos lasallistas, recibió el nombre de Hermanas de los Santos Nombres de Jesús y María.
Por su fe, su juicio y su creatividad apostólica, esta mujer tenía una gran influencia en la sociedad y la Iglesia de Quebec. Nacida para educar, supo desarrollar los dones de las personas a su alrededor y logró abrir su congregación al futuro.
El 8 de diciembre de 1844, junto con Henriette Cérré y Mélodie Dufresne, hicieron su profesión religiosa en la iglesia de Longueuil. El 6 de octubre de 1849, el Obispo Ignace Bourget presidió al entierro de Madre Marie-Rose que había fallecido ese mismo día a la edad de treinta y ocho años.
Fue beatificada por el Santo Padre Juan Pablo II el 23 de mayo de 1982.
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