Nacida en Metz (Francia) el 25 de agosto de 1817, procede de una familia poco creyente. Tendrá un verdadero encuentro con Jesucristo, en la Navidad de 1829.
En 1830, su papá cae en ruina y sus padres se separan; ella se viene a París con su madre que una epidemia de cólera se la llevará brutalmente en 1832.
La recoge una familia amiga rica en Châlons. Durante la Cuaresma de 1836, encuentra la luz al oír al P. Lacordaire predicar en la Catedral de Notre-Dame.
En San Sulpicio, en marzo de 1837, oye predicar al Padre Combalot. Éste soñaba en una congregación dedicada a Ntra. Sra. de la Asunción, para formar jóvenes de los medios dirigentes, la mayoría irreligiosos. A su vez, ella soñaba con la vocación religiosa. Primero duda en seguirla, luego la acepta. Es enviada a un Convento de la Visitación. Va bosquejando las bases de su pedagogía; rechaza una educación mundana; quiere un cristianismo auténtico y no un barniz superficial; quiere dar a las jóvenes una educación de todo el ser a la luz de Cristo.
Las Hermanas se separan definitivamente del Padre Combalot en mayo de 1841: su manera de dirigir la obra era muy desconcertante.
El mismo Padre Combalot le presenta al Padre Manuel D’ Alzon, que en esa época abrigaba idénticos anhelos espirituales en su corazón, iniciando así un fecundo camino de dirección espiritual por más de 40 años, con influencias mutuas en la obra común de extender el Reino de Dios.
Las Hermanas hacen su primera profesión religiosa el 14 de agosto de 1841. María Eugenia abre el primer colegio en 1842 y más tarde se instala en Chaillot. Las fundaciones se multiplican a través del mundo y Roma reconoce a esta nueva Congregación de la Asunción en 1867, y aprueba las Constituciones el 11 de abril de 1888.
Finalmente, el 10 de marzo de 1898 se encuentra con Cristo Resucitado. Fue beatificada en 1975 y Canonizada en 2007.
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