miércoles, 15 de enero de 2020

Beata Lucía de la Inmaculada Ripamonti

Nació en Acquate y recibió el bautismo en su parroquia el día 30 de mayo de 1909; la Primera Comunión en el 1916 y la Confirmación, dos años más tarde, en el 1918. Vivió en su tierra natal hasta el año 1932 como una cristiana de convicciones. Era fuerte de espíritu, ayudaba al párroco don Luigi Piatti, se distinguía por su piedad y caridad entre los jóvenes de la Acción Católica y era la animadora de las fiestas y de los juegos de oratoria. Era trabajadora textil y posteriormente lo fue en una fábrica para poder ayudar a su numerosa familia que vivía honestamente. Con la oración diaria, en el silencio y en el sacrificio se preparaba para responder a la llamada del Señor.

A principios del año 1932 fue a Brescia y quiso formar parte del Instituto de las Siervas de la Caridad a las cuales conocía a través de una hermana de su pueblo natal, Acquate. Fascinada por el espléndido ideal de caridad que animaba la vida y la obra de Paola Di Rosa, quiso seguir a Cristo según este carisma de caridad que se cuidaba de las necesidades de la humanidad doliente con el fin de sanarla. Para nada se sentía turbada por los anteriores rechazos sufridos en otros Institutos; valiente, la humilde María dejó ese encantador “brazo del Lago de Como” descrito por Manzoni y fue recibida en el Instituto durante el régimen fascista con la problemática provocada por las dos guerras mundiales.

Maria, después de un período de formación, se consagró al Señor adoptando el nombre de Hermana Lucia y emitió los votos perpetuos en el año 1938. Vivió siempre en la Casa Madre, sirviendo con gozo y con alegría de corazón. Todos los días, buscaba apasionadamente al Señor en sus superiores, en sus hermanas, en el ejercicio de la caridad y en las virtudes. Se ofreció como victima reparadora por la salvación de los pecadores.

Cayó gravemente enferma pero fue curada en la enfermería del Ronco, en Brescia, donde murió con solo cuarenta y cinco años de edad, en olor de santidad, en el año 1954, pocos días después de la solemne canonización de Santa Maria Crocifissa. La fama de santidad de la Hermana Lucia se difundió y muy pronto llegaron a los oídos de las Hermanas las muchas gracias obtenidas por su intercesión.

Abierto el Proceso informativo para la causa de beatificación en Brescia, ha sido cerrado felizmente por el arzobispo, monseñor Bruno Foresti. Ahora está lista la Positio super virtutibus en la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos y se espera que pronto le sea reconocida la heroicidad de sus virtudes. La madre Eugenia Menni, novena superiora general que tanto ha solicitado la beatificación de la Sierva de Dios Lucia Ripamonti, ha obtenido de las autoridades competentes la autorización para trasladar sus restos mortales desde el cementerio de San Francisco de Paula a la capilla de la fundadora, en la Casa Madre de Brescia. Fue beatificada el 23 de octubre de 2021.

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