Daniel Comboni nació en Limone Sul Garda (ITALIA) el 15 de marzo de 1831. en el seno de una familia de agricultores empleados de uno de los terratenientes locales. Siendo el cuarto de ocho hijos, y el único en sobrevivir a la infancia, Daniel siempre fue muy apegado a sus padres. La familia de Daniel siempre fue muy unida y con grandes valores morales, a pesar de su mala situación económica. Tal vez fue la pobreza la que orilló al joven Daniel a abandonar el hogar paterno para iniciar su educación en Verona, en el instituto fundado por el Padre Nicolás Mazza. Durante sus años en el Instituto, Daniel descubrió su vocación sacerdotal y completó sus estudios en filosofía y teología. Fue en el Instituto donde se interesó por las misiones en África Central, gracias a los maravillosos relatos ofrecidos por los misioneros que volvían al Instituto del Padre Mazza, fue precisamente durante la visita de uno de ellos, el Padre Vinco, que el joven Daniel se sintió llamado a la dura misión de evangelizar el África Central. En 1857 partió (con la bendición de su anciana madre) con rumbo al continente negro acompañado de otros cinco misioneros del Instituto.
Luego de un viaje de cuatro meses de duración, la expedición llegó a Jartún, capital de Sudán. Los misioneros se establecieron inmediatamente en medio de la selva, iniciando así su ardua labor. La tragedia no tardó en ocurrir: el Padre Oliboni contrajo una fiebre mortal y falleció. Fue durante el entierro de su compañero, primera víctima de la inhóspita atmósfera de la selva africana, que Comboni pronunció su célebre frase: "El África o la muerte". Poco después volvió a Italia, para trazar un nuevo plan para las misiones en África. En 1864, mientras rezaba frente a la tumba de San Pedro en Roma, Comboni se sintió inspirado para trazar su "Plan para el Renacimiento de África".
Comboni sostenía que la sociedad Europea y la Iglesia debían tomar un mayor interés por las misiones de África Central, por lo que se dio a la tarea de emprender numerosas giras por Europa, visitando a monarcas y a altos jerarcas de la iglesia, pidiendo ayuda material y espiritual para los misioneros en el continente africano. Entró en 1867 y 1872 estableció dos institutos para misioneros, uno para hombres y otro para mujeres, que más tarde fueron conocidos como los misioneros y hermanas Combonianas. Daniel Comboni participó en el Concilio Vaticano I, como el teólogo del obispo de Verona, y fue capaz de convencer a 70 obispos de firmar una petición para la evangelización de África Central: Postulatum pro Nigris Africæ Centralis. El 2 de julio de 1877, Comboni fue nombrado Vicario Apostólico de África Central, y fue nombrado obispo en agosto de 1877.
En los años siguientes, una serie de catástrofes naturales, seguidas por hambrunas sin precedentes en África, llevaron a las misiones al borde del fracaso, y en 1880, Comboni emprendió su octavo y último viaje al continente africano, para motivar a los misioneros supervivientes. En 1881, fue sorprendido por una fuerte tormenta en medio de la selva y contrajo una seria enfermedad, que lo llevó a la muerte el 10 de octubre de 1881. El padre Daniel Comboni fue beatificado por el Papa Juan Pablo II el 17 de marzo de 1996 y fue posteriormente canonizado por el mismo pontífice el 5 de octubre de 2003.
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