Nacido el 8 de mayo de 1786 en Dardilly, cerca de Lyon, de una familia de agricultores, Juan María Vianney vive una infancia caracterizada por el entusiasmo y el amor de sus padres.
Comienza a los 20 años a prepararse al sacerdocio con muchas dificultades. Fue ordenado sacerdote en 1815.
En 1818, es envíado a Ars. Allí, despierta la fe de sus feligreses por sus predicaciones, pero sobre todo por su oración y su manera de vivir. Se siente pobre ante la misión que debe realizar, pero se deja llevar por la misericordia de Dios. Restaura y embellece su iglesia, funda un orfelinato: "El Providence" y se preocupa de los más pobres.
En 1818, es envíado a Ars. Allí, despierta la fe de sus feligreses por sus predicaciones, pero sobre todo por su oración y su manera de vivir. Se siente pobre ante la misión que debe realizar, pero se deja llevar por la misericordia de Dios. Restaura y embellece su iglesia, funda un orfelinato: "El Providence" y se preocupa de los más pobres.
Muy rápidamente, su reputación de confesor le atrae numerosos peregrinos que vienen a buscar ante él el perdón de Dios y la paz del corazón. Ante las muchas pruebas y combates, guarda su corazón arraigado en el amor de Dios y de sus hermanos; su única preocupación es la salvación de los almas. Sus catequesis y sus homilías hablan sobre todo de la bondad y de la misericordia de Dios. Murió el 4 de agosto de 1859.
Beatificado el 8 de enero de 1905, fue declarado el mismo año patrono de todos los párrocos de Francia. Canonizado por Pío IX en 1925 fue proclamado en 1929 “Patrono de todos los párrocos del mundo”.
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