Lindalva Justo de Oliveira nació 20 de octubre de 1953 en Sitio Malhada da Areia, en una zona muy pobre de Río Grande del Norte, Brasil. El padre João Justo da Fé, un granjero viudo. Su segundo matrimonio fue con María Lúcia de Oliveira. La pequeña Lindalva fue la sexta de 13 niños. Lindalva fue bautizada el 7 de enero de 1954.
Su familia no era pudiente, pero era rica en la fe cristiana. João mudó a su familia a Açu para que sus niños pudieran asistir a la escuela, y después de muchos sacrificios él consiguió comprar una casa donde la familia reside hasta hoy.
Siguiendo el buen ejemplo de su madre, Lindalva demostró una inclinación natural hacia los niños más pobres y compartió mucho tiempo con ellos.
Durante su juventud trabajó en ventas y como cajera en una estación de gasolina, enviando algo de su salario a casa para ayudar a su madre. Todos los días después del trabajo, Lindalva visitaba un asilo de ancianos.
En 1982, mientras ayudaba amorosamente a su padre en los últimos meses de su enfermedad terminal, meditó en serio sobre su vida y decidió servir a los pobres. Se registró entonces en un curso de enfermería, pero también disfrutó esas cosas típicas de la juventud: hacer amistades, lecciones de guitarra y estudios culturales.
En 1986 participó en actividades vocacionales de las Hijas de Caridad. Después de que recibió el Sacramento de Confirmación en 1987, Lindalva solicitó ser admitida por dicha congregación. En la Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, 11 de febrero de 1988, ingresó al noviciado.
El 29 de Enero de 1991 Sor Lindalva fue asignada a atender a 40 pacientes terminales, todos hombres, en el centro de salud municipal en Salvador da Bahia. Emprendió las tareas más humildes y buscó servir a aquéllos que más sufrían tanto espiritual como materialmente animándolos a la recepción de los sacramentos. Sor Lindalva cantaba y oraba con ellos, e incluso pasó las pruebas de conducción para poderlos sacar a pasear.
Durante Enero de 1993, un tal Augusto da Silva Peixoto, un varón de 46 años de edad, de un carácter irascible, usando una recomendación logró ser admitido en las instalaciones aunque él no tenía ningún derecho para estar allí. Sor Lindalva lo trató con la misma cortesía y respeto que a los otros pacientes, pero él se enamoró de ella.
Ella se distanció prudentemente de él y era muy cuidadosa al tener que atenderlo. No obstante, él expuso explícitamente sus intenciones lujuriosas hacia ella. Una simple solución hubiera sido que Sor Lindalva dejara el lugar, pero su amor por los ancianos la hizo declarar, "prefiero verter mi sangre que dejar este lugar."
Por el 30 de Marzo los acosos de Augusto se pusieron tan insistentes y aterradores que ella buscó la ayuda de un oficial de seguridad para frenar a este paciente desobediente. Aunque él prometió mejorar su actitud y conducta, se llenó de tal odio y venganza que desarrolló un plan asesino.
El 9 de abril de 1993, Viernes Santo, Sor Lindalva tomó parte del Vía Crucis parroquial a las 4:30 por la mañana. Tipo 7 de la mañana regresó a su trabajo para preparar y servir el desayuno como lo hacía todos los días. Mientras ella servía el café, Augusto se acercó y clavó un cuchillo sobre su cuello.
Cayó al suelo y llorando repetía varias veces "Dios me protege". Los pacientes corrieron buscando protección. Envuelto en un rapto demente Augusto la apuñaló 44 veces, "¡debí de haber hecho esto antes!".
Tranquilizándose entonces de repente, se sentó en un banco, limpió el cuchillo en sus pantalones, lo tiró en la mesa y exclamó: "¡Ella no me quiso!", y volviéndose al doctor, dijo, "Puede llamar a la policía, no huiré; hice lo que tenía que hacer".
Al día siguiente, Sábado Santo, el Cardenal Lucas Moreira Neves, O.P., Primado de Brasil, celebró el entierro de la hermana de 39 años de edad y comentó: "Unos pocos años fueron suficientes para que Sor Lindalva coronara su vida religiosa con el martirio."
El 2 de Diciembre de 2007 fue beatificada en San Salvador da Bahía (en el Estadio de Barradão) por el Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Cardenal José Saraiva Martins, delegado para este fin por Su Santidad Benedicto XVI.
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