GASPAR BERTONI nació en Verona, en la República de Venecia, el 9 de octubre de 1777, hijo de Francis Bertoni y Brunora Ravelli de Sirmione. Fue bautizado al día siguiente por su tío abuelo, Fr. James Bertoni, en la iglesia de la parroquia de San Pablo, en el Campo Marzo de la sección de Verona.
En ambos lados de la familia, se ejercía la profesión de "Notario", y en un viejo documento legal, puede verse que la familia era bastante rica. Pero aun más aun rica, era sin embargo, la práctica de la fe.
A consecuencia de la temprana muerte de su pequeña hermana, Gaspar siguió siendo el único hijo. Tuvo el beneficio de una educación excelente, tanto en su casa como en la escuela de San Sebastían que era dirigida por la municipalidad luego de la supresión de los Jesuitas. Ellos, sin embargo, continuaban enseñando el enseñando y también dirigiendo la Congregación Mariana. El joven Bertoni ingresó aquí bajo la influencia de de Fr. Louis Fortis quien luego habría de ser el primer General de los Jesuítas luego de la reintegración de la Compañía de Jesús.
Como fruto de la gracia de su primera comunión, a edad de 11 años, Gaspar Bertoni fue llamado a una vida de unión mística. Su vocación al sacerdocio maduró, y a las 18 años, entró en el seminario. Asistiendo al curso teológico como un estudiante externo, él encontró en su profesor de teología moral, Fr. Nicolás Galvani, un director espiritual excelente.
Durante su primer año de teología, fue testigo de la invasión de los ejércitos franceses, (1 de junio de 1796). Esto era el principio de un periodo de 20 años de gran lucha para su ciudad natal. Inspirado por su profunda caridad, se dedicó a la ayuda de los enfermos y heridos, como un miembro de la Fraternidad del Evangelio para los Hospitales que había sido creada por el Siervo de Dios Fr. Peter Leonardi.
A su ordenación sacerdotal (el 20 de septiembre de 1800), se encontró en un mundo con necesidad de mucha ayuda para solucionar los serios problemas que perturbaban el alba de un nuevo siglo.
Se dedicó con todos su energías y gran habilidad organizativa a su nueva misión pastoral. Estableció un Oratorio bajo la forma de una "Cohorte Mariana", que tenía fomo meta el cristianizar y formar a los jóvenes. Todas esas organizaciones fueron suprimidas por un decreto de Napoleon (1807), y Fr. Bertoni guardó sus planes para tiempos mejores.
Entretanto, él tomó la dirección espiritual de una comunidad fundada en aquel entonces por Santa Magdalena de Canossa en el Convento de San José (mayo de 1808), aquí conoció a la Sierva de Dios Leopoldina Naudet, a quien él guiaría espiritualmente a lo más alto del misticismo del santo abandono y en la fundación de las Hermanas de la Sagrada Familia. Él extendió esta faceta de su ministerio a otra Sierva de Dios, Teodora Campostrini, de noble cuna, quien también estaba en la etapa de discernimiento de su vocación, para la fundación de su Comunidad, la de las "Hermanas Mínimas" de la Caridad de la Madre Dolorosa.
En su espíritu de abandono a Dios, y servicio a la Iglesia, Bertoni fue guiado por el Espíritu Santo para fundar una Congregación llamada de los "Estigmatinos" quienes quiso que fueran "Misioneros Apostólicos para Ayudar a los Obispos".
El 4 de noviembre de 1816 se mudó con otros 2 religiosos a la casa de los estigmas de San Francisco, de la cual derivó parte del nombre de su congregación y en ella interiorizó sobre la meditación de los estigmas de Jesucristo, se abrió una escuela gratuita con otros servicios gratuitos a la comunidad.
Gaspar Bertoni cayó gravemente enfermo, y mientras era atendido en la enfermería de la casa generalicia, dijo sus últimas palabras: "Preciso sufrir". Pronunciando estas palabras, murió el dia 12 de junio de 1853.
Fue canonizado el 1 de noviembre de 1989 por Juan Pablo II.
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