Nació la Santa el 22 de julio de 1647 en la pequeña aldea de Lautecour (Francia). Tras fallecer su padre fue internada en un pensionado de Clarisas. Desde entonces empezó a vivir una vida de sufrimiento que supo encauzar hacia el Amor de Dios: “Sufriendo entiendo mejor a Aquél que ha sufrido por nosotros”, decía.
Tuvo una enfermedad que la inmovilizó y de la que se curó milagrosamente por intercesión de la Virgen María: “La Santísima Virgen tuvo siempre grandísimo cuidado de mí; yo recurría a Ella en todas mis necesidades y me salvaba de grandísimos peligros...”. El 20 de junio de 1671, con 24 años, ingresa en la Visitación de Paray-le-Monial.
“Estando yo delante del Santísimo Sacramento me encontré toda penetrada por su Divina Presencia. El Señor me hizo reposar por muy largo tiempo sobre su Pecho Divino, en el cual me descubrió todas las maravillas de su Amor
y los secretos inexplicables de su Corazón Sagrado.” (Santa Margarita María)
En la festividad de San Juan Evangelista de 1673, Sor Margarita María se encontraba en adoración ante el Santísimo Sacramento. En ese momento tuvo el privilegio particular de la primera de las cuatro grandes revelaciones con manifestaciones visibles del Sagrado Corazón de Jesús. A partir de esta primera revelación y hasta su muerte, Sor Margarita María sufriría todos los primeros viernes de mes una reproducción de la Llaga del Costado de Cristo.
“El Divino Corazón se me presentó en un trono de llamas, mas brillante que el sol, y transparente como el cristal, con la Llaga adorable, rodeado de una corona de espinas y significando las punzadas nuestros pecados, y una cruz en la parte superior, la cual significaba que, desde los primeros instantes de su Encarnación, es decir, desde que se formó el Sagrado Corazón, quedó plantado en él la cruz, quedando lleno, desde el primer momento, de todas las amarguras que debían producirle las humillaciones, la pobreza, el dolor, y el menosprecio que su Sagrada Humanidad iba a sufrir durante todo el curso de su Vida y en Su Santa Pasión”. (Santa Margarita María)
Las gracias sobrenaturales con que fue favorecida le causaron al principio incomprensiones y juicios negativos hasta que, por disposición divina, fue puesta bajo la dirección espiritual de San Claudio de la Colombiére, Jesuita. En el último periodo de su vida, elegida Maestra de novicias, tuvo el consuelo de ver difundida la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, y los mismos opositores de un tiempo atrás se convirtieron en fervorosos propagandistas. Murió a los 43 años de edad, el 17 de octubre de 1690. Fue canonizada el 13 de mayo de 1920 por el Papa Benedicto XV.
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