Santa María Magdalena Postel. Nació el 28 de noviembre de 1756, en Barfleur, un pueblo de pescadores en Normandía, al noroeste de Francia; en vida le tocó padecer los desmanes de la Revolución Francesa.
Fue bautizada con el nombre de Julia. A la edad de 9 años perdió a sus padres. Ingresó entonces al monasterio benedictino de Valognes.
Al poco tiempo dejó el convento para ayudar a muchachas sin recursos en su lugar natal, donde luego fundó una escuela. Además le gustaba enseñar el catecismo a los niños.
Cuando estalló la Revolución en 1789 y las órdenes religiosas fueron suprimidas, Santa María Magdalena Postel se dedicó durante diez años a la peligrosa labor de esconder a sacerdotes fugitivos, y de ayudarlos a huir a Inglaterra.
En 1798 ingresó a la Tercera Orden Franciscana, pero prosiguió su fecunda labor educativa. A los pocos años fue nombrada directora de una escuela en Cherburgo a la que acudían 300 niños, una experiencia que marcó positivamente su vocación.
Fundó en 1807 el Instituto de las Hermanas de las Escuelas Cristianas de la Misericordia, siguiendo las reglas de San Juan Bautista de La Salle, cuya principal labor era educar a los más pobres.
No obstante, debido a la turbulencia de la época, no consiguió una Casa Matriz para su congregación sino hasta 1832, cuando logró adaptar una antigua abadía benedictina en St-Saveur-le-Vicomte. Murió santamente el 16 de julio de 1846.
Fue canonizada por el papa Pío XI, en 1926. En la actualidad la congregación por ella fundada lleva su nombre: Hermanas de Santa María Magdalena Postel.
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