La Hna. Agustina se caracterizó por tener una gran vocación de servicio con el que más lo necesita. En el año 1987 se trasladó a la zona de emergencia en La Florida, Perú en donde la Congregación permanecía hace más de 11 años. Acá trabajó con la joven y la mujer del campo, realizando actividades como orar, tejer y trabajo de repostería.
El 27 de septiembre de 1990, estaba en la comunidad enseñando a un grupo de niñas a preparar dulces. Integrantes del grupo Sendero Luminoso entró en el pueblo. Todas las personas del lugar fueron convocadas a una reunión en la plazuela. La Hna. Agustina demoró porque había ido a conseguir algunos limones y, cuando llegó, la joven que le había ordenado ir a la reunión, dijo “esta religiosa no me ha obedecido”, por lo que fue obligada a salir al centro de la reunión junto con otros cinco pobladores.
Fue acusada de hablar de paz, distribuir alimentos y trabajar con los asháninkas (tribus nativas). Fueron asesinando a los lugareños que estaban delante con ella y la hicieron silenciarse cuando pidió que terminase la violencia y masacre. Se convirtió en la primera religiosa mártir asesinada deliberadamente por Sendero Luminoso.
Fue beatificada el 07 de mayo de 2022, durante el Pontificado del Papa Francisco.