Elmina Paz de Gallo nació en la ciudad de Tucumán, el 10 de Septiembre de 1833, hija de Manuel Paz y Dorotea Terán. Contrajo matrimonio a la edad de 24 años, con Napoleón Gallo, hombre de fuerte militancia política, nacido en la provincia de Santiago del Estero, ciudad en la que vivieron durante siete años. Fruto de este matrimonio, fue su hija María Jesús, quien murió a los tres años de edad.
Acompañó a su esposo en las vicisitudes de la inestable vida política de la segunda mitad del siglo XIX. Napoleón Gallo, murió el 1 de Junio de 1886, a la edad de sesenta y siete años, luego de una larga y penosa enfermedad.
Elmina se caracterizó por un profundo sentido de solidaridad, su casa estaba abierta a todo pobre, se preocupaba por todo abandonado de la sociedad, mendigos, enfermos, ancianos, huérfanos. Se comprometió en numerosas asociaciones caritativas, espacios en donde asumió un gran protagonismo.
El verano de 1886-87 encontró a Tucumán en una crisis sanitaria provocada por una epidemia del cólera que afectó a toda la población, especialmente a los sectores populares y rurales. La magnitud del flagelo superó las posibilidades de control del Estado provincial. La Iglesia local y diversas asociaciones se abocaron a la tarea de asistencia en favor de los damnificados, sin que se pudiera resolver el problema de atención de las víctimas pequeñas.
La urgencia por solucionar el vacío institucional y encontrar un lugar adecuado para atender a los huérfanos, motivó al fraile dominico Ángel María Boisdron, a que solicitara ayuda para los niños, a Elmina Paz de Gallo, quien a pesar de su reciente viudez no dudó en disponer de sus bienes, transformar su vivienda para acoger a los necesitados y aún más, asumir personalmente el cuidado de los huérfanos.
Cuando Elmina Paz dio inicio a su obra, transformó su vivienda en asilo el 28 de diciembre de 1886, respondió mucho más de lo esperado. “No sólo con mi dinero sino con mi vida toda ayudaré a estos niños huérfanos… Mi casa será la de ellos…”, fueron las palabras que dirigió a Fr. Ángel María Boisdron, expresando el deseo más profundo de su corazón.
Elmina murió en Tucumán el 2 de noviembre de 1911 y fue reconocida como una santa por entregar su vida para salvar a muchos.
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