Teresa Rondón Asencio (Enriqueta) nació en Barcelona el 26 de febrero de 1863.Los primeros años de vida de Enriqueta transcurrieron en medio del sufrimiento de la orfandad. No fue reconocida por su propia madre, su padre también siguió de cerca los avatares de su hija, pero tampoco hizo pública su paternidad.
Sin embargo, Dios iba cuidando a Enriqueta y la iba dirigiendo por el camino de la fe. A los 14 años, la joven encontró refugio en un internado. Allí de bajo la protección de la virgen del Buen Consejo, busco la ayuda de Dios se encontró con El, confió en El y dejo invadir por su gracia. En el internado, Enriqueta hallo la paz que tanto anhelaba y necesitaba, y aprendió a analizar la vida desde los valores del Evangelio. Inspiraba en la sencillez de la espiritualidad franciscana, comenzó a soñar con una Congregación que mitigara la marginación en la que se encontraban muchas niñas, especialmente las hijas de mujeres privadas de su libertad por uno u otro motivo.
Dios fue guiando los pasos de Enriqueta y la condujo ante el ilustre obispo de Astorga, don Vicente Alonso Salgado, quien aprobó su proyecto y la acogió en su diócesis. Su sueño paso a la realidad fundar la “Congregación de las Franciscanas de Nuestra Señora del Buen Consejo “, bajo el amparo de la Virgen María, Madre del Buen Consejo, y siguiendo los pasos de San Francisco de Asís, desde ese momento se empezó a llamar Teresa.
A pesar de su infancia y adolescencia carentes del amor, de cercanía, de calor de hogar, Dios forjó en Teresa Rondón una personalidad capaz de superar a todos los problemas sin traumas, y le enseño a mirar el futuro por encima de las miserias humanas en que había vivido. Acompañada de otros jóvenes, comenzó a vivir como grupo carismático el 14 de febrero de 1896 en Astorga (León).
Las jóvenes se entregaron a las necesidades del prójimo, mitigando cualquier sufrimiento; pero, a la vez, mantuvieron siempre encendida la llama del cuidado y la educación de las niñas más pobres, procurando evitar que la injusticia y el egoísmo las lleve a una marginación sin retorno.
Teresa recibió por sus ideales: porque el amor de Dios y el servicio a los hombres fuesen una realidad
En sus hijas. Pero el señor quiso llevárselas de los trabajos de la vida al descanso de la vida eterna el 28 de diciembre de 1903, a los 41 años de edad. Sus restos reposan en Pozuelo de Alarcón, Madrid.
En su paso por este mundo, la madre Teresa Rondón derramo muchas bendiciones y sembró vida a su
alrededor. Por ello, desde 1992 está en marcha un proceso para su beatificación. Ahora nos toca seguir sus huellas, para lograr ser lo que Dios quiere que seamos.
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