Nació en 1530, en el pueblo de Belinchón, Cuenca, España. Fue hijo del Doctor Barzana y de María Catalina Gutiérrez. Alonso era el mayor de cuatro hermanos y al fallecer su padre asumió la responsabilidad de la familia, motivo por el cual tuvo que postergar su ingreso a la Compañía de Jesús. Tuvo una infancia itinerante y, fallecido su padre en Alcaudete (Jaén) cuando tenía quince o dieciséis años, se trasladó con su madre y hermanos al pueblo de Baeza. Estudió en la Universidad y obtuvo los grados de Bachiller en Artes en 1551, Licencia en Artes en 1555, Bachiller en Teología en 1557 y Maestro en Artes en 1559.
Se ordenó de sacerdote en Granada, el 28 de mayo de 1555. Sus primeros años de ministerio sacerdotal lo ejerció en los pueblos de la Región de Andalucía. En Baeza predicó con mucha eficacia y grande crédito en las escuelas y en la ciudad.
La motivación principal y fundamental de su vocación es sentir el llamado de Jesucristo a una vocación misionera cuando escuchó, estando estudiando Teología, una carta de Francisco Javier desde las Indias orientales a sus compañeros de Roma fechada el 15 de enero de 1544. Se siente feliz en la Compañía, pero le parece que pierde el tiempo predicando en la ciudad de Sevilla, una ciudad tan bien atendida espiritualmente por centenares de predicadores y confesores.
“Deseando, pues, ser instrumento de la gloria de este Señor en bien de las ánimas, cuyo bien desea”. “Porque ¿dónde podría yo mejor emplearme y acabar la vida?, ¿Dónde mejor hallaría los fines de nuestro Instituto?… Si mayor bien de las ánimas, ¿dónde más ancho campo? Si mayor padecer, ¿dónde padecer igual?… esto que tengo ofrezco deseoso que no quede en mis venas gota de sangre que no se emplee en el remedio de tan grandes miserias. (Cf. Monumenta Peruana I, 86).
Escribió varias cartas al P. General Francisco de Borja solicitando ser admitido al Noviciado y ser luego enviado a territorios de misión. Ingresó a la Compañía de Jesús, en el Noviciado de Sevilla, de la Provincia de Andalucía, el 28 de agosto de 1565, a los 35 años de edad.
En 1569 fue enviado por el Padre General Francisco de Borja al Perú, en la armada del Virrey Francisco de Toledo, con la segunda expedición integrada por doce jesuitas Sacerdotes, Hermanos y Estudiantes, que empezaron a formar parte de la Provincia del Perú. Salieron de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) el 19 de marzo de 1569 y llegaron al puerto del Callao el 8 de noviembre de 1569. En esos meses de navegación empezó a estudiar la lengua quechua en la gramática del dominico fray Domingo de Santo Tomás, publicada en 1560, continuando luego en Lima este aprendizaje de la lengua de los indios naturales del Perú. Los misioneros jesuitas experimentaban la certeza de ser enviados por Dios, al recibir el destino del Padre General, por medio de la obediencia religiosa, como resultado de un serio y prolongado discernimiento, propio de la espiritualidad ignaciana y vida en la Compañía de Jesús. Al mismo tiempo experimentando su insuficiencia personal, el ser impedimento, pero manifestando una gran confianza en la gracia de Dios, recibida como un don especial.
Lima: Al llegar a Lima comenzó a predicar e inmediatamente empezó a gozar de buena fama y solicitó al Provincial del Perú ser enviado a evangelizar a los indios. Empezó a trabajar en las doctrinas de Santiago del Cercado (1569), a las afueras de Lima, que era una extensión del Colegio de San Pablo y al año siguiente en la Doctrina de Huarochirí (1570), también dependiente de Lima.
Cusco y Juli: Poco tiempo después en 1571 es enviado a la ciudad del Cusco para continuar su misión evangelizadora y misionera, dedicándose por entero al ejercicio de su ministerio sacerdotal con los indios naturales del Perú y con los españoles. Se ganó el respeto de todos, españoles e indígenas, y fundó junto con otros dos Padres la Cofradía del Nombre de Jesús, con sede en la llamada “Capilla de los Indios”, al lado izquierdo del Templo de la Compañía, hoy llamada Capilla de Nuestra Señora de Loreto. También predicó en la zona del lago Titicaca, en Chucuito y en 1576 fue enviado a la Doctrina de Juli.
Bolivia: En diciembre de 1582 fue enviado a Bolivia, a la ciudad de Potosí. Fue uno de los fundadores del Colegio de La Paz, inaugurado el 29 de septiembre de 1582. En 1583 la Audiencia de Charcas (actual Sucre) lo nombró Catedrático y Examinador diocesano de quechua, aymara y puquina.
Argentina: En 1585, a petición del Obispo de Tucumán, Francisco de Vitoria, O.P, se abrió a la Compañía de Jesús un nuevo campo de trabajo en el norte de la actual Argentina. El Provincial envió a los PP. Francisco de Angulo y Alonso de Barzana a Santiago del Estero, donde se les unieron en 1586 tres padres procedentes del Brasil. Con uno de ellos, Manuel Ortega, el P. Barzana recorrió las tierras de los tobas, mocobíes y diaguitas, y de los chiriguanos (del sur boliviano). En Argentina recorrió diversas ciudades y pueblos empezando por Santiago del Estero el 26 de noviembre de 1585. Le gustaba referirse a los indios llamándolos con todo afecto “mis señores los indios”.
Paraguay: Pasó en 1591 a la Gobernación del Paraguay. El 8 de septiembre de 1594 escribió una carta desde Asunción al Provincial del Perú Juan Sebastián, dando cuenta de todas las regiones y los diversos pueblos que había recorrido en su trabajo misionero y que para entonces ya se encontraban constituidos, mostrando un profundo interés por la cultura y lenguas indígenas por medio de las cuales realizó su gran labor evangelizadora en estos territorios. Su trabajo se extendió hacia la región de los Calchaquíes y el Gran Chaco.
A principios de 1597, estando muy enfermo, el P. Provincial Juan Sebastián le mandó regresar a Lima para ser mejor atendido, restablecer su salud y recuperar fuerzas. Durante su viaje de regreso al Perú, al pasar por la ciudad del Cusco, camino a Lima, y después de un mes en el Cusco, falleció entre la noche del 31 de diciembre de 1597 y la madrugada del 1 de enero de 1598, en olor de santidad, en el Colegio de la Compañía de Jesús, con gran paz y serenidad de conciencia, a los 70 años de edad, 43 de sacerdocio, 33 de Compañía y 22 de Últimos Votos. Fue enterrado en el Colegio de la Compañía de Jesús. Toda su vida fue una continua misión. Se le conoció como el “Apóstol de los indios” y “Modelo de misionero”.
Gracias a su infatigable e incansable celo apostólico, a su profunda vida espiritual, a las experiencias místicas y virtudes personales, a su ser hombre virtuoso y santo, hicieron que al morir en Cusco se empezara a hablar sobre su fama de santidad. En el norte argentino y luego en el Paraguay se le llegó a conocer como “el Padre Santo”.
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